martes, 29 de junio de 2010

Shutter Island (2010)


Martin Scorsese es uno de esos pocos directores aún vivos a los que es imposible criticar una película alegando que es mala. Gustos hay para todo, y subjetividad también, pero, siendo objetivos, no se me ocurre un solo ejemplo. Incluso propuestas consideradas “menores” como Al límite (Bringing Out the Dead, 1999), sobre la que, no obstante, siempre he tenido mucha simpatía, demuestran un amor por el cine en cada plano, en cada interpretación, en cada partitura de la banda sonora, que las alejan de la media de calidad en la cartelera de sus respectivos años de estreno. La nueva etapa de Scorsese, en la que ha estado unido como una lapa a Leonardo DiCapario, cumple lo escrito en estás líneas. Ni Gangs of New York (2002) ni El aviador (The Aviator, 2004) me resultaron grandes obras, pero tampoco las falta nada para poder ser consideradas, en mayor o menor medida, buenas películas. Con Infiltrados (The Departed, 2006) si consiguió un thriller potente y casi redondo, aunque al ser un remake de Juego sucio (Infernal Affairs, 2002), con no pocos momentos directamente calcados, pierde merito. Tras cuatro años, en los que rodó un documental sobre los Rolling Stone, Shine a Light (2008), y el episodio piloto para la inédita Boardwalk Empire, el cineasta ha vuelto a contar con DiCaprio para, además, dar cierto giro en su carrera. El resultado es Shutter Island.


A partir de una novela de Dennis Lehane, reputado escritor de novelas también adaptadas como Mistyc River (2003) o Adiós pequeña, adiós ( Gone Baby Gone, 2007), el director neoyorkino ha recurrido, por segunda vez en toda su filmografía, a un acercamiento nada disimulado a un cine de suspense que bordea el terror. La otra, con la notable El cabo del miedo (Cape Fear, 1991), solo estaba de paso. Shutter Island, sin embargo, es una completa pesadilla kafkiana, con elementos de terror gótico inclusive. Un relato, también de locura, pero mucho más complejo y estudiado. Tanto que es fácil considerar su nueva obra como la cumbre de su nueva etapa. Y es que, desde el primer minuto, todo aquel que tenga amor por el cine se sentirá envuelto por la apabullante factura y gusto por el detalle. Por la narración calmada pero sugestiva y por una dirección de actores brillante. Es más, por si todavía quedaban dudas (creo que no, pero siempre los hay quejicosos), DiCaprio ha alcanzado una madurez total como interprete. Irreconocible ya como ídolo de adolescentes, transformado a golpe de elegir buenos guiones, de trabajar con los mejores, y de, en definitiva, tomarse en serio su carrera. Su presencia no queda pequeña ante monstruos de la cámara como Max Von Sydow, Ben Kingsley, Patricia Clarkson, Elias Koteas, el cada vez mejor Mark Ruffalo y un impactante Jakie Earle Haley. Tampoco está nada mal Michelle Williams en un papel, el de la esposa de DiCapario, que, sin contar nada, se puede entender con el eje central del peso de la trama.


Precisamente, con eso de no contar nada, se ponen las cosas difíciles a la hora de hablar sobre Shutter Island. Cualquier cosa que diga o deje a la intuición puede desvelar alguna que otra sorpresa. No obstante, una vez empiezas a ver la película, hay que tener muy claro dos cosas: a) Nada es lo que parece...o puede que si. El caso es que el juego que propone el guión podrá parecer tramposo en algunos momentos, sobrecogedor en otros, confuso y / o complejo en otros tantos. Todo vale, probablemente, para lo que tiene en mente Scorsese: volvernos igual de locos que los personajes que pueblan las celdas en la isla, y b) Hay que evitar hacerse demasiadas preguntas en cuanto al raccord. Si, es cierto que hay cigarros que en una toma están recién encendidos y en la siguiente ni siquiera están; hay vasos de agua llenos y una toma después vacíos. Hay, de acuerdo, una oleada un tanto extraña de “fallos”. Pero, ¿de veras alguien cree que un perfeccionista como Scorsese, trabajando con los mejores script y montadores del Hollywood actual, sería capaz de permitir que tantos supuestos errores llegasen a la pantalla? ¿No tendrá que ver en todo ello el estado de paranoia, confusión y ambiguas realidades que supone el relato?

Valoración (0 a 5): 4



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viernes, 25 de junio de 2010

Rampage (2009)


Todavía estoy asimilándolo. Cuando encontré de casualidad esta película circulando por la red, leí su sinopsis y pensé que podría estar curiosa. Ahora bien, leyendo su ficha artística comprobé que su productor, guionista y director era nada menos que Uwe Boll. Después de eso, mis ganas de verla fueron a parar bajo tierra. Aún así, en uno de esos ratos en los que no sabes que hacer y te apetece ver algo cutre, por instinto masoquista o lo que sea, decidí darla una oportunidad. Y vaya sorpresa. Nunca creí que aplaudiria algo perpetrado por el responsable de House of the Dead (2003), Alone in the Dark (2005), BloodRayne (2005) o En el nombre del rey (In the Name of the King: A Dungeon Siege Tale, 2007). Nunca pensé que el hombre que se pelea con críticos de cine y bloggers frikis en un ring de boxeo podría hacer algo más que destruir el nombre de reputados videojuegos con sus adaptaciones salchicheras. Pero, mira por donde, Boll se puso serio con este Rampage, y aunque sea por una vez ha hecho que yo, y a buen seguro muchos más, nos traguemos los prejuicios y nos rindamos ante lo que se siendo objetivos se debe calificar como una buena película, incluso notable, y realizada con un par de pelotas.


Esta vez no ha adaptado ningún videojuego, aunque el guión guarda influencias de varios. Sin ir más lejos, parece una vuelta de tuerca a cualquier GTA o Saints Row en los momentos en los que, en lugar de realizar misiones, te puedes dedicar libremente a masacrar ciudadanos por las calles. De todos modos, Boll lo ha adornado con una carga crítica que la asocia con aquel maravilloso Un día de furia (Falling Down, 1993), salvando las distancias. Digo salvando las distancias, puesto que en Rampage la acción y dicha crítica se lleva hasta sus últimas consecuencias, a parte de variar en mucho los modos de actuar del protagonista. En aquella, Michael Douglas no terminaba de estar bien del coco, pero su particular guerra contra la poca lógica de nuestra sociedad no se centraba en masacrar inocentes. Boll prefiere pasar del drama o del dialogo, y se centra en una guerra urbana tan gratuita como malsana. Su pretendido justiciero es un completo desequilibrado, que decide actuar en lugar de hablar. Decide salir a la calle, armado hasta los dientes y protegido por una armadura, y rebajar el número de una población que aumenta cada día pese a que la pobreza y el hambre crecen de forma vertiginosa.


Debe ser que Boll ha ido adquiriendo práctica haciendo memeces durante estos años, y una vez adquirida, ha cogido un poco de dinero, unos actores desconocidos pero muy eficaces (atención al protagonista, Brendan Fletcher), se ha currado un guión impactante y con más mensaje racional e inteligente del que se pueda ver a simple vista, y lo ha clavado. De hecho, hace poco hablaba de la también recomendable Kick-Ass (2010), y de cómo algunos críticos clamaban al cielo por su inmoralidad y poca responsabilidad para con los espectadores. Esos mismos críticos clamarían más allá del cielo si vieran Rampage. Y también los que tildaban de fascista, sin razón, aquella obra maestra titulada Irreversible (2002), o los que vieron ultra reaccionaria, sin ir más lejos, la citada Un día de furia. Para todos ellos, Rampage será una ofensa a su moral barata. Para los demás, sólo nos queda agachar la cabeza y, aunque puede que sea sólo por esta vez, reconocer lo evidente: Uwe Boll ha hecho una buena película.

Valoración (0 a 5): 3,5



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Capsulas informativas


Aquí arriba tenéis el aspecto del nuevo Conan, que protagonizará Jason Momoa. La verdad es que no pinta mal, y su director, el normalmente eficaz Marcus Nispel, asegura que las dosis de violencia serán elevadas, así como el parecido con los cómics. Recordemos que el Conan que inmortalizó Arnold Schwarzenegger era una versión un tanto libre de las viñetas, por lo que Nispel, si hacemos caso de sus palabras, pretende hacer una adaptación de aquellos, y no un remake de las anteriores películas.

Tras su huida como director de The Hobbit, Guillermo del Toro ha hablado sobre su intención de dirigir Hellboy III y una nueva versión de Frankenstein, producida por la Universal. Ahora bien, son dos proyectos harto complejos desde el punto de vista económico, pues ni las dos anteriores de Hellboy fueron exitosas, ni la Universal anda muy contenta con el fiasco de El hombre lobo (The Wolfman, 2010). Del Toro asegura que se terminarán haciendo, aunque el proceso puede ser más largo de lo esperado.

Los hermanos Hughes, inmersos en su nuevo proyecto, la adaptación al cine con personajes reales de Akira, el mítico manga de Katsuhiro Otomo, han hecho unas declaraciones bastante decepcionantes. Han confirmado que Warner Bros les ha pedido que su versión pueda ser calificada PG13 en Estados Unidos. Por tanto, tendrán que suavizar el tono oscuro y la violencia del original, para que sea accesible a todo adolescente que pretenda pagar la entrada. Una pena. Akira será estrenada en dos partes, volúmenes, o como lo quieran llamar, aunque los Hughes sólo están dispuestos a dirigir la primera.


Parece que la gente de Paramount no se fía de Tom Cruise como lo hacían hace varios años. El que fuera uno de los actores más cotizados y estrella incontestable de las últimas dos décadas, tendrá que esperar a ver que sucede en taquilla con su última película, Noche y día (Knight and Day) para que Paramount considere factible el rodaje de Misión: Imposible 4. Y es que, entre la mala prensa que él mismito se buscó con la cienciología y sus salidas de tono cursis en televisión, lleva unos años sin llamar la atención como era costumbre. Si la citada Noche y día no se convierte en un éxito, se podría cancelar el rodaje de las nuevas aventuras del agente secreto, que cuentan con Brad Bird como director.

Hay que reconocer que Breck Eisner salvo la papeleta con The Crazies (2010), pero hay que tener en cuenta que la original de George A. Romero no es que fuese para tirar cohetes. Parece que Eisner se ha confiado y ha decidido hacer un salto al vacío: sigue sin mirar atrás con su remake de…1997, rescate en Nueva York (Escape from New York, 1981), uno de los clasicos más importantes del maestro John Carpenter. Y además, ahora dice que el mejor sustituto posible para Kurt Russel como el mítico Snake Pliskeen sería…Timothy Olyphant, que ya trabajó con él en The Crazies.

M.Night Shyamlan tiene nuevo proyecto tras finalizar Airbender, el último guerrero (The Last Airbender), de inminente estreno en las salas americanas. El titulo podría ser Tweleve Strangers, y ya hay posibles fichajes para los papeles importantes: Bruce Willis, Bradley Cooper y Gwyneth Paltrow. La trama viene a ser una especie de 12 hombres sin piedad (12 Angry Men, 1957) con elementos sobrenaturales, por lo que es fácil pensar que Shyamalan quiere regresar a lo que mejor sabe hacer después de su paréntesis familiar bañado de efectos especiales. No obstante, no escribirá el guión, y la labor será encomendada a Chris Sparling, responsable del libreto de la, a priori muy interesante, Buried.

miércoles, 23 de junio de 2010

¿Qué sucede con los nuevos blockbusters?


La temporada veraniega de 2010 en las taquillas está siendo decepcionante. Al menos, en Estados Unidos. Ya se sabe que por allá dicha temporada no empieza ahora, con el verano real, sino dos meses antes. Es la época del año, junto a las navidades, en la cual las grandes empresas sacan a flote su artillería pesada. Se entiende por ello, sus producciones más caras y / o aquellas con muchas papeletas para arrasar en taquilla. Los blockbuster, vaya. Uno detrás de otro se van estrenando, sobretodo, hasta el mes de julio, siendo agosto, salvo excepción, un mes más relajado. Pues bien, se puede decir que la temporada arrancó con Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland), y de forma espectacular. Hasta la fecha, casi al final de su recorrido, ha ingresado 334 millones de dólares en Estados Unidos, y un total de 1.019 millones en todo el mundo. La película más taquillera del año hasta la fecha, y con pocos rivales a la vista que la puedan batir, a excepción de una o dos de las que hablaré más adelante. Ahora bien, ¿que sucedió después? Pues que llegó la anunciada como el bombazo del verano: Iron Man 2. ¿Y que pasó con ella? Pese a un potente estreno con 128 millones, al final se tendrá que “conformar” con alrededor de 310 millones en su total de Estados Unidos, y una cifra similar en el resto del globo. ¿Es un mal dato? En el sentido estricto, por supuesto que no, pero 620-630 millones para una película de la que se esperaba (tanto analistas como sus propios responsables) un fenómeno comercial similar al de El caballero oscuro (The Dark Knight, 2008), saben a poco. De hecho, la primera entrega, con menos presupuesto y menos publicidad, dio la sorpresa rozando los 600 millones; La llegada de Shrek, felices para siempre (Shrek: Forever After) ha significado algo similar al caso de Iron Man 2. Está claro que, ni de lejos, se la puede calificar como fracaso. Al contrario, dará bastantes beneficios a sus responsables. Ahora bien, incluso con el añadido de las 3d (que eleva el precio de las entradas en torno a un 25%), se quedará a casi 100 millones de los 322 amasados por la tercera, y a más de 200 de los 441 millones de la segunda.


No obstante, como ya dije, en estos dos casos no se puede hablar, ni mucho menos, de fracasos. Tan solo de resultados por debajo de lo previsto, aunque considerándose éxitos. Les ha ido peor a un grupo de títulos estrenados de seguido durante las últimas semanas. Al menos, repito, dentro de Estados Unidos. Robin Hood, El príncipe de Persia, las arenas del tiempo (Prince of Persia: The Sands of Time), El equipo A (The A-Team) y Jonah Hex, cada una a su modo, se han dado de bruces con la taquilla. Lo curioso es que todas ellas están calificadas PG 13, al contrario que la restrictiva R. Es decir, que son lo suficientemente suaves como para que acceda a las salas publico de todas las edades. Pero, ni con esas, han terminado de llamar la atención. Vayamos por partes; Robin Hood y El príncipe de Persia tienen en común muchas cosas. Ambas son aventuras más o menos clásicas, ambas han costado 200 millones (que son posiblemente 100 más de lo que deberían y aparentan) y ambas adaptan / se basan en populares personajes de, valga la redundancia, la cultura popular. Y también tienen en común que en mercado local se han quedado por debajo de lo esperado. La primera terminará su recorrido con 105-110 millones, y la segunda luchará mucho para superar los 90 millones. Pese a cifras tan regulares y, solo en parte, inesperadas, en el resto del mundo la cosa las está yendo mucho mejor, por lo que se podrán salvar algunos muebles.


Aunque con menor presupuesto, 110 millones, El equipo A tampoco ha demostrado su supuesto potencial comercial en aquellos lares. Hace años, nadie imaginaría que la adaptación, en clave blockbuster, de una de las series más populares y nostálgicas de la historia televisiva entraría en la taquilla con unos mediocres 25 millones. Pero eso era hace años, y ahora los tiempos han cambiado. El género de acción pura y dura y “masculina”, es decir, con tíos rudos y creciditos y no adolescentes o eternos adolescentes, no está contando en muchos casos con el favor del publico…al menos a la hora de dejarse la pasta. Sin embargo, el mismo fin de semana se estrenó el nuevo Karate Kid y se convirtió, con 40 millones de presupuesto, en un espectacular sleeper que podría terminar sumando 200 millones sólo en Estados Unidos. Mientras, los del Equipo A se tendrán que conformar, si la cosa va bien, con 80-85 millones y de nuevo esperar a que el resto de países puedan dejar algún beneficio: ¿Y Jonah Hex? Aunque se trataba de un fracaso anunciado (y a esta no la va a salvar ningún mercado propio o foráneo), tampoco se esperaba que a tan bajo nivel. Es dudoso que en Estados Unidos supere los 12 millones, y aunque su presupuesto fue de “sólo” 50 millones, para dar algún beneficio debería recaudar en el resto del mundo, al menos, nueve veces esos 12 millones, y lo más probable es que se tenga que contentar si pasa de los 20. Algo parecido a lo que ha pasado con Splice, aunque ésta cuenta con 30 millones de presupuesto y no se trata de un filme comercial al uso ni de calificación PG13; Entre toda esta avalancha de malos o decepcionantes resultados, sólo una propuesta, Toy Story 3, consigue aplastar la taquilla con la fuerza esperable. De momento, 110 millones en su estreno que, gracias al magnifico boca a boca que está teniendo, podrían terminar pasando los 400 millones sólo en Estados Unidos, y quien sabe si los 1.000 a nivel mundial. En este sentido, Toy Story 3 es, junto al próximo Harry Potter, las únicas películas que, a priori, tienen puntos para superar a Alicia en la taquilla antes de terminar el año.  

Esperemos para ver que pasa con las propuestas que están por llegar. Origen (Inception), El aprendiz de brujo (The Sorcere´s Apprentice), La saga Crepúsculo: Eclipse (The Twilight Saga: Eclipse), Los mercenarios (The Expendables), Noche y día (Knight and Day), Gru, mi villano favorito (Despicable Me), Piraña 3d, Predators, Resident Evil, ultratumba (Resident Evil: Afterlife) o Airbender, el ultimo guerrero (The Last Airbender), se encuentran en el punto de mira de los analistas y los productores. Y es que, salvo excepciones (Eclipse) ya nadie se aventura a asegurar el éxito del cine esperado en mayor o menor medida para el verano 2010.

lunes, 21 de junio de 2010

Exam (2009)


La idea de meter varios personajes en un lugar cerrado y crear un conflicto entre ellos admite muchas vertientes. Ya sea en los géneros que aquí nos ocupan u otros, es un elemento muy solicitado por cineastas, normalmente como carta de presentación. Se presupone en estos inventos que no es necesario poseer grandes medios económicos. Es más, cualquiera con una cámara, varios actores no necesariamente profesionales y un lugar en el que rodar, puede fabricarse algo del estilo. Ahora bien, aunque por poder, pueda hacerse, se necesita talento para que el resultado sea, al menos, decente. Y no son tantos los ejemplos que podemos dar en cuanto a buenos resultados. Pero haberlos, los hay. Sin ir más lejos, en los últimos años hemos visto como Vincenzo Natali con Cube (1997), James Wan con Saw (2004) o en nuestro cine, Luis Pedrahita y Rodrigo Sopeña con La habitación de Fermat (2007), conseguían buenos resultados, ingeniosos y frescos, partiendo de presupuestos reducidos pero buenas ideas tanto visuales como de guión. No obstante, si hay una película que provoca la comparación con la que nos ocupa, esa es otra española, El método (2005), dirigida por Marcelo Piñeiro adaptando la obra de teatro El método Gronhölm. Aquella magnifica película, además de cosechar un importante éxito comercial, demostró como una entrevista de trabajo en una sala cerrada puede consentirse en un oscuro thriller de suspense en la que sus personajes optan por comportamientos poco menos maquiavélicos que los del villano de turno de cualquier producto de terror.


No estoy seguro si los responsables de Exam se vieron varias veces aquella película, pero lo que nos cuenta, salvo las necesarias variaciones, es algo muy similar. Tenemos ocho personajes, cuatro hombres y cuatro mujeres, de distintos orígenes étnicos y preparación, reunidos en una inquietante sala. Tienen ochenta minutos para hacer su examen. Pero la cosa se complica cuando, al dar la vuelta al folio que cada uno tiene en su mesa, no hay nada escrito en él. No hay preguntas, pero deben encontrar respuestas. Y esas respuestas, como vamos viendo a lo largo de la trama, se encuentran dispensadas en el mismo entorno en el que se encuentran, aunque no a la vista. Como es de esperar, la lógica y la conversación entre ellos cederán a los nervios e incluso la violencia, cuando la desesperación y el estrés contra reloj hagan acto de presencia. En ese sentido, Exam va más allá de lo que vimos en El método. Se va convirtiendo en un thriller claustrofóbico dónde la vida de los personajes deja de tener valor. Cosas de la crisis, o tal vez algo que tiene que ver con el futuro de sus propias vidas. La mejor forma de disfrutar de una película como Exam es dejándose llevar, en ocasiones con paciencia.


La palabrería no siempre es interesante, aunque de vez en cuando irrumpe un giro argumental que sorprende, o casi. Pero, a medida que avanza, tememos una cosa: ¿La que están liando se corresponderá, en interés, con lo que los guionistas hayan pensado para el desenlace? ¿Las respuestas a los acertijos valdrán la pena? Ahí es dónde falla. Y es que, como sucede no pocas veces en propuestas de este tipo, el desenlace imaginado por sus responsables puede no ser el mismo, al menos en contundencia, que ha ido creciendo en nuestra mente. Puede, por tanto, decepcionar. Más aún si nos da la sensación de que, seguramente, no tenían ni idea de cómo poner la ultima pieza. El recurso de alargar el clímax final, dar más explicaciones de la cuenta (algo usual en la citada Saw y sus secuelas) y que todo termine en una trivialidad, no borra los elementos de interés previos del comienzo y el desarrollo, aunque deja sensación agridulce. Luego ya, quien quiera sacar conclusiones en cuanto a la critica social al capitalismo, al mundillo trepa, al egoísmo e individualismo de la sociedad y demás, pues que lo haga. Con todo, Exam es una buena carta de presentación para su director y guionista, el ingles Stuart Hazeldine, y otro ejemplo de que, con poco dinero, pocos actores (aunque bastante correctos) y poco espacio, se puede sacar, siempre con un poco de talento, algo decente.

Valoración (0 a 5): 3

Próximas citas fantásticas del cine español

España nunca ha sido un país propenso a promocionar su cine fantástico. Entiéndase dentro de él, los géneros de terror, ciencia ficción y el propio fantástico. Tampoco ha habido muchos guionistas y directores acérrimos a ellos. Al menos, no les han dejado salir a la luz. Hay excepciones, claro. Es más, allá por los setenta el llamado fantaterror se hizo un hueco importante en la “industria” de nuestro cine. Fue un espejismo. Tanto que, hasta la actualidad, poco hemos podido ver relacionado con el fantástico. Durante la primera década del siglo XXI y lo poco que llevamos de la nueva, todo parece estar cambiando. Un nutrido grupo de cineastas jóvenes con mayor o menor talento se han empeñado en que esto crezca y se consolide tal como lo está en otros países desde hace mucho tiempo. Cierto es que, siendo sinceros y coherentes, muchas de las propuestas estrenadas no han tenido la calidad esperada, y otras, aún buenas, no se han hecho notar lo suficiente en las carteleras. Pero esto sigue avanzando, y que películas como, por citar ejemplos recientes, El laberinto del fauno (2006), El orfanato (2007), Rec (2007) y Rec 2 (2009), se hayan convertido en grandes éxitos de público y crítica, constituye un paso adelante por el buen camino. Además, cada vez se ve con más claridad el interés de Hollywood hacia los talentos foráneos para este tipo de cine. ¿Cuántas películas, y más aún buenas, de estos géneros se han estrenado en Estados Unidos con un director de su propio país?, muy pocas. Francia, Inglaterra, Japón, China, Alemania, y ahora España, entre otros, están viajando para cumplir los principales roles en proyectos importantes producidos por allá.

Propongo aquí una lista de algunas destacadas propuestas que irán llegando a los cines en los próximos meses, y algunas en 2011.



LOS OJOS DE JULIA


¿Qué es esto? La nueva producción de Guillermo del Toro con Belén Rueda como protagonista, tándem que dio muchas alegrías a la taquilla con El orfanato. Aunque también dentro del terror psicológico, Los ojos de Julia, si nos fiamos del trailer, se distancia lo suficiente de aquella para evitar comparaciones. Dirige Guillem Morales, el de El habitante incierto (2004).

¿De qué va? Julia viaja junto a su marido para visitar a su hermana, la cual sufre una enfermedad que la dejará en una ceguera total. Al llegar, descubren que su hermana se ha suicidado, y nadie del barrio está sorprendido por la tragedia. El caso es que Julia padece la misma extraña enfermedad de su hermana, y su ceguera irá apareciendo.



LA POSESIÓN DE EMMA EVANS


¿Qué es esto? España se a punta al carro del nuevo cine de exorcismos, aunque para la ocasión se ha tirado de interpretes extranjeros. El director, Manuel Carballo, estrenó no hace mucho El ultimo justo (2007) y trabajó, en otros derroteros, con la Fantastic Factory.

¿De qué va? Una joven, Emma, lleva una vida que no la convence. Se encuentra harta de sus estudios, de cuidar a su hermano y del trato de sus padres. Un día empieza a sentir que hay algo extraño en su interior, algo que no la deja comportarse siendo ella misma. Y puede que no sea un problema psicológico, sino una posesión demoníaca.



CAPITAN TRUENO Y EL SANTO GRIAL


¿Qué es esto? La esperada adaptación de uno de los clásicos del cómic español, creado por Víctor Mora. Ha tenido varios problemas, incluso se ha llegado a decir que su presupuesto se fijó en menos de lo previsto. Aún así, hay gran expectación con lo que pueda haber hecho el director Antonio Hernández, el de Los Borgia (2006). Sergio Peris Mencheta, ya visto en aquella, interpretará el mítico Capitán, y a su lado estará Elsa Pataky.

¿De qué va? Pues son las aventuras del capitán del titulo, un caballero español de la Edad Media, en tiempos de la Tercera Cruzada, que junto a sus aliados y su novia recorre el mundo.



AGNOSIA

¿Qué es esto? Lo nuevo de Eugenio Mira tras la fallida, aunque en parte estimulante, The Birthday (2004). Además, también colabora, en labores de guión, Antonio Trashorras, quien fuera co guionista de El espinazo del diablo (2001) junto a Guillermo del Toro. El reparto lo componen Eudardo Noriega, Barbara Goenaga y Lluis Homar, entre otros.


¿Dé que va? En la Barcelona del siglo XIX, una joven es victima de una conspiración con el propósito de desvelar un secreto industrial que la dejó su padre.



VERBO


¿Qué es esto? El debut en la dirección del talentoso cortometrajista Chapero Jackson, que ha contado con una estrella con nombre para vender entradas, Miguel Ángel Silvestre, al que acompañan Verónica Echegi y Alba García. Una propuesta muy curiosa dentro de nuestras fronteras, con potentes elementos de ciencia ficción y, a priori, un aspecto visual muy cuidado.

¿De qué va? Una adolescente llamada Sara intuye que en el mundo hay más cosas, más realidades, de las que vemos a simple vista. Estas suposiciones se harán reales cuando Sara entre en una nueva dimensión muy distinta de la conocida, en la que tendrá que enfrentarse a un reto que nunca hubiese imaginado: cambiar nuestro mundo.



EL APÓSTOL


¿Qué es esto? Uno de los pocos ejemplos de cine animado hecho en España. Y para más curiosidad, está realizado en stop motion, tendrá una trama adulta y será estrenada en tres dimensiones. Toda una rareza, vaya. Su director, Fernando Cortizo, se estrena en el cine con esta producción, así como en la firma de guiones. El recientemente fallecido Paul Naschy pone la voz a uno de los personajes.

¿De qué va? Es la historia de un convicto fugado de la carcel, que va a parar a una pequeña aldea donde se esconde un suculento botín. Lo que sucede es que en dicha aldea no encontrará hospitalidad por parte de sus habitantes.



REC ORIGIENES Y REC APOCALIPSIS


¿Qué es esto? Obvio, ¿verdad? Rec se ha convertido en única franquicia del cine de terror español con la que contamos. Además, de calidad. Así que, los mismos responsables de las dos anteriores, Jaume Balagueró y Paco Plaza, se han puesto manos a la obra con la precuela y la nueva secuela.

¿De qué va? Poco se sabe de momento salvo lo esperable. Si nos ceñimos a lo ya ocurrido, en Rec Apocalipsis deberíamos ver como la acción sale del edificio para centrarse en plena calle. Lo que me despierta más dudas es que harán con la precuela, aunque, según dicen, podría centrarse de nuevo en el ya famoso bloque de pisos de Barcelona.




LA HERENCIA VALDEMAR II: LA SOMBRA PERDIDA

¿Qué es esto? Más que una segunda parte, continuación directa de los hechos ocurridos en La herencia Valdemar (2009). Es el desenlace de la ambiciosa propuesta emprendida por el director Jose Luis Aleman y un nutrido reparto por adaptar, o intentarlo, la obra de Lovecraft. Eso sí, el fiasco comercial que supuso la primera pondrá las cosas más difíciles de cara a su distribución.

¿De qué va? Pues como apunté, continua donde acabó la anterior entrega, por lo que cualquier cosa que se comente al respecto puede ser un spoiler. Lo que si se puede avanzar, es que, por fin, aparecerá en pantalla la legendaria deidad Cthulhu.

Kick-Ass (2010)


Mark Millar es, ante todo, un provocador. Pero no un provocador cualquiera, sino uno con talento. Sus guiones para el mundo del cómic casi siempre han seguido esa tendencia, incluso cuando se ha adueñado de personajes populares de Marvel como los X-Men y Spider-Man o para DC con Superman. Es sin embargo con las historias propias, con personajes salidos de su mente, cuando el autor ha mostrado una personalidad más desbordante y muy radical. No hace mucho pudimos ver la adaptación al celuloide de una de sus mejores obras, Wanted. Aquella entretenida y espectacular película dejaba claro, no obstante, que llevar a un arte / ocio de masas la irreverencia y cuasi anarquía (otros lo llaman fascismo) de las viñetas de Millar es tarea harto complicada. De ahí que ese Se busca (Wanted, 2008) se pudiese entender en realidad como una visión soft del cómic, que no terminaba de captar su esencia ni, en cadena, su provocación. La cosa pintaba similar para adaptar una obra tan genial e inmoral como es Kick-Ass. Aún más, pues en ésta se tratan temas más conflictivos como el situar en el eje de la ultra violencia a niños y adolescentes, metiéndoles en una trama de superhéroes que poco tiene que ver con las clásicas historias.


Para llevar a buen puerto la difícil adaptación se contactó con el director Matthew Vaughn. Viendo su breve filmografía uno puede pensar que no era el más adecuado. Ni Layer Cake (2004) ni Stardust (2007) tienen mucho que ver con las intenciones de Millar. Ahora bien, si leemos algunas de sus entrevistas, nos damos cuenta de que se trata de un tipo con las cosas claras, dispuesto a rebajar presupuestos y audiencia masiva en pro de la fiel aproximación a las bases originales. Así, Kick-Ass se tuvo que rodar con un presupuesto de 30 millones de dólares, y recibió de forma coherente la necesaria calificación R (sólo para adultos) en Estados Unidos. Quedaba por ver si Vaughn, también guionista junto a su socia Jane Goldman, serían capaces de llevar la obra de Millar a la pantalla sin perder su fuerza y arriesgado contenido. Una vez vista, hay que reconocer su esfuerzo y los objetivos en gran parte conseguidos. Aunque también se han hecho varios cambios argumentales que huelen más a conseguir accesibilidad que novedad.


Esta vez, al contrario que en Wanted, si han conseguido captar el espiritu del original. No al cien por cien, pero al menos en gran parte. Pese a los cambios en el devenir de algunos personajes (el protagonista sale mucho mejor parado, y su transformación de pardillo en héroe laureado es poco menos que vertiginosa), así como la explicación de las motivaciones de otros (el pasado de Big Daddy es presentado aquí de forma más épica, así como su propia figura), el conjunto es, dentro de lo posible, lo más similar que uno podría esperar de la adaptación. Y eso, en tiempos tan políticamente correctos, es una bendición. Kick-Ass es violenta, inmoral, anárquica y valiente. Posiblemente, de culto instantáneo por su extraña concepción dentro del cine comercial actual. Y también posiblemente, una de esas películas que levanten tantos odios como pasiones. Hay que saber conectar con ella, con sus personajes y su ambigua moralidad. De no hacerse en los primeros minutos, es difícil que el resto de la trama se entienda y/o se valore con criterio.


El reparto funciona a medias. Los mejores, sin duda, un Nicolas Cage que parece resurgido como gran actor interpretando a Big Daddy, y la sorprendente Chloe Moretz, como su hija, Hitgirl. En el caso de ambos, clavarlo es poco. Luego tenemos a un brillante villano encarnado por el, como siempre genial, Mark Strong. Pero hablemos de los que no han quedado tan bien en pantalla. Sin ir más lejos, el propio Kick-Ass, con el rostro de Aaron Johnson, se queda a medias. No es que Johnson lo haga mal, ni mucho menos, pero su caracterización de “nerd” se antoja bastante forzada en ocasiones. Su novia tampoco cuadra mucho, ni el chaval que interpreta a Red Mist (huid del horripilante doblaje que se han “currado” en España). Pero son daños menores dentro de un conjunto que depara diversión constante, amor por el mundo del cómic y los superhéroes (en la BSO se distinguen fácilmente temas instrumentales de otras películas del subgénero), violencia sin prejuicios (aunque se han olvidado del sexo), y provocación a los valores más conservadores y el entorno familiar (aunque aquí no quede explicado, Big Daddy enseña a su hija a manejar armas y combatir antes de dejarla ser una adolescente más con aires de Hanna Montana). Por cierto, en la realización de Vaughn hay momentos de planificación totalmente asombrosos. Habrá que seguirle la pista de cerca.

Valoración (0 a 5): 3,5




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domingo, 20 de junio de 2010

The Crazies (2010)


George A. Romero puede estar orgulloso. Aunque determinados especimenes han mancillado el nombre de alguna de sus mejores obras - ese putrefacto Day of the Dead (2008) - existe una persona, Zack Snyder, que logró no solo un remake a la altura, sino también superior, como fue Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, 2004), que ya de por sí contaba con un notable original a versionar. No era precisamente notable The Crazies (1973), una parcialmente interesante, pero también parcialmente mediocre, curiosidad de ciencia ficción y terror que Romero se sacó de la manga poco después de su gran éxito con La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, 1968), y que no consiguió colmar las expectativas depositadas en él. A decir verdad, muchas de sus películas posteriores no han colmado dichas expectativas. Sea como sea, hacer un remake de aquel The Crazies no era una de esas malas ideas que tanto rondan por Hollywood. Era un producto menor. Así, con un director eficiente, nuevas tecnologías y un guión un poco más pulido, podría ser mejorada sin problemas. El director elegido, a priori, no parecía ser la mejor opción. Y es que Breck Eisner solo era conocido, en cine, por haber dirigido una cosa como Sahara (2004), pese a que en televisión hizo sus pinitos en el género con un interesante episodio para Terror en estado puro (Fear Itself, 2008). Para sorpresa de muchos, Eisner ha sido un director no solo eficaz, sino que además ha aportado fuerza en su puesta en escena y un buen pulso narrativo que, pese a no se acrcarse a lo que Snyder hizo con la citada Amanecer de los muertos,  ha servido para ofrecernos una obra potente, digna y, salta a la vista, mejor que su modelo a “imitar”.



No es que el guión, firmado por Ray Wright y Scott Kosar, sea, ni de lejos, magistral. Tampoco hace falta. Cierto es que se abusa en ocasiones del recurso del susto fácil, aquel que juega con la subida del volumen. También es cierto que, aunque los personajes estén mejor dibujados que en la media de películas de este tipo, algunas situaciones y reacciones huelen a forzadas. Pero, valorando el conjunto, la cosa avanza fluida, dosificando bien las situaciones tensas y de impacto - que pena que en el trailer te muestren todas- y resultando siempre entretenido. Ayudan las buenas interpretaciones, no tanto de sus personajes principales, pero si de los secundarios infectados por la inquietante epidemia invisible que azota el pequeño pueblo. La historia es básicamente la misma que la original, pero se ha prestado menos atención a la crítica al ejercito y sus métodos dudosos para experimentar y llevar la situación. Es de sobra conocido que Romero, dentro de sus limitaciones, siempre ha sido un realizador comprometido con temas sociales en sus historias de terror. Su trilogía zombi es el ejemplo más claro, y The Crazies seguía una línea similar. Igual que en Amanecer de los muertos no fue necesario mantener, al cien por cien, el dedo en la yaga, en el nuevo The Crazies no supone inconveniente haber resumido tal carga critica. Al contrario, dentro de las pretensiones del producto -un filme con más terror y acción que su modelo, y también menos denso, pero no por ello menos gratificante- es un punto a favor. Tal vez no sea tan buena como muchos han querido ver, pero desde luego han conseguido crear un remake necesario, y ya es bastante.

Valoración (0 a 5): 3



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El vaquero de juguete arrasa, aunque el desfigurado se queda sin munición


No por esperado, menos espectacular. Así se podría resumir el grandísimo estreno que ha tenido Toy Story 3 en Estados Unidos. Todas las previsiones apuntaban a que se trataba de una de las películas de animación más esperadas en muchos años, así como una de las películas, de cualquier genero, más ansiadas de 2010. Había gran expectación, mucha publicidad, y como siempre cuando se trata de Pixar, criticas excelentes. El precedente de Toy Story (1995) y Toy Story 2 (1999), el éxito de aquellas y la legión de seguidores creciente que han ido conquistando, también era un factor clave para determinar lo que estaba por llegar. Finalmente, Toy Story 3, con el añadido de las 3d (que ya sabemos que aumenta alrededor de un 25% el precio de la entrada) se ha hecho con unos atronadores 125 millones de dólares, según estimaciones previas al lunes. Si dichas estimaciones se ajustan totalmente al cierre, los muñecos de Pixar se habrán quedado a muy poco de los 128 millones que amasó el actual mejor estreno del año, Iron Man 2. Claro que, como dije, también hay que tener en cuenta el precio de la entrada. Aún así, el buen boca a boca que se espera de Toy Story 3, al contrario que Iron Man 2, la hará ascender bastante en su recaudación, probablemente pasando los 400 millones. Es fácil pensar, a no ser que haya alguna sorpresa, que se convertirá en la película más taquillera del año, por lo pronto en su país. Su estreno ha sido muy similar al de otro megahit en 3d (y medio animado) de 2010, Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland), que ingresó 116 millones, para terminar con 335 millones en los bolsillos.


La otra cara de la moneda la afronta Jonah Hex, aunque también era de esperar. La adaptación del cómic homónimo, protagonizada por Josh Brolin y Megan Fox, no estaba causando el necesario interés previo a un estreno de estas características. Los trailers dejaban indiferentes al publico general, y los fans, desde hace tiempo, no seguían con buenos ojos el proyecto. Que finalmente recibiese la blandengue calificación PG13 tampoco creo que haya ayudado mucho para que éstos últimos acudan al cine. El caso es que, en sus tres primeros días, sólo ha recaudado unos 5 millones. La mitad de lo que esperaba el estudio, que ya de por sí era una cifra poco optimista. El fiasco de Jonah Hex se lo deberá tomar en serio la citada Megan Fox, pues ya tuvo uno similar con Jennifer´s Body (2009), y no aparecerá en Transformers 3. Está claro que su mala prensa también daña los proyectos en los que participa

¿Será Neill Blomkamp el director de The Hobbit?


A estas alturas habrá pocos aficionados que no sepan que Guillermo del Toro se largó del rodaje de The Hobbit. Las razones ya las dio el director mexicano, apuntando que si, que estaba muy feliz de haberse involucrado en el proyecto, que ha aprendido mucho, que ha sido una experiencia increíble. Pero también que la cosa se les fue de las manos y no saben ni cuando empezarán a rodar. Puesto que Del Toro tiene muchos otros proyectos entre manos, tanto como director como productor, no puede quedarse “parado” más tiempo. Así, tras su fuga, la búsqueda de un nuevo nombre tras las cámaras no se ha hecho esperar. La gente de MGM y Warner Bros están haciendo mucho la pelota a Peter Jackson, productor de la adaptación, para que se siente en la silla, aunque no parece muy convencido. Es obvio que con su experiencia y probada valía al frente de la trilogía de El señor de los anillos (Lord of the Rings, 2001-2003), así como la importante presencia mediática y fan que representa, sería el más adecuado. Ahora bien, el tiempo pasa y el presupuesto se puede disparar, por lo que no está la cosa para andar con muchas negociaciones. Tras barajar nombres como el de Sam Raimi, que está muy ocupado con sus proyectos, entre ellos la adaptación de World of Warcraft, se ha llegado a uno no menos interesante: Neill Blomkamp. De momento es una filtración, y no se le debe dar total credibilidad, pero, siguiendo esa fuente de TheOneRong.net, el director y guionista de la magnifica District 9 (2009) está siendo tanteado como principal candidato. Una de las razones por las que esta noticia toma connotaciones reales y coherentes, es que el citado Peter Jackson fue el que le produjo a Blomkamp su exitoso District 9, y con el que tiene una larga relación previa cuando ambos unieron esfuerzos para intentar llevar al cine el videojuego Halo.

jueves, 17 de junio de 2010

El retrato de Dorian Gray (Dorian Gray, 2009)


En 1890, Oscar Wilde publicó su novela El retrato de Dorian Gray. Esa primera versión tuvo modificaciones, de la pluma del propio Wilde, en años posteriores. En cualquier caso, la obra causó gran controversia en su día, y se puede considerar la última obra clásica del terror gótico. Tal éxito ha sido llevado al cine unas cuantas veces, oficialmente, y otras tantas partiendo de ella indirectamente. Lo que no se había hecho demasiado era adaptarla con la mirada puesta en el público adolescente. Más concretamente, en el publico adolescente moderno (que no es el mismo que el de hace varias décadas). Como algunos han definido, un Dorian Gray para los fans de la saga Crepúsculo (The Twilight Saga, 2008-¿?). Hombre, aunque en la nueva El retrato de Dorian Gray todo sea más o menos soft, si que hay alguna escena sangrienta, varias de sexo (incluidas una menor y su madre, o algunas orgías) y uso de drogas y/o tabaco (en tiempos tan políticamente correctos es difícil ver a los personajes de un filme comercial “adolescente” fumar cada diez minutos). Elementos que brillan por su ausencia en las blandengues aportaciones fílmicas de los citados vampiros. Pero, al estar dirigida, o eso se pretendían, a un publico masivo, los recortes son obvios y dejan a medias la dureza, morbo e incluso explicitud, que una adaptación de tal obra merece. Además, su estreno en Inglaterra, su país de producción, fue en septiembre del pasado año, y aunque tuvo pase en el festival de Sitges allá por octubre, a las salas comerciales españolas no ha llegado hasta ahora. Y esto, y más aún en época (junio) de acumulación de estrenos de segunda, no augura nada bueno.


La historia, a grandes rasgos, es la misma. Un joven apuesto llamado Dorian Gray es retratado en un cuadro prácticamente perfecto. Dorian se obsesiona con la belleza que refleja, aunque es consciente de que esa belleza de juventud, con los años, terminará. El deseo del joven, como si de un pacto con el diablo se tratase, es no cambiar nunca dicha imagen. Es entonces cuando entra en juego el lado fantástico del relato. Y es que el retrato de Dorian es el que envejece en su lugar. Pero, además de cumplir años, también expresa lo oscuro del alma en contraste con su bello rostro. En el devenir del protagonista tiene mucho que ver el hedonista Lord Henry, con el que entabla una extraña relación de amistad y de ese modo se inicia en los valores de vicio y depravación que parece promover. Los personajes son los mismos (también se desarrolla la relación con la joven Sybil, su suicido y el posterior intento de venganza por parte de su hermano, o con el artista Basil, sin olvidar las connotaciones homosexuales), con alguna excepción y mayor o menos desarrollo de varios.


La dirección fue cedida a Oliver Parker. Error. Aunque ya tiene cierta experiencia en adaptaciones de clásicos, en este caso del teatro – Othelo (1995)- o ha realizado otros productos con la estética “de época”, incluso adaptando a Oscar WildeLa importancia de llamarse Ernesto (The Importance of Being Earnest, 2002)-, ninguno de ellos fue lo suficientemente estimulante como para otorgarle una adaptación tan exigente. Parker no es un gran director de actores. De ahí que en El retrato de Dorian Gray el único que esta realmente bien en su personaje es Colin Firth como Lord Henry, y eso no es merito del director sino de un actor de probada valía. Los demás andan correctos o inevitablemente perdidos, y Ben Barnes se esfuerza por ser un creíble Dorian, aunque le queda grande el papel. El guión, escrito por el debutante Toby Finlay, peca en, precisamente, ser poco cinematográfico. Una cosa es ser fiel en lo posible a una novela, y otra es meter en imagen cosas que podrían ser resumidas o incluso obviadas, pues restan tempo narrativo, pero enfatizar momentos que, contradictoriamente, la destrozan como adaptación. Por esta razón, aunque la primera mitad, sin ser notable tampoco resulta prescindible, a partir de la segunda hasta llegar a los títulos de crédito la trama se hace pesada, menos profunda y trascendente de lo pretendido. Tanto, que el ya conocido final de Dorian se contempla con cierta indiferencia. En lineas generales no es una mala película, al menos no tan mala como parecía. Pero tampoco es buena. Su irregularidad y su falta de verdadera garra convierten este Dorian Gray en un producto con algunas virtudes, aunque fallido.

Valoración (0 a 5): 2



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sábado, 12 de junio de 2010

Karate Kid da la sorpresa en un fin de semana con sabor ochentero


Este fin de semana en la taquilla de Estados Unidos tiene un sabor claramente ochentero. Y es que se las han apañado para estrenar el mismo día el regreso, en adaptación y remake, respectivamente, de dos míticas obras de aquella década. Por un lado tenemos el traspaso al celuloide de la serie El equipo A (The A Team, 1983-1987) y por el otro, la revisión bastante actualizada y libre de la película Karate Kid (1984). Lo que se esperaba desde hace tiempo, según las previsiones, era que El equipo A se alzase sin problemas con el primer puesto, mientras que Karate Kid obtendría una meritoria, aunque no espectacular, segunda plaza. Las previsiones fueron cambiando a medida que se acercaban los estrenos, y la red parecía echar humo con la nueva versión del chaval karateka, mientras que los hombretones de la A no despertaban el interés previo necesario. Las cifras han demostrado que, esta vez, la tendencia en Internet ha sido la reflejada en taquilla: Karate Kid ha arrasado con, según estimaciones, 55 millones de dólares, dejando a El equipo A por detrás con unos mediocres 25 millones. Es más, como no remonte mucho el vuelo, ésta ultima se verá abocada a un contundente fiasco. Todo lo contrarío sucede con Karate Kid, pues su presupuesto no subió de los 40 millones, y las expectativas eran menores. Seguramente, de contar con un buen boca a boca entre el publico familiar y juvenil, se terminará haciendo con más de 150 millones por allá (podrían ser más si no fuese por la inminente llegada de Toy Story 3). Todo un éxito, similar al que la película original tuvo en su día; Por otro lado, Splice se ha desinflado más de la cuenta en su segundo fin de semana, algo más del 60%, por lo que va a ser muy difícil que llegue si quiera los 18 millones.

viernes, 11 de junio de 2010

3 días (2008)


Creo poder imaginar como surgió la idea para el guión de 3 días. Pongamos que el guionista (F. Javier Gutierrez, también director) estaba viendo Armageddon (1998) y pensó que carajo pasaría si Bruce Willis no completase correctamente su salchichero acto heroico del final. Es decir, qué pasaría si al mundo le quedasen tres día de existencia, los gobiernos por fin diesen la cara en los medios para avisar a los seres humanos de a píe, y pudiésemos ver, concretamente, lo que sucede en un pequeño pueblo típico español. Sin duda, esa visión del Apocalipsis no tendría los medios de las mega-producciones de Hollywood, por lo que se elimina el factor espectáculo y el tremendismo a favor de un desarrollo mayor de personajes y diálogos. De las situaciones comunes que, al fin y al cabo, acontecerían esos últimos días con nuestros seres queridos en una recóndita cabaña alejada de las grandes ciudades. Si luego, en dicho guión, metemos una amenaza asesina como lo pudieran ser los alienígenas de Señales (Signs, 2002) dentro del mismo entorno cerrado mientras acaba nuestro mundo, pues ya tenemos una mezcla de referencias mainstream que llevar al terreno independiente. Aunque en este caso, la amenaza no son alienígenas, sino un psicópata un tanto inquietante que irrumpe de pronto en escena.


De esa mezcla de géneros e inquietudes surge la película que nos ocupa. Pero lo más sorprendente es que se trate de una producción española y que, además, consiguiese distribución en salas. Tal vez ese sea el motivo de que la veamos como algo realmente original, influencias a parte. Es de agradecer que se apoyen en España propuestas como ésta. Ahora bien, también es cierto que dado lo extraño que resulta verlas, cuando surge una corremos el riesgo de sobrevalorarla. Un poco fue el caso de 3 días. Al menos en diversos festivales su acogida fue bastante buena, y no voy a decir que no tenga merito su creación. No obstante, analizándola fríamente, no hay nada que destaque en concreto. La trama, como ya dije, es una visión patria y minimalista de los apocalipsis, ya sea desde el espacio o terrenales, que hemos visto en otras ocasiones. Con acento andaluz, eso sí. Las interpretaciones rayan en lo correcto, a veces algo sobreactuadas, sobresaliendo en plan secundario Eduard Fernández, en el rol del asesino. La puesta en escena sorprende en momentos puntuales que aquí será mejor no detallar. Hay algunas tonterías en el guión (la forzada, y pequeña, presencia de una guapa muchacha, o los comportamientos un tanto incoherentes de algunos personajes), pero en general no hace daño lo que se ve en pantalla, salvo que pueda resultar demasiado lento en ocasiones.


Con películas como 3 días es cuando se puede utilizar ese adjetivo tan de agradecer que es “fallido”. No es mala. Incluso se podría decir que es una más que correcta película. Pero algo falla. Algo hace que esos defectos mencionados en otras propuestas se pasen más por alto, mientras que aquí pesan más de la cuenta hasta el punto de generar el adjetivo de marras. Puede que sea por las altas expectativas creadas, por la idea de ver, por fin, una gran película de ciencia ficción apocalíptica producida en el país de los toros y el flamenco. Puede que sea porque el punto de partida y el primer tercio apuntaban más alto de lo que se llega. Incluso, puede que sea porque ser trascendente no implica ser a veces aburrido, así como ser pausado no debe significar ser lento. Pero no voy a liarme más. ¿Me gustó 3 días?, dependiendo de lo que veamos en los próximos años dentro de esto genero en España, si es que vemos más de dos o tres obras, podré decir si esto era un nivel alto al que aspirar o se le podía haber pedido mucho más. Por cierto, el plano final es buenísimo.

Valoración (0 a 5): 2,5



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miércoles, 9 de junio de 2010

Frozen (2010)


En los últimos años ha existido cierta tendencia a buscar el éxito con lo mínimo, en producción y localizaciones, pero lo máximo en talento para mantener el interés. Hay unas cuantas, pero, para bien y para mal, me vienen a la cabeza dos ejemplos. Para bien Ultima llamada (Phone Booth, 2002) y, no para mal sino más bien para regular, Open Water (2003). Ambas, aunque totalmente distintas, comparten un espacio pequeño y agobiante, sin aparente salida, en el que se concentra su metraje. En la primera, una cabina telefónica, y en la segunda, una porción del inmenso océano. La amenaza, a parte de la propia angustia y miedos de los protagonistas, un psicópata francotirador y tiburones, respectivamente. El porqué Última llamada funciona mejor que Open Water es sencillo: el guión. Con un entorno cerrado, aunque la propuesta dure unos escasos ochenta minutos, hay que mantener siempre el interés, siempre tienen que suceder cosas que no lleven al tedio y a la molesta sensación de “relleno”. En Ultima llamada siempre pasaba algo, y no cualquier cosa, sino situaciones que ponían al protagonista y, en cadena, al espectador, en un debate continuo, un éxtasis permanente que solo concluye en los créditos finales. Sin embargo, Open Water contenía dos o tres momentos logrados, sugestivos, pero un conjunto irregular “rellenado” de imágenes exóticas y un desaprovechado uso de la amenaza marina.


Todo esto viene a cuento porque Frozen tiene algo, o bastante, que ver con ambas. Esta vez nos situamos en una estación de esquí donde tres jóvenes un tanto cretinos se las arreglan, mediante soborno, para colarse en las conocidas tele-sillas. La cosa es que, en un viajecito nocturno por las alturas, a poco de que cierren la estación hasta la semana siguiente, una serie de mal entendidos termina en el cierre de la misma antes de que los tres jóvenes hayan concluido el viaje. Nadie sabe que están allí, y no hay nadie que suela pasar por ese lugar hasta que vuelven a abrir. Las nevadas, la congelación, se unen a la angustia de saber que nadie irá a rescatarles. Y para colmo, hay una amenaza animal: los lobos hambrientos de la zona. Si se quedan en la silla, morirán de frío, hambre o sed, si intentan saltar pueden morir por la altura, e incluso si llegan de otro modo hasta el suelo, los lobos no se pensarán dos veces atacarles. Frozen parte de estas ideas. Son ideas que con un buen guión podrían convertirse en una película excelente. ¿Lo consiguieron? Sin lugar a dudas. El guión, firmado por el propio director, Adam Green, mantiene la tensión de principio a final, y en él se apoya una notable puesta en escena (atención al momento en que se van apagando las luces detrás de los protagonistas) y unas interpretaciones bastante aceptables.


Los personajes no son presentados con demasiado énfasis, aunque, afortunadamente, es en el desarrollo donde los vamos conociendo hasta sentir la necesaria lastima por su situación. En una película de este tipo es imprescindible conectar, de algún modo, con los afectados. Que el suspense, el drama e incluso el terror que vemos en Frozen funcionen, depende de si te crees o no su historia. Cierto que hacía la mitad hay algunos diálogos sin demasiada trascendencia (pero seamos sinceros, ¿nosotros nos pondríamos a filosofar en un momento así?) cuya utilidad es la de hacer una pausa, concisa, para volver a meter caña al espectador poco después. Sin contar nada, decir que los últimos veinte minutos consiguen que tengas que comprar una pala para desplazar el culo del asiento. Así como los primeros momentos desde que los jóvenes quedan parados en el aire. En definitiva, Frozen es una pequeña gran película que, seguro, no contará con el apoyo publicitario necesario ni la distribución adecuada, pero que todo aficionado a la tensión y las historias con muy mal rollo debe conseguir a la voz de YA.

Valoración (0 a 5): 4

The Expendables podría recibir la calificación PG-13


Parece ser que el productor del invento, Avil Lerner, se ha echado para atrás con la (obvia) calificación R que requiere una película como The Expendables (o como aquí conoceremos, Los mercenarios). Es de cajón que un tributo como este al cine de acción de los ochenta debe tener violencia sin prejuicios, palabrotas y demás. Pero Lerner ya ha avisado que se harán dos montajes antes del estreno comercial. El primero será, tal como su protagonista, director y guionista, Silvester Stallone, ha concebido, es decir, con la calificación R. El segundo será suavizado para recibir una, a priori descafeinada, PG-13, para que en Estados Unidos puedan acceder al cine los menores de dieciocho años. La que mejor impresión cause en los pases previos se estrenará en las salas. Según palabras de Lerner, con la PG-13 busca repetir el éxito comercial de titulos de acción recientes y suavizados como La jungla 4.0 (Live Free or Die Hard, 2007), así como asegura que, de haber recibido tal calificación, John Rambo (Rambo, 2008), hubiese ingresado bastantes millones más. Lo que no parece querer ver es que aquella Jungla 4.0 era bastante sosa y floja en comparación con las anteriores, y que el ultimo Rambo sin su descarnada violencia no hubiera sido ni la mitad de efectiva. Pero lo que manda es el dinero, y en tiempos de crisis incluso los magnates se ponen el cinturón, parece ser. Por cierto, lo que veis arriba es el ultino cartel oficial que salió por la red hace unos días. Esperemos que la película termine siendo igual de buena o, al menos, de elegir la calificación “suave” podamos ver en Dvd y Blu-Ray un director´s cut como Dios manda.