lunes, 29 de diciembre de 2008

2008



Cada uno tendrá su opinión, pero, siendo objetivos, 2.008 ha sido el año de El caballero oscuro. Y más concretamente, ha sido el año de Heath Ledger y su esplendido Joker. Algunos dirán que, debido a su inesperada muerte, la interpretación de Ledger, pese a ser magnifica (¿alguien en su sano juicio puede dudarlo?), ha sido elevada a los altares con cierta sobrevaloración. Nada de eso. Aunque el actor siguiese entre nosotros, su encarnación del villano más popular de la saga del hombre murciélago, ya sea en cómic o en sus adaptaciones al cine, es grandiosa. Cuidada al milímetro, sin llegar a una innecesaria sobreactuación, creando un personaje terrorífico por su desconcierto (pese a ser un despiadado asesino, llega a resultar más carismático que los buenos). Una interpretación que, al igual que la película, ya ha pasado a la historia.
Por otra parte, este año nos deja un nuevo sabor agridulce. Se han estrenado buenas películas, un puñado de ellas bastante redondas, pero, como viene siendo habitual, la lista para evaluar lo mejor del año se queda corta, y algunas de las que entran, lo hacen simplemente porque no ha habido demasiada competencia. Esto es, que en un año bueno de verdad, algunas de esas películas se hubiesen quedado fuera del ranking más celebrado. Pero el cine, y para nada soy purista, va dando coletazos año tras año, contentándose, salvo, como ya digo, algunas excepciones, con regalarnos propuestas funcionales y a lo máximo entretenidas (de ver y olvidar), que dada la crisis de calidad del sector, se engrandecen. Ahí tenemos películas, tan solo correctas, que se han llevado aplausos por doquier: Iron Man y El increíble Hulk, ambas de la nueva y celebrada línea productora de Marvel, son dos de los casos más pronunciados.
Pero basta ya de rollos y pongámonos en materia con el repaso, en resumen y desde un punto de vista subjetivo (que también quiere decir que servidor no ha visto todavía varias películas que podrían estar entre lo mejor –Hellboy II: El ejercito dorado, 3 días, Soy un Cyborg, Sentencia de muerte- ni otras que, usando el coco, ya supongo que estarán entre lo peor –Santos, La momia: la tumba del emperador Dragón, El príncipe Caspian, Crepúsculo-, aunque probablemente, algunas de ellas las terminare viendo en casa (masoca que es uno). Por ultimo, avisar que en este resumen entran películas (dentro de los géneros de los que se habla en este blog: terror, fantástico, ciencia ficción, acción) estrenadas en España a lo largo del año, ya sea en salas de cine, directas a formato domestico o en televisión, independientemente de su año de producción o su fecha de estreno en otros países.

LO MÁS DESTACADO


Como ya avisé en la introducción, el año ha sido de El caballero oscuro. Y en lo que respecta al que esto escribe, no cabe discusión alguna. La mejor película del año ha sido la secuela de Batman Begins (ídem, 2005), que, pese a no superar (más bien digamos igualar, que ya es) a su antecesora, nos ha regalado varios de los mejores momentos de cine de estos doce meses. Y por supuesto, junto a la citada Batman Begins, comparte el trono, cumbre dirán, en lo que respecta a las adaptaciones al cine de superhéroes nacidos en las viñetas. Christopher Nolan, el cual da una de cal y otra de arena, se ha servido de la nueva franquicia del hombre murciélago (que le da unas cuantas vueltas a la anterior, iniciada por Tim Burton y destruida por Joel Schumacher) para dar lo mejor de si mismo. Vale, en El caballero oscuro sobran minutos (los quince hacia el final que tienen que ver con los barcos explosivos y su moralina), pero el resto (aun nos quedan dos horas y cuarto para elegir) es tan sobradamente bueno, tan insultantemente sublime, que nos hace arrodillarnos ante el nuevo tratado (oscuro, más realista, más crudo, con la acción más dosificada y el dialogo más fluido e inteligente) que nos ofrece la recuperación del caballero vigilante de Gotham. Hasta 2.010 (o quizá 2.011) tendremos que esperar para ver la tercera entrega, Shadow of the Bat, de nuevo dirigida por Christopher Nolan y con Christian Bale en el traje negro. Si hay que hacer caso de las expectativas creadas por El caballero oscuro, más vale que Nolan y los suyos se apliquen el cuento, pues lo tendrán muy difícil para contentar del mismo modo a la audiencia.

Pero no solo de Batman & Joker ha vivido 2.008, pues, a poca distancia, podemos encontrar una película prácticamente igual de sublime, y sin embargo mucho más pequeña, sin tanta publicidad y que, desgraciadamente, ha pasado inadvertida para muchos. Hablo de La niebla, la odisea terrorífica-social del gran Frank Darabont, a su vez adaptación de una de las novelas del rey del terror literario (Stephen King, obviamente). Espero que Darabont trabaje más sobre los textos del autor de La torre oscura, pues cada vez que lo hace (Cadena perpetua, La milla verde) lo clava. El director nunca ha ocultado ser fan acérrimo del cine de terror, y ha esperado al momento apropiado para, con un presupuesto bastante humilde, crear una obra maestra del cine de género moderno (aunque con aroma clásico). Una vuelta de tuerca al desastre apocalíptico previa cagada militar, con un Thomas Jane sorprendente (quien me iba a decir que el clon americano de Christopher Lambert seria capaz de conmoverme con una sola mirada), denuncia religiosa brutal, y unos veinte minutos finales que son, sin discusiones, de lo mejor que ha dado el cine de terror y la ciencia ficción en muchos años.

Aunque no al nivel de estas dos grandes obras, también hemos tenido películas de gran calidad: Crows Zero, o como Takeshi Miike puede sorprender y entretener sin ser un plasta pretencioso; la esplendida campaña viral de J.J Abrams y su Monstruoso, que dio como resultado una igualmente esplendida película; las aventuras del resucitado (y en plena forma) Stallone con su brutal John Rambo; el nuevo justiciero moderno con rostro y cuerpo de Liam Nesson para la muy interesante Venganza; el Apocalipsis, de nuevo cebado con Gran Bretaña tras 28 días después (28 days later, 2003), en la sorprendente e infravalorada Doomsday. El día del juicio ; la divertidísima Wanted, que si no entramos en comparaciones con el glorioso cómic en el que se basa, incluso podría ser redonda; Las ruinas, o como el cine de terror mainstream, más o menos teen, aun puede ser capaz de sorprender y proponer cosas distintas (y más truculentas de lo esperado); la discutida, aunque innegablemente entretenida y nostálgica Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal; el crudo realismo, aunque no siempre contenido, de los crímenes de Matamoros en Borderland; el divertimento gore con coñas por todos lados de Atrapados; los prodigios visuales de Pixar y su carismático robot Wall-E; el digno entretenimiento teen a lo Karate Kid (ídem, 1985) en la era A todo gas, que es Never Back Down; o el resurgimento de pletórico Van Damme en la hominima JCVD.

LAS CIFRAS

La taquilla, pese a la crisis mundial y los bajones de la industria año tras año, no ha salido tan mal parada como era de esperar a lo largo del 2.008. Hasta la fecha (aunque quedan por terminar su recorrido comercial películas con tanto potencial como Crepúsculo o Quantum of Solace, mientras que El curioso caso de Benjamin Button o Bedtime Stories se lanzan a las salas los últimos días del año) cuatro películas han superado los 600 millones. Si hablamos de una recaudación superior a 300, que ya es considerado (aunque a veces depende del presupuesto de cada propuesta) un éxito a tener en cuenta, la cifra asciende hasta trece.
La vendedora, de lejos, ha sido El caballero oscuro. Aunque la favorita era la nueva entrega de Indiana Jones (segunda en el ranking con 783 millones) la fuerza arrolladora con la que desembocó en todo el mundo el hombre murciélago se quedo sin rivales a mediados de año. Y es que los 996 millones que ha amasado son tan espectaculares como inesperados. De acuerdo, todos sabíamos que seria un gran éxito, y más después de que Batman Begins recaudase 371 millones, que, aunque se trate de una cifra solo correcta (costó 150 millones), tuvo un gran éxito en formato domestico, y las opiniones del publico fueron de lo más favorable. Pero de ahí a recaudar alrededor de un 65% más que su predecesora hay un trecho. Y de situarse a más de 200 millones de Indy, otro.

Por orden descendente, estos han sido los resultados de las películas alrededor del mundo durante este año (y repito, dentro de los géneros de terror, fantástico, ciencia ficción y acción): Hancock (624) Iron Man (581), Quantum of Solace (535, aun en cartelera), Wall-E (507), El príncipe Caspian (419), La momia: la tumba del emperador Dragón (393), Wanted (342), 10.000 B.C (269), El increíble Hulk (262), Crepúsculo (232 aun en cartelera), Jumper (222), Viaje al centro de la Tierra (220), La conspiración del pánico (174), Monstruoso (170), El incidente (163), Las crónicas de Spiderwick (162), Hellboy II. El ejercito dorado (158), En el punto de mira (151), Bolt (134, aun en cartelera), El reino prohibido (128), Ultimátum a la Tierra (128, aun en cartelera), John Rambo (113), Saw V (103, aun en cartelera), Red de mentiras (101, aun en cartelera), La isla de Nim (99), Speed Racer (93), Max Payne (84), Los extraños (77), La carrera de la muerte (73), Asesinato justo (73), Reflejos (72), Babylon (71), Superhero Movie (71), X Files: Creer es la clave (68), Clone Wars (65), The Bank Job (63), Street Kings (63), Transporter 3 (58, aun en cartelera), Una noche para morir (57), The Eye (56), Atrapado en un pirado (50), Retratos del más allá (47), Llamada perdida (44), Protegidos por su enemigo (43, aun en cartelera), Never Back Down (41), Bangkok Dangerous (39), Cuarentena (37, aun en cartelera), 88 minutos (32), Mongol (26, aun en cartelera), Traidor (25, aun en cartelera), Gosht Town (24, aun en cartelera), Cuestión de honor (23, aun en cartelera), Las ruinas (22), Doomsday. El día del juicio (21), Rocknrolla (19, aun en cartelera), A ciegas (17, aun en cartelera), The Haunting of Molly Hartley (14, aun en cartelera), City of Ember (13, aun en cartelera).
El curioso caso de Benjamin Button (39 millones), Bedtime Stories (38 millones) y The Spirit (10 millones), se han estrenado el último fin de semana en Estados Unidos.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Motivos para celebrar la Navidad

No voy a ir con el rollo de “como apesta la navidad”, “la navidad es para los conformistas”, “solo tiene afán capitalista”, tal como lo harían los típicos antisistema y góticos baratos. Me importa un carajo que este día se llame Navidad, o se llame Barrio sésamo, pero las cosas como son. Al igual que la mayoría, y que muchos de esos citados antisistema, me inflo a turrón, compro regalos, recibo con ilusión los míos, y seguro que, en estado embriaguez (real o mental), ponga algún villancico. Y quizá por eso cada navidad, en este nuevo blog o en los anteriores que tuve, me intento esmerar en un artículo dedicado a la misma (aunque sea a mi manera) con el que, de paso, hago mi particular regalo a los habitantes de este rincón de la red. Además, es un buen regalo, pues si no te gusta al abrir el paquete, con cerrar la pagina todos contentos. En caso de que te guste, te deseo feliz navidad.
Para que quede constancia de que la navidad no son solo turrones, regalos y luces en las calles, aquí van algunas razones por las cuales puede ser un momento especial.

Podemos aventurarnos junto a unos improbables cazadores de diablos (o del mismísimo Satanás, más concretamente). Tendremos posibilidad de pegar de hostias al palurdo de un programa televisivo a la zaga de Cuarto Milenio para sacarle como hacer un ritual demoniaco. También podemos felicitar la Navidad a un simpático vecino después de aplastarle un rifle en la cara, o podemos dejar hecho una mierda a un seguidor de Nostradamus mientras vamos hasta las cejas de mil sustancias de dudosa calidad. Seremos satánicos, ¡pero de Carabanchel!

Si habéis sido malos, que sepáis que, por mucho dinero que tengáis, no podréis comprar a los fantasmas del presente, pasado y futuro. El único problema que tendréis no será que Papa Noel no os traiga regalos, sino que estos espectros llegaran a tu casa para enseñarte que estas siendo un maldito idiota en tu existencia sobre la Tierra. Nuestros ojos parecerán las cataratas del Niágara cuando nos veamos de pequeños frente a un televisor o cuando nuestro regalo de las navidades pasadas sea un trozo de chuleta. Sufriremos nuestra propia incineración siendo viejos y solitarios. Pero finalmente, más de uno comprenderá que, de vez en cuando, es loable ser bueno.
Cuidado si os alojáis para pasar la noche en un caserón junto a tus amigas. Puede que Papa Noel no sea el bonachón simpático que siempre imaginaste. Puede que ese gordo de traje rojiblanco sea un psicópata dispuesto a saciar su sed de venganza. Entre sus aficiones esta la de comerse a familiares más locos que él para desayunar, y perseguir jovencitas de buen ver escaleras arriba con un cuchillo del tamaño del pene de Rocco Sifredi. Terrible Navidad, ¿verdad?

Creáis o no en los monstruitos tener cuidado, pues se dice q en un vendedor de objetos estrambóticos ha comprado en una tienda de rarezas orientales una especie de peluche encantador que, si se moja o es alimentado después de medianoche, es capaz de crear de si mismo variedad de seres verdes horripilantes, y que para nada son tan amigos del humano como el primero. Si te encuentras cerca de una piscina o de un cine donde proyecten Blancanieves y los siete enanitos, empieza a correr.

Pero el terror no nos atrapa solo en estos casos. Solo con encender la televisión podemos ser pasto de terribles criaturas. Los aficionados a la publicidad están de enhorabuena, pues podrán tragarse un tercio de la campaña publicitaria anual en solo unos días. Las películas se emiten en un seudo director´s cut al estilo Peter Jackson: 2 horas de duración extra. Pero si lo que prefieres son programas y/o galas especiales, el riesgo es aun mayor.


Felices fiestas y nos vemos en el extenso repaso de lo que ha dado este 2.008 en el cine de terror, el fantástico, la ciencia ficción y la acción. Y recordar, hay que ser buenos…o no.

viernes, 19 de diciembre de 2008

La violencia del sexo (I Spit on your Grave, 1978)


Durante su estancia en una cabaña solitaria dentro de un pueblo, una joven escritora es torturada, violada y dada por muerta por un grupo de paletos de la zona. Al recuperarse, planeará una sangrienta venganza.

Dentro del denominado American Gothic se hizo famoso, allá por los setenta, el subgénero rape & revenge, en el que una o varias mujeres (y en ocasiones hombres), por lo general jóvenes y bastante guapas, eran vejadas, torturadas, violadas, y a veces asesinadas por los paletos de turno. Después, en caso de que sobreviviesen, ellas mismas se tornaban en salvajes justicieras, y en caso de ser asesinadas, parientes cercanos o amigos hacían las veces de matarifes heroicos. Los títulos más conocidos de esta vertiente son La ultima casa a la izquierda (Last House of the Left, 1972) y Defensa (Deliverance, 1972), ambas creadoras de escuela, aunque nunca superadas. De la primera parte La violencia del sexo, un exploit burro como pocos que, alejándose del esquema más terrorífico, se centra en los paisajes aislados y la vulnerabilidad de la soledad. En este caso, la venganza de la heroína, se centra, como curiosidad, en los placeres del sexo y la idiotez del hombre al pensar casi siempre con la tercera pierna. La protagonista, tras sufrir un horrible tormento (que se alarga durante la primera hora de película) paga a los violadores con su misma moneda: sexo sucio y sangriento.

Lastrada por cierta pesadez en el ritmo, la atmosfera fría y distante de La violencia del sexo y la exclusión prácticamente completa de una banda sonora que acompañe las imágenes crean a lo largo del metraje una sensación malsana omnipresente. Desde el primer minuto ves a la joven, y sabes lo que sucederá. Y cuando la sucede, estas deseando que todo termine para que lleve a cabo su venganza. Cuando llega la revancha quedan cabos sueltos (la actitud de los violadores no deja de ser demasiado ingenua), pero a uno le queda sensación de alivio en momentos como el de la bañera (castración vía cuchillo bajo el agua) o el triunfal clímax con la lancha motora, con la protagonista, hacha en mano, repartiendo estopa sanguinolenta entre los patéticos lobos, convertidos en corderos, que ni siquiera se sostienen flotando mientras se mean encima.

Lo mejor: La atmosfera malsana y los momentos de venganza.

Lo peor: El ritmo peca de demasiada lentitud en parte del desarrollo.

Valoración (0 a 10): 6,5

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Crows Zero (Korozu zero, 2007)


Kenji, un adolescente, quiere demostrar a su padre, jefe de la mafia, que es capaz de hacerse cargo del negocio familiar. Para ello intentará conquistar el Instituto Suzuran, el centro estudiantil más conflictivo y peligroso del país.

Takeshi Miike es uno de esos directores que levanta tantas pasiones como odios. Ser fan absoluto de su filmografía es una tarea harto difícil, pues un tipo que hace cinco películas por año es propenso a caer en la irregularidad. A decir verdad, de una decena de películas que habré visto de Miike la única que me había encandilado, sin peros, hasta el momento, es Adutition (Odishon, 1999). Del resto, Ichi the Killer (Korshiya, 2001) es bastante pasable, sobretodo en sus momentos más bizarros, y otras como Izo (ídem, 2004) tienen un arranque estupendo, momentos gloriosos, pero se ven afectadas por una reiteración desmedida, provocada en gran parte por la manía de Miike de alargar sin sentido la duración de sus propuestas. No obstante, ya había perdido la esperanza en que volviese a ver una película de este director tan (relativamente) redonda como lo fue la citada Audition. Hasta ahora. Y es que Crows Zero es toda una sorpresa.

Lanzada recientemente en formato domestico en España, tras pasar por el último festival de Sitges, nos ofrece una divertida, y a ratos hilarante, visión de Miike del cine juvenil, enmarcado en el mundo de las bandas. Siguiendo la estela de títulos míticos como Los guerreros de la noche (The Warriors, 1979) o Los guerreros del Bronx (l Guerrieri del Bronx, 1990), adaptados al desconcertante estilo del autor, lo que Miike fabrica es un cóctel con pretensiones mainstream (en Japón fue numero en uno en taquilla), más comercial que la mayoría de sus propuestas, en el que, en pocos momentos, se vislumbra su nervio más arrollador (y a ratos pretencioso) pero que, sin embargo, se confirma como un divertimento de calidad, compacto e interesante. Sin lastrar los problemas de guión tan frecuentes en su cine, Crows Zero nos regala una honestidad mucho mejor aplicada que en otros trabajos de su director dentro de la línea más comercial (recordar la mediocre Llamada perdida (Chakusin ari, 2003)). Puede que los más puristas del Miike excéntrico y bizarro se sientan decepcionados, pero para el resto, Crows Zero supondrá un soplo de aire fresco.

Lo mejor: El concepto de película de bandas pasado por el filtro Anime, en carne y hueso, nos deja varios momentos para el recuerdo (atención a los últimos treinta minutos).

Lo peor: Que, como suele pasar en el cine de Miike, aunque esta vez no sea tan notorio, su duración se podría haber recortado un poco, y así el ritmo hubiese ganado enteros.

Valoración (0 a 10): 8

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lunes, 15 de diciembre de 2008

El ultimátum no causa demasiado pánico en Estados Unidos

Aunque anunciada a bombo y platillo como uno de los platos fuertes de la cartelera navideña, Ultimátum a la Tierra, remake del clásico de la ciencia ficción homónimo estrenado hace ya más de cincuenta años, se ha tenido que conformar en su estreno con unos decepcionantes 31 millones de dólares, que son casi 20 millones menos de lo que apuntaban las previsiones. La cinta, con un presupuesto alrededor de los 100 millones, ve así reducido su marco para el éxito en lo que suceda en la recaudación mundial, que a fecha de hoy aun se prevé bastante aceptable. Lo que es en Estados Unidos, Ultimátum a la Tierra se tendrá que conformar, si las cosas van medianamente bien, con un resultado final en torno a los 80 millones, lo que la deja en tierra de nadie. Así mismo, las críticas, tanto en los medios como las del público potencial, están siendo entre lo negativo y lo indiferente. Por allá al menos tienen la oportunidad de verla en salas IMAX, lo que quizá la haga un favor.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Luz verde para el remake de Pesadilla en Elm Street

Que se iba a hacer ya lo suponíamos, pero hasta que se da luz verde a un proyecto en Hollywood es mejor mantener la duda. El caso es que recientemente se ha confirmado que Pesadilla en Elm Street (Nightmare on Elm Street, 1984) tendrá su remake en 2.010, y que el rodaje dará comienzo la primavera que viene, con guión y dirección de Wesley Strick, el cual, a tenor de su recorrido previo, da más miedo que el propio Freddy Krueger. El tal Strick, aunque empezó en la escritura de guiones con la simpática Aracnofobia (Aracnophobia, 1990), luego fue el firmante de libretos tan aburridos y mediocres como Lobo (Wolf, 1994), El Santo (The Saint, 1997) o Doom (ídem, 2005). Para interpretar al popular asesino de las cuchillas está Billy Bob Thorton, sustituyendo al insustituible Robert Endglund (foto).

Raquel Weisz podría ser Catwoman en el nuevo Batman

Después de considerar a Angelina Jolie para interpretar a Catwoman en la nueva entrega del hombre murciélago dirigida por Christopher Nolan, y que vendrá a titularse Shadow of the Bat, parece ser que el rumbo del cast ha cambiado y que la normalmente esplendida Raquel Weisz es la que tiene todas las papeletas para hacerse con el papel. De este modo, Weisz tomaría el relevo a Michelle Pfeiffer, que se puso el traje de cuero en Batman Vuelve (Batman Returns, 1992) y Hale Berry, que encarnó a la mujer gato en Catwoman (ídem, 2004). Shadow of the Bat llegará a los cines en 2.011.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Doomsday: El día del juicio (Doomsday, 2007)


Una plaga mortal conocida como Reaper devasta Gran Bretaña. El gobierno saca de la zona afectada a tantos supervivientes como puede, y construye un muro para evitar que se escapen los infectados. Treinta años después, el Reaper amenaza con volver a dar problemas, por lo que se encarga a un grupo capitaneado por la Mayor Eden Sinclair la misión de entrar en la zona infectada y encontrar el remedio para el virus.

Neil Marshall es uno de los directores punteros del llamado splatter pack, que junto a otros como Rob Zombie, Alexander Aja o Eli Roth conforman un selecto club de directores que han dando una vuelta autoral al cine de terror más truculento. De seguir el buen camino, posiblemente dentro de muchos años los nuevos fans del género les tendrán en un lugar similar al que John Carpenter, Wes Craven, George A. Romero o Tobe Hooper tienen en la actualidad para los que ya llevamos bastante viciados con el cine de género. Marshall se dio a conocer con aquel notable divertimento titulado Dog Soldiers (ídem, 2002), para confirmarse poco después con la sorprendente The Descent (ídem, 2005), dos títulos clave para entender el terror ingles moderno. Pero muy pocos esperaban que, en su siguiente proyecto, este director fuera a tomar las riendas de una locura apocalíptica como Doomsday: El día del juicio. Separándose, no del todo, del género de terror que había marcado su corta carrera hasta el momento, Marshall compone una sinfonía híper-violenta, con sangre y acción por un tubo, en la que, al igual que Tarantino hizo con el cine de artes marciales y el spaghetti western en la celebrada Kill Bill (ídem, 2003-2004), se lanza a homenajear sin complejos la ciencia ficción macarra de Mad Max: los salvajes de la autopista (Mad Max, 1979) y sus sucedáneos

En esta ocasión, y dado el éxito comercial de The Descent, Marshall ha contado con una producción mayor, actores conocidos (pequeños papeles para Bob Hoskins y Malcom McDowell, y el protagonismo total para una Rhona Mitra que no solo esta buenísima, sino que ha nacido para ser heroína de acción) y una amplia distribución en Estados Unidos (que no ha servido para mucho, pues a penas recaudó 11 millones de dólares). Sin duda, Doomsday supone un riesgo en la carrera de un director que bien podía haberse encaminado, dentro de Hollywood, en proyectos más fácilmente lucrativos, como está haciendo Alexander Aja con los remakes de Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, 2005) o Reflejos (Mirrors, 2008), sin olvidar a Rob Zombie y su Halloween. El origen (Halloween, 2007), pero, sin embargo, ha preferido darse este capricho referencial que, eso si, no desmerece de sus dos anteriores trabajos. Distinta, inesperada. No será plato al gusto de todos, quizás solo de unos pocos, pero Doomsday tiene un pulso narrativo encomiable, unas escenas de acción eficaces (atención a la persecución de coches final) y un sentido de la violencia tan lejos de prejuicios, que sus cien minutos se nos pasan en un abrir y cerrar de ojos. Y si además le añadimos a todo esto que se trata de un revival de los setenta y ochenta como pocos, no podemos estar más que agradecidos a Neil Marshall por haberse atrevido a regalárnosla.

Lo mejor: Tiene tanta acción, tanto gore, tanto ritmo frenético bien entendido, que es difícil que uno se aburra. ¡Y Rhona Mitra se merece papeles de acción a la voz de ya!.

Lo peor: Que quizás en el tercer acto, justo ante del espectacular clímax final, se le vaya un poco la pinza en cuestiones de guión y pierde levemente el interés de lo visto anteriormente.

Valoración (0 a 10): 8

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Blood Feast (1963)

Un psicópata está cometiendo crímenes atroces como parte de un ritual. Sus victimas son bellas jóvenes, a las que utiliza, una vez desmembradas, para elaborar un festín caníbal. La policía se encuentra en el caso, aunque la identidad del asesino es difícil de adivinar.


Herschell Gordon Lewis es un nombre de sobra conocido por los más aficionados al cine de terror, y a la sangre en particular. Y lo es porque Lewis es el considerado padre del cine gore. Y lo curioso es que antes de dar en la diana con la película que nos ocupa, en su afán de buscar dinero en grandes cantidades rodó, junto a su amigo, el productor David J Friedman, varias decenas de nudies, género de moda en el exploit de la época que tenía a Russ Meyer como máximo representante. Pero cuando la moda pasó y el mercado se encontraba tan saturado de nudies que las recaudaciones se dividían considerablemente, Lewis y Friedman, comenzaron a hablar sobre algo innovador, algo impactante. En definitiva, algo que, costando poco dinero, llevase a la gente en masa a las salas. La anécdota es que a Lewis le asaltó la idea de hacer Blood Feast mientras veía una película de gangsters, y no comprendía como, con tantos tiroteos, no saltaba la sangre a la pantalla. Blood Feast fue un éxito de taquilla, y después llegaron 2000 maniacos (Two Thousand Maniacs!, 1964) o Color Me Blood Red (ídem, 1965), confirmando que el gore llamaba la atención de los espectadores.


La trama de Blood Feast es de lo más ingenua y esquemática, así comos sus diálogos y personajes. Pero es la excusa perfecta para llevar a cabo lo que Lewis pretende: hacer que los espectadores (de la época) se tapen los ojos con unas torturas, amputaciones y demás lindezas que hasta ese momento no se habían visto en la gran pantalla. Incluso hoy en día, una película como Blood Feast es bastante más gore que la mayoría de las producciones truculentas que llegan a las salas, aunque lo desfasado de sus trucajes la hace perder impacto. No obstante, en su día causó un gran revuelo, e inicio una andadura que varios que muchos siguieron posteriormente. El gore había nacido. En a penas sesenta minutos, Lewis se las arregla para dejar varios momentos en la memoria del aficionado: el primer crimen en la bañera, la lengua arrancada de cuajo, o el final, menos explicito de lo esperado, en el camión de basura, hacen de Blood Feast una película que, con sus limitaciones, ha de estar en la estantería de todo fan del subgénero.

Lo mejor: Las escenas gore, por supuesto.

Lo peor: Que todo lo demás no es más que un teatro de rebajas, pero tampoco importa demasiado si lo que uno quiere ver es hemoglobina por un tubo.

Valoración (0 a 10): 5,5

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martes, 9 de diciembre de 2008

Kilómetro 31 (2006)


Una mujer siente la muerte, en un accidente de coche, de su hermana gemela. Tras ir a la carretera, comprueba que, efectivamente, su hermana a muerto. Antes de morir, habían hablado por teléfono, y la comentó que había atropellado a un niño, pero allí no hay ni rastro de él. Es precisamente en ese punto de la carretera, el km 31, donde irán sucediendo cosas inexplicables para su hermana, su novio y la pareja de la fallecida.

Tras ver Kilómetro 31, me resulta del todo sorprendente que en Méjico se convirtiese en una de las películas más taquilleras de la historia de aquel país. Y es sorprendente porque se trata de una película de terror mediocre, aunque con una buena produccion, que recorre caminos que ya hemos recorrido una y mil veces, mezclando las influencias del estilo Shyamalan (atmosfera fría, pulso narrativo pausado, giros sorpresa) con los golpes de efecto pos Ringu (ídem, 1998), incluyendo, no podía ser menos, los espíritus infantiles de melena negra al viento. La película, alternando los ingredientes como si de un autoservicio se tratase, queda más cerca de las decenas de propuestas que siguieron, con poco tino, a dichos referentes, que de los referentes en si mismos. Tampoco ayuda el aviso, al comienzo, de estar inspirada en hechos reales, cuando lo que vemos tira hacia la fantasía, exagerada en ocasiones, más que a pretender mostrar datos veridicos.

Co-producida entre Méjico y España, y estrenada en cines con el eslogan publicitario “De los creadores de Rec” (mentira de las gordas, a no ser que se refieran a que Filmax se encuentra en la producción), Kilómetro 31 tiene en su reparto al español Adriá Collado, que nunca parece saber muy bien que cojones hace paseando por la trama, y dos interpretes mejicanos, que, estos si, lo hacen realmente bien: Iliana Fox y Raúl Méndez. El director del invento se llama Rigoberto Castañeda, que con este Kilómetro 31 realizó su opera prima, para después dirigir varios episodios de la serie televisiva mejicana Trece miedos (ídem, 2007-¿?) y actualmente se encuentra inmerso en la pre producción de la que será su próxima película de corte fantástico, de titulo Alegorías.

Lo mejor: La factura es impecable, y se nota que Rigoberto Castañeda sabe como mover la cámara (hay varios planos sensacionales).

Lo peor: El guión es flojo. Le falta interés, una mayor garra, y sobretodo un sentido del ritmo más apropiado, pues si las películas de Shyamalan son una maravilla, y para nada aburren, pese a tener un tempo pausado, es porque lo que cuentan, y como lo cuentan, es interesante. Este no es el caso.

Valoración (0 a 10): 4

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The Punisher no castiga la taquilla

El castigador (The Punisher, 2004) fue una decepción a todos los niveles. Tan solo acumulo alrededor del mundo una recaudación de 53 millones de dólares, y la calidad de la propuesta dejo indiferente al público general, e indignados a muchos de los fans del cómic en que se basa. Tampoco había para tanto. De acuerdo, la película es floja, pero tampoco tan horrenda como muchos la pintaron. El caso es que, con estos datos, producir una secuela no dejaba de ser insensatez. Pero parece ser que unos productores vieron necesario poner 35 millones de dólares para realizar una nueva película sobre el famoso vengador. El resultado es Punisher. War Zone, con equipo totalmente nuevo respecto a la anterior, y, al igual que El increíble Hulk (The Incredible Hulk, 2008), concebida como una nueva oportunidad para el personaje, y no una secuela. Pero, tal como se veía venir, los resultados en taquilla han sido nefastos. Las estimaciones apuntaban alrededor de 9 millones para su primer fin de semana, que ya era poco, pero los datos finales han sido aun peores: unos ínfimos 4 millones. Independientemente de lo que digan las cifras, parece que Punisher. War Zone esta gustando más que su predecesora, pues en IMDB la media hasta el momento es un notable pelao. Habrá que esperar para comprobar si este nuevo castigador hace justicia al magnifico personaje creado por Marvel. De momento, tal como le han ido las cosas, ya nos podemos ir despidiendo de ver sus aventuras en la gran pantalla por mucho tiempo. Y por cierto ¡que viva la versión ochentera con Dolph Lundgren!

jueves, 4 de diciembre de 2008

Outlander (2008)


Una nave espacial aterriza, debido a un accidente, en Noruega, en plena época de los vikingos. De ella salé un tipo, de apariencia humana, que pronto será capturado por el pueblo al que ha llegado, pues es confundido con un asesino del poblado enemigo. El tipo en cuestión avisa a los vikingos que hay un monstruo, una especie de dragón, que ha viajado con él, en su nave, y que ahora querrá aniquilar a todos los que se encuentren a su paso. Al principio le toman por loco, pero pronto, ante los ataques de la bestia, se unirán a él para acabar con la amenaza.

Aquí os presento una nueva golosina visual con estatus de video club que, finalmente, consigue estrenarse en los cines de algunos países. Han pasado dos horas desde que la he visto y, sinceramente, no me acuerdo de mucho. De lo que si me acuerdo es de que he pasado algo más de hora y media sin mirar el reloj. Y al tratarse, como cité anteriormente, de una golosina visual, esto es un piropo considerable a la propuesta. En Outlander a uno le importa un carajo el devenir de los personajes. Vivan o mueran, es lo de menos. Son planos, sin un alarde de carisma, y únicamente sirven como guías hacia la aventura y, por tanto, el entretenimiento. Y esto es, que su utilidad en la trama es la misma que la que tiene cualquier monigote en un videojuego: no vas a llorar si muere, pero mientras juegas te hace pasar un buen rato. Outlander es un delirio. Una de esas películas que, cuando se sabe de ellas en las primeras noticias crean muchas expectativas (a saber, monstruos alienígenas, naves espaciales en la época de los vikingos, batallas épicas), pero que, según se acerca su estreno, la información más superficial y explicita nos demuestra que no había para tanto.

De echo, Outlander me trae al recuerdo cosas como Beowulf, la leyenda (Beowulf, 1999) o incluso Campo de batalla: la Tierra (Battefield Earth, 2000), por aquello del cartón-piedra en lo que se cree una superproducción pseudo épica. Ahora bien, he de reconocer que también pensé una joya como El ejercito de las tinieblas (Army of Darkness, 1994), más que nada por cuestiones argumentales. Y es que Outlander, con ese Jim Caviezel de guerrero alienígena con aspecto humano, ese John Hurt pasando el rato hasta cobrar el cheque y ese dragón, o lo que quiera que sea, tan digitalizado que hasta se pueden distinguir los pixel, podrá ser mala, mediocre o grotesca, pero si uno se lo pasa bien (cosa que no hice con las citadas Beowulf, la leyenda o Campo de batalla: la Tierra) y se evade un poco de todo, pues no se puede decir que no haya cumplido su cometido.

Lo mejor: Es entretenida, y los flashbacks molan.

Lo peor: Que uno vaya a verla pensando que se trata de una superreducción al estilo de la trilogía de El señor de los anillos (de la que la publicidad de Outlander hace mención), cuando se trata de un directo a dvd estrenado en salas. Y que los CGI, en cuanto a los dragones se refiere, canten lo cantado y lo que aun esta por cantarse.

Valoración (0 a 10): 5

Trailer


martes, 2 de diciembre de 2008

Jason Statham sigue en su línea comercial con Transporter 3

Jason Statham es una de esas estrellas del cine de acción de moderado presupuesto que, como The Rock, o en la pasada década Van Damme y Steven Seagal, protagoniza películas como churros, pero sin conseguir grandes éxitos comerciales. Precisamente, la saga iniciada por Transporter (ídem, 2003) y continuada con Transporter 2 (ídem, 2005) y la tercera entrega que nos ocupa, es la que le ha reportado, dentro de sus limites, sus mayores triunfos comerciales. En sus cinco primeros días, Transporter 3 ha conseguido en Estados Unidos unos correctos 18 millones de dólares, que son dos más de los que recaudó la segunda entrega en sus primeros tres. Se podría pensar que tal cantidad no da para mucho, pero al tratarse de una producción más bien modesta (40 millones) no lo tendrá difícil para dar beneficios con la recaudación mundial. Además, si por algo Statham, como los anteriormente citados, sigue haciendo película tras película, es porque sus propuestas venden en dvd cantidades lo bastante atractivas, al igual que funciona sin problemas en el video club o los pases televisivos.