jueves, 28 de enero de 2010

De estreno: Artificieros en Irak, secuestros alienígenas, y adolescentes metidos en magia negra


Por fin llega a España el aplaudido thriller de suspense y acción de la recuperada Kathryn Bigelow. Ha llovido desde sus pases en diversos festivales, en los, curiosamente, no obtuvo buena respuesta por parte de los espectadores ni de la crítica. Lo que son las cosas, más tarde, con su estreno comercial (aunque en pocas salas) todo cambió de forma radical. Tanto que empezó a sonar como una de las mejores películas del año y futura nominada a los premios importantes. Así ha sido. Ahora, con bastante retraso, llega a España para que podamos hablar con criterio de la que es, para muchos, la sorpresa del 2009. En tierra hostil (The Hurt Locker) nos cuenta los malos ratos que tienen que pasar los (temerarios) soldados especializados en desactivar minas antipersona. La acción se sitúa en la actual guerra de Irak, y protagonizan Jeremy Renner, Guy Pearce, David Morse y Ralph Fiennes; También llega a nuestra cartelera La cuarta fase (The Foruth Kind), una de ciencia ficción con elementos de terror, protagonizada por Milla Jovovich, que se adentra en el mundo de las secuestros extraterrestres recreando casos supuestamente verídicos. El director, el desconocido Olatunde Osunsanmi, al parecer ha dividido la trama mezclando la forma de rodar tradicional con la del falso documental; Por ultimo, hablar de Kabrat y el molino del diablo, una fantasía juvenil que remakea una poco conocida por aquí película de 1977, y que cuenta como un adolescente se adentra en el mundo de la magia negra.

Muñecos infernales (The Devil Doll, 1936)



Cuatro año después de estrenar su máximo icono cinematográfico, La parada de los monstruos (Freaks, 1932), Tod Browling fabricó otro clásico, menos mitificado, pero que rallaba a un nivel de calidad similar. Muñecos infernales, aunque clasificada dentro del género de terror, en realidad se trata de una fantasía, con toques de ciencia ficción paranoica, que conjuga sus elementos a groso modo con una historia de venganza y amor. La venganza es la que entabla un antiguo banquero, presidiario huido de la cárcel junto a un mad doctor. En casa del segundo, a la que llegan con la policía pisándoles los talones, descubre los experimentos de dudosa moral que éste, junto a su mujer, igual de desquiciada, lleva años completando. Su trabajo consiste en hacer diminutos, a modo de juguetes, a todo animal, incluso persona, que les viene en gana. Tras la muerte del mad doctor a causa de infarto, el banquero ve la posibilidad de vengarse de los que le metieron injustamente en la carcel, ayudado de la mujer y sus extraños conocimientos. Así, de viaje a Paris, éstos comenzarán, cada uno por sus motivos, las malas jugadas a determinadas personas. Y también es una historia de amor, pues el verdadero propósito del protagonista, más que la venganza por odio, es que su nombre quede limpio y su hija, residente en Paris, pueda perdonarle por fin.


Muñecos infernales cuenta con una notable interpretación de Lionel Barrymore (pésimo doblaje en español, para los que opten por dicha opción), que juega al despiste disfrazándose de una anciana que vende los temibles muñecos vivientes. Al igual que en la citada La parada de los monstruos, Browling es fiel a su modo narrativo y convicciones personales. La línea que separa el bien del mal siempre se muestra difusa, con personajes que no llegan al blanco ni se hunden en el negro. La escala de grises es elevada y, además, muy interesante de analizar. La idea de la venganza, que triunfa ante todo y, como he dicho, bastante difusa en su sentido moral, es algo que a lo que también recurría con sus freaks menospreciados por los que se creían mejores que ellos. Destacable, entre otras cosas, es el trabajo realizado para los efectos especiales, teniendo en cuenta que han pasado más de setenta años desde su realización. La unión en el mismo plano de personajes de tamaño real y personajes minimizados (aunque a veces los actores no saben muy bien donde mirar) es excelente.


Aunque Muñecos infernales esta basada en la novela Arde, bruja, arde, de Abraham Merrit, los parecidos se difuminan en el guión firmado por Garret Frot, autor del libreto de Drácula (1931), así como con el tono que le da Browling, que inyecta esa tipica atmosfera propia de patetismo romántico y aroma de tragedia, igual que la ya comentada difusa moral en los actos de los personajes. Todo se mezcla perfectamente en algo más de setenta minutos de gran cine clásico, de cine de género minimalista y añejo, que recuerda la ingenuidad de ciertos tiempos, pero también la importancia de la narrativa y los actores, del uso de efectos digitales como eficaz comparsa de un desarrollo siempre interesante y no carente de diversas lecturas más allá de lo evidente.

Valoración (0 a 5): 3

domingo, 24 de enero de 2010

Nuevos planes para el remake de Furia de titanes



Estas cosas siempre se pueden entender de varios modos, pensando bien o pensando mal. El caso es que Furia de titanes, remake de la mítica película de 1981, contará con escenas adicionales rodadas a sólo tres meses del estreno. Según declaraciones de su protagonista, Sam Worthington, esto se debe a que están tan contentos con el resultado, que han querido que sea aún más épica y tienen tanta confianza en su éxito que no escatiman en gastos. Otra opción, para los menos crédulos, es que el montaje que les enseñaron no les convenció del todo y prefirieron poner un poco más de pasta para crear más espectáculo y limpiar diversos fallos. Con todo, el presupuesto de Furia de titanes posiblemente no suba de los 100 millones de dólares, que tal como está el patio en cuanto a presupuestos exagerados, son migajas. Otra cosa que comentó Worthington es que es posible que terminen exhibiéndola en tres dimensiones, aunque hasta ahora nunca había sido la idea. El monumental éxito de una tal Avatar, precisamente protagonizada por él, podría tener mucho que ver en el cambio de planes.

Avatar a un paso de superar a Titanic, y se estrenan Legion y Rompedientes




Otro fin de semana más, el sexto, Avatar se mantiene número uno en las taquillas de Estados Unidos y España (y en las de medio mundo). Aunque se vaticinaba que, por fin, esta semana caería, no del primer puesto pero si un porcentaje más elevado que lo de costumbre, las previsiones han salido rana. Tanto que en Estados Unidos, según las cifras estimadas, ha recaudado otros 34 millones de dólares (17% de descenso respecto al fin de semana anterior), que hacen un total de 550 millones. En España le ha ido aún mejor, a juzgar por el escaso 9% de caída que han conseguido sus 4 millones (también según estimaciones) de euros. Por aquí, el total sería de unos enormes 52 millones, 14 millones más que los que en su día amasó Titanic (1997). Se calcula, si todo sigue como hasta ahora, que Avatar terminará recaudando en Estados Unidos 640-650 millones de dólares, y en España 65-67 millones de euros. Una burrada, vaya. En lo que respecta a la recaudación mundial, la suma asciende a 1.718 millones, en dólares, a un pasito de superar a la mencionada Titanic, hasta hoy, como ya he dicho otras veces, considerada la película más taquillera de la historia (sin ajustar la inflación). El total en todo el mundo ahora si parece que puede superar los 2.000 millones.



Pero vamos a hablar, al menos un poco, de cosas que no sean Avatar. Este fin de semana se ha estrenado Legion en Estados Unidos. Se trata de una de acción/terror con elementos sobrenaturales, protagonizada por Dennis Quaid y Paul Bettany, éste en el papel de un arcángel que debe salvar a la humanidad. Aunque en principio no había muchas expectativas comerciales, la película se ha ido haciendo fuerte en Internet hasta llegar al estreno, y el interés se ha reflejado en un estreno bastante correcto de 17 millones de dólares; La que no obtenido demasiada atención es Rompedientes, con el cachas Dwayne Johnson, alias The Rock, que vuelve a intentarlo en el cine familiar dentro del género fantástico. Los 13 millones estimados son varios menos de los previstos, así que todo queda en comprobar como funciona en las próximas semanas.

sábado, 23 de enero de 2010

La matanza de Texas: 35 años en el filo de la sierra mecánica



Corrían finales de los años sesenta cuando un joven director desconocido, de nombre Tobe Hooper, dirigía una pequeña película titulada Eggshells (1969). Nadie presagiaba entonces que en sus planes, inconscientemente, tenía entre manos el rodaje de uno de los mayores clásicos del cine de terror. No obstante, tardó cinco años en estrenarla. El camino fue arduo, lleno de problemas. En principio, la producción de aquella película prácticamente underground, para la que inicialmente se barajaron títulos como Cara de cuero (Leatherface), contaba con un presupuesto estimado en 60.000 dólares. Al final, la cifra ascendió hasta los 120.000 dólares, lo que causó más de un quebradero de cabeza a los inversores, antes de saber que se trataría de una de las películas independientes más rentables de la historia del cine. Dichos inversores eran nada menos que gente de la mafia, pues la ya conocida como La matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre) no encontró estudio dispuesto a apostar por ella. Fueron estos mafiosos los que pagaron de inmediato por hacerse con el producto y llevarlo a los cines en 1974. En principio, la idea era estrenarla en unos cuantos cines al aire libre, sesiones dobles, etc. Al contrario de lo que esperaba la mayoría, La matanza de Texas se hizo con buenas críticas dentro de los sectores más visionarios y desprejuiciados, y la gente, guiada por el morbo de sus carteles (que rezaban aquello de “basado en hechos reales”, aunque en parte no sea así) y de la publicitada violencia descarnada, acudió en masa a los cines. Cuando se quisieron dar cuenta, la película estaba recaudando millones en Estados Unidos, y más tarde en todo el mundo. Un total cercano a los 100 millones de dólares de la época, y el culto instantáneo surgido entre los aficionados al cine de terror, con Cara de cuero, su principal villano, erigido en icono del género, fueron el comienzo del mito, y también de una saga, remakes, precuelas, e incontables imitaciones.



Según comentan los involucrados en el proyecto, el inesperado éxito no les hizo millonarios. Más bien, a penas vieron un duro. La mafia se quiso, y consiguió en parte, quedarse con todos los beneficios. Hooper, el equipo detrás de las cámaras y los actores, tuvieron que entrar en denuncias y juicios con la mismísima mafia para intentar sacar tajada. El éxito de la propuesta se debió, a parte de lo mencionado, a ser uno de esos inventos que, de vez en cuando, nacen en estado de gracia. Viendo gran parte de la carrera posterior de su director, aún muchos no creen que esto le saliese conscientemente. Si La matanza de Texas es una obra maestra, y una de las películas que mejor representa la locura y la angustia en estado puro, es por su escasez de medios y falta de pretensión inicial. La suciedad de la imagen, lo tosco del montaje, el uso exagerado de gritos ensordecedores, etc. Lo que podría haber sido no más que un proyecto de fin de curso de un amateur fanático del cine de terror, pasó la línea que separa ésto de la maestría.



El éxito de La matanza de Texas no iba a quedar olvidado por la industria. Es por ello que, aunque de forma tardía, el propio Tobe Hooper recogió el encargo, por parte de la entonces exitosa Cannon Films, de dirigir una secuela. La matanza de Texas 2 (The Texas Chainsaw Massacre 2, 1986) contó con mucho más presupuesto, una estrella conocida (Dennis Hooper) de protagonista, y mayor abundancia de gore (algo curioso es que, aunque normalmente catalogada como gore, la primera parte a penas utilizaba el recurso de la hemoglobina, sino que tendía a sugerirla). Pero el cambio principal se dio en el añadido de un humor negro siempre presente, desconcertante y grotesco. Fue por ello que no pocos la entendieran como una parodia de la primera. Algo de razón tenían, aunque vista hoy, La matanza de Texas 2, que decepcionó por doquier, se puede contemplar como una divertida variante, arriesgada y sincera. Otra película de culto, a su modo, y que puede ser vista independientemente de la primera entrega. Si entramos en comparaciones directas, obviamente sale mal parada.



La tercera y cuarta entregas, son otra historia. Muy mediocres, aunque no exentas de curiosidades cinéfagas. La tercera, de la que Tobe Hooper pasó al momento, fue encargada a un joven cineasta y actor de serie b, Jeff Buhr, cuyo trabajo como director más reconocible hasta el momento era El padrastro 2 (Stepfather 2, 1989). Según el propio Buhr, el material que le dieron para dirigir en pocas semanas la que se titularía directamente Leatherface (1990) era nauseabundo. No había por donde cogerlo. Aun así, había que comer, y no era una mala oportunidad dado el prestigio que seguía teniendo la saga entre millones de aficionados. Lo peor llegó cuando la censura habló. Al parecer, la película era demasiado sangrienta para obtener la calificación “menores de 18 acompañados”, y tuvieron que ponerse a recortar escenas sin ton ni son. El resultado es el que finalmente se ve en pantalla. La curiosidad de Leatherface en el plantel artístico es el poder ver a un joven Viggo Montersen haciendo de histriónico psicópata.



El hundimiento de la franquicia, al menos por aquel momento, llegó con la cuarta entrega. La matanza de Texas, la nueva generación (The Return of the Texas Chainsaw Massacre, 1994). Se intentó dar un nuevo aire a la saga, meter de nuevo el humor negro de la secuela, y añadir una nueva familia, aunque la acción se desarrollaba en el mismo lugar que en la primera. El resultado, catastrófico, fue obra de Kim Henkel, hasta entonces guionista de la saga, en la que fue su primera y ultima aportación al mundo del cine en labores de dirección (sic). Si La nueva generación es recordada por algo, es por haber dado uno de sus primeros papeles a dos estrellas actuales, Renée Zellweger y Matthew McConaughey. Obvio que, al igual que el anteriormente citado Viggo Montersen, no quieren ni oír hablar de las respectivas películas, lo cual no deja de ser un acto de desprecio prepotente por su estatus actual, ignorando que, por malas que sean, éstas aportaron su granito de arena para que su cara fuera sonando.



Pasaron nueve años hasta que, en plena era del remake, se decidieran a fabricar el susodicho de la primera entrega. Para ello se escogió al director Marcus Nispel, conocido por dirigir videos musicales, y Michael Bay se inició como productor de remakes de clásicos del terror. A pesar de que los fans de la original esperábamos lo peor, por suerte hicieron un buen trabajo. Claro que no es igual ni superior a la de 1974, pero es digna y no insulta su nombre, que ya es bastante hoy día. El acierto fue no querer imitarla, sino dar un nuevo look a la franquicia. Como si se tratase más bien de una secuela lujosa, La matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, 2003), no se cortó en violencia, malrollo, ni en mostrar un Cara de cuero eficaz y más temible que los vistos en las secuelas. Este remake supuso el despegue de Jessica Biel, y su gran éxito comercial revivió la gallina de los huevos oro. 



A estas alturas ya conocíamos secuelas y un remake, solo faltaba otra de las modas actuales, la precuela. Y como no podía ser menos, esa la fue la opción para continuar exprimiendo a Cara de cuero y los suyos. De nuevo producida por Bay, y manteniendo parte del reparto en lo que respecta a los villanos (impagable el “sherif” loco, interpretado por el no menos impagable R.Lee Ermey). La matanza de Texas, el comienzo (The Texas Chainsaw Massacre: The Begining, 2006), utilizó lo de “el comienzo” como excusa para ofrecer una secuela como cualquier otra, compilando en los primeros quince minutos una explicación rápida y poco convincente del pasado de la familia. Lo bueno es que, a partir de ahí, aunque todo esté muy visto, es tan macarra, sanguinolento y macabro, que la diversión sin exigencias está asegurada. Un festival gore sin descanso para disfrutar sin pretender ver nada más que eso. A cargo de la precuela estuvo Jonathan Liebesman, que se dio a conocer con En la oscuridad (Darkness Falls, 2003).



Los que piensen que ya no puede dar más de sí la franquicia, que lo piensen de nuevo. Y es que, ahora que las 3d están más de moda que nunca, La matanza de Texas se sube al carro del formato. Se supone que ya está prevista, para 2012, una nueva entrega, no se sabe si, otra vez, remake, o secuela o qué, que como novedad utilizará las tres dimensiones para mostrar de forma más truculenta los crímenes de la familia desquiciada. No seré yo quien defienda la originalidad de los cineastas, pero, como fan, y ya curado de espanto, contemplar las andanzas de Cara de cuero con las gafas de marras puede ser, al menos, muy divertido. Habrá que esperar para ver el resultado. Hasta entonces, nos quedamos las películas, los cómics, el extenso merchandising y, cómo no, con la leyenda.

viernes, 22 de enero de 2010

De estreno: Una mansión Lovecraftiana, y un cachas convertido en “hado”.



Este fin de semana es el elegido para estrenar La herencia Valdemar, primer capitulo de un ambicioso díptico. Cabe destacar que ha sido un esfuerzo notable por parte de sus responsables, pues los 13 millones de euros que ha costado no han salido de las típicas subvenciones de gobierno y televisiones, sino que se ha producido de forma independiente. La historia se basa, o eso dice su director, José Luis Alemán, en el universo creado por Lovecraft. Así mismo, en la trama se darán cita otros reputados nombres del género de terror, como Bram Stoker. El amplio y conocido reparto está formado por Silvia Abascal, Óscar Jaenada, Ana Risueño, Rodolfo Sancho, Eusebio Poncela y una de las interpretaciones póstumas que nos deja Paul Naschy. La trama, a groso modo, se centra en una vieja mansión y una experta en tasación de inmuebles enviada para trabajar en ella. La mujer desaparece misteriosamente, y se contrata los servicios de un detective para que acuda a la mansión y averigüe que pasó; Para los más pequeños llega Rompedientes (Tooth Fairy), una de fantasía infantil/juvenil con The Rock, o como prefiere que le llaman ahora, Dwayne Johnson, de protagonista. La historia es la siguiente: Un jugador de hockey sobre hielo (Johnson) es famoso por su facilidad para romper los dientes a los rivales en cada partido. Un buen día, tras chafar las ilusiones de un niño, es castigado siendo convertido en un “hado” durante una semana para que cumpla sus deseos (sic).

The Signal (2007)



La primera duda que te asalta al leer la premisa de The Signal, es si se trata de una adaptación encubierta de Cell, la novela de Stephen King. Según avanza la trama, aunque su tono desconecta de la narración del famoso autor, la influencia es evidente. No obstante, estamos una película inclasificable, tanto en género como en intenciones. Tal vez ahí reside su principal interés. Mezcla ciencia ficción apocalíptica, terror, humor negro y drama romántico, entre otras cosas. Juega con elementos como psicópatas, individuos similares al concepto infectado/zombie o descomposición del modelo de vida familiar. Unas extrañas señales comienzan a aparecer en todas las televisiones o teléfonos móviles. El resultado es que todas las personas que atienden a dichas señales entran en un estado perpetuo de locura. No sólo confunden a otras personas o imaginan conversaciones, sino que sienten el deseo de asesinar. A partir de esto, la trama se divide en tres capítulos: Transmisión I, II y III.



La primera parte, la más corta, es una simple pero muy efectiva presentación de los dos personajes aparentemente principales. Digo aparente, puesto que en la segunda parte el protagonismo pasa de forma inesperada a otros personajes, así como el tono cambia hacia un extraño humor macabro. Es aquí donde la locura de los personajes, y la transmitida al espectador a modo de una necesaria confusión narrativa, hacen mayor acto de presencia. Llegados al último acto, centrado en un largo clímax final, uno no sabe si a los guionistas se les ha ido la pinza o por el contrario saben perfectamente lo que se hacen. El conjunto, pese a irregular, guarda suficientes buenos momentos y alicientes como para significar una digna carta de presentación de sus responsables, David Brukner, Dan Bush y Jacob Gentr, directores y guionistas (se supone, cada uno de las respectivas partes) que realizan con ésta su opera prima.

miércoles, 20 de enero de 2010

Spider-Man 4, con Raimi, se va al carajo… ¿por culpa de Avatar?



Muchos ya lo saben, pero para el que ande despistado aquí dejo la noticia. Spider-Man 4 ha sido cancelada definitivamente hasta que se encuentre nuevo equipo para reanimarla. Varios motivos empiezan a salir a la luz. Los dos principales han sido el guión y…Avatar. Lo siento, parece que cada dos días escribo sobre la película o la menciono, pero ha sido pura coincidencia. La cosa es que Sam Raimi, tras ver la citada película de James Cameron, pensó que no podía dejar que el nuevo Spider-Man contase con una menor carga de impacto visual en cuanto a efectos especiales. Se le metió tanto en los cojones lo de usar los efectos más caros posibles que, el estudio responsable, Sony/Columbia, le aseguró que no estarían dispuestos a seguir elevando los costes de producción. En este caso, más de uno podría pensar ¿Qué más les da pagar un dineral de presupuesto si, a no ser que el mundo se hunda antes del estreno, va a recuperar la versión? Aquí entra el guión. Y es que el libreto previsto, firmado por el propio Raimi, contaba con una base poco menos que dudosa. Aquí os la dejo.

Peter Parker es rechazado definitivamente por MJ pero descubre una nueva chica de la que se enamora todavía más, ¿Felicia Hardy?. Peter también descubre que su padre el de ella,, es en realidad Adrian Tombs a.k.a El Buitre, un adinerado hombre de negocios que se disfraza con un traje verde con alas. Peter se debate entre el amor de su nueva dama y acabar con el desquiciado Buitre. Tras meditarlo un rato decide acabar con el Buitre y lo mata. Este “parricidio”, no le sienta muy bien a su nueva novia y ella lo rechaza. Abatido, Peter decide abandonar su camino, dejar de lado sus grandes poderes y finalmente entierra su máscara y con ello su futuro como Spider-Man.

A propósito, lo gracioso de la noticia es que a James Cameron se le ha vinculado, a modo de rumor, como el sustituto de Raimi en la franquicia. Ante tales suposiciones, el propio Cameron salió a desmentir la noticia con un evidente “paso de esa mierda” (no textual, pero parecido). El “despido” o “huida del proyecto” de Sam Raimi ha supuesto el comienzo en la búsqueda de un sustituto. El director elegido podría ser Marc Webb. ¿Quién es éste? Pues es el director de 500 días juntos (500 days of Summer, 2009). Es de suponer que el proyecto comenzará prácticamente de cero.

domingo, 17 de enero de 2010

Una de trailers: Cop Out, Inception, Tekken

He aquí lo nuevo de Kevin Smith, ese director que prometía de lo lindo con sus primeras películas pero que, acto seguido, se hundió en la ponzoñosa mierda. No obstante, parece que Cop Out, aunque sea su primer trabajo a modo de encargo, puede hacer que levante cabeza. Se trata de una comedia de acción con Bruce Willis, Tracy Morgan y Sean William Scott, en la que el primero hace una especie de parodia de si mismo, respecto a los personajes de action-hero más chulo que un ocho que le dieron la fama. Es muy dudoso que a estas alturas la carrera de Willis se recupere en la taquilla, pero Cop Out tiene todos los ingredientes para hacernos pasar un buen rato. En España la podremos ver en marzo.



De Inception ya comenté su teaser no hace mucho, pero ahora vuelvo a recordarla gracias al nuevo trailer. Aunque sigue siendo de poco más de un minuto, se desvelan nuevas y sorprendentes imágenes que nos hacen pensar que Chritopher Nolan no ha perdido el tiempo después de la magnifica El caballero oscuro (The Dark Knight, 2008). Puede ser uno de los bombazos del verano, o al menos esa es la intención. El reparto, encabezado por Leonardo DiCaprio, se completa con habituales del director, como Michael Caine, Ken Watanabe o Cillian Murphy, y de nuevos fichajes tenemos a Ellen Page y Marion Cotillard.



Por ultimo, hablar del primer trailer creado para Tekken, adaptación de la mítica saga de videojuegos de lucha. No hay mucho que comentar, pues, a simple vista, todo parece indicar que estamos ante una nueva cutre-adaptación. Ahora bien, también parece que han seguido los pasos de Mortal Kombat (1995). Esto es bueno, pues se centrarán en las hostias y, al menos, podrá ser entretenida. Las caracterizaciones de los luchadores no están nada mal en algunos casos, aunque en otros (sin ir más lejos, el protagonista) son ridículas. Veremos que sale de todo esto.



Avatar continua en el primer puesto tras cinco semanas, y El libro de Eli se estrena con cifras correctas



Según los datos estimados para este fin de semana en Estados Unidos, Avatar sigue a la cabeza del top ten con unos impresionantes 48 millones dólares. Hablamos de su quinta semana en cartel, y hablamos de un total que ha llegado a los 500 millones. El éxito, cada día que pasa, es más abrumador. Ahora si está claro que al final de su recorrido superará los 600 millones de Titanic (1997). Las 3d han tenido mucho que ver en tamaño éxito, pues el espectacular mantenimiento de la propuesta se debe, a parte del boca a boca, a la necesidad de muchos espectadores de acudir a una de dichas salas, después de la masiva afluencia traducida en aforos completos desde su estreno. En el resto de mercados, Avatar lleva amasados 974 millones, que podrían ascender hasta más allá de los 1.242 que ingresó la citada Titanic. La marca que ahora propone sobrepasar son los 2.000 millones de recaudación mundial.



El libro de Eli (The Book of Eli) se ha estrenado éste fin de semana, y aunque tenía posibilidades de ser la película que bajase del número uno a Avatar, se ha tenido que conformar con el segundo puesto. No obstante, los 35 millones estimados son una cifra correcta para el thriller post apocalíptico protagonizado por Denzel Washington. Se trata, o eso parece, de un mix entre Mad Max (1980), Matrix (1999) y Soy leyenda (I Am Legend, 2007), firmado por el siempre reconocible Tony Scott. De villano de la función tendremos a Gary Oldman.

sábado, 16 de enero de 2010

Sherlock Holmes (2009)



Largo ha sido el recorrido del mítico detective Sherlock Holmes. Creado en 1887 por Sir Arthur Conan Doyle, ha proporcionado a la literatura decenas de historias entre series de novelas y relatos. Posiblemente inspirado en Auguste Dupin, personaje creado por Edgar Allan Poe, Holmes consiguió una mayor popularidad. El cine no tardó en darse cuenta del filón, y desde entonces actores como Peter Cushing, Robert Stephens, Jeremy Brett o Basil Rathbone le han dado vida en cine o televisión. La ingente cantidad de películas sobre el personaje, desde 1900 hasta nuestros días, es solo una parte del universo extra-literario surgido. El teatro, los cómics y los videojuegos también han tenido un papel importante, y las series de dibujos animados le acercaron a los más pequeños. Aunque ya se había modernizado la estética y el tono con la magnifica El secreto de la pirámide (Young Sherlock Holmes, 1985), que narraba sus inicios, faltaba llevarlo a un nuevo nivel actual dentro de su madurez. Es ahí donde ha recaído el interés del guión, en contar lo mismo de siempre, pero añadiendo mayor sarcasmo, desfachatez y, como sino de los tiempos, elementos de aventura y acción digital.



En realidad, el referente directo de éste Sherlock Holmes es el cómic Lionel Wigram, que, dejando intacta la base de los personajes, añadió nuevas habilidades a los personajes y sacó a relucir más las que andaban algo tapadas (el Holmes que combate cuerpo a cuerpo, Watson experto en el uso de la espada). La intención es la de hacer un blockbuster, accesible a todo tipo de espectador, de cara a crear la imprescindible franquicia. En ese sentido, la idea de otorgar la dirección a un tipo ajeno a estas superproducciones, como es Guy Ritchie, resulta desconcertante en un principio. Pero, echando la vista no muy atrás, directores como Sam Raimi y Peter Jackson, otrora reyes del (buen) terror de bajo presupuesto y, al igual que Ritchie, autores bastante alocados y dispuestos al sano desvarío del montaje, han sido elegidos para salir de su relativo underground y hacerse cargo de algunas de las sagas más taquilleras de la historia. El traspaso, como era de esperar, provoca la desaparición de parte de su firma, en pro de lo convencional, aunque respeta otra parte de los vicios creativos que le dieron  fama con las más que correctas Lock & Stock (Lock, Stock and Two Smoking Barrels, 1998) o Snatch, cerdos y diamantes (Snatch, 2000).



El mayor acierto de Sherlock Holmes se encuentra en el casting. Robert Downey Jr. y Jude Law, poniendo rostro a Sherlock y Watson, respectivamente, aportan la suficiente personalidad y carisma en sus roles. En el caso de Downey Jr., estupendo actor justamente resucitado en los últimos años, éste demuestra una vez más que es capaz de llevar en sus hombros no solo, como estrella, el peso de la función, sino también dotarla de la (citada) personalidad que, en otros tiempos, solía ser marca de la casa de James Stewart, Robert De Niro o Al Pacino, entre otros. Ahora bien, que eso sea suficiente para aplaudir Sherlock Holmes es relativo. Y es que, aun con los buenos valores mencionados, la película se resiente de un tono en la dirección algo disperso. Le falta un hervor, vaya. Si la pretensión de Ritchie es marcarse un blockbuster, éste se queda corto, y si es mantener su estatus de autor, se pierde bastante por el camino. Un caso similar a lo ocurrido con el Hulk (2003) de Ang Lee, que sin ser una mala película, peca de quedarse a medias en la búsqueda de su verdadera entidad. A parte, Ritchie no parece cómodo con las escenas de acción, por lo que, aunque funcionales, no consiguen impactar o entretener más allá de lo pasable.

De estreno: Un renovado Sherlock Holmes e intriga en islas paradisíacas



Llega a nuestros cines el renovado Sherlock Holmes (2009), después de estreno triunfal en Estados Unidos y parte de Europa. Casi la podríamos calificar de sleeper, puesto que, aunque se trate de una superproducción con ingredientes para llevar mucha gente a las salas, nadie las tenias todas consigo respecto al éxito o fracaso de la propuesta. Ahora, su estreno en España luchará con la poderosa Avatar  para bajarla del primer puesto, tras un mes acumulando millones sin descanso (atención, porque a estas alturas ya ha pasado de sobra los 40 millones de euros, superando a Titanic (1997), y camina firme hacia los 55 millones). Se trata de una puesta al día del mítico detective, siempre acompañado de su fiel ayudante, el doctor Watson. Robert Downey Jr. y Jude Law les dan vida, y Guy Ritchie, director nada asiduo hasta ahora en este tipo de blockbuster, se encuentra tras las cámaras.



Con menos ruido llega Hierro (foto), un thriller de intriga, protagonizado por Elena Anaya (premiada en el último festival de Sitges), sobre una madre que pierde inexplicablemente a su hijo durante un viaje en tren que les lleva a la isla del titulo. Seis meses después, una llamada confirma que su hijo ha muerto. En su regreso a la isla conocerá una serie de inquietantes personajes, y se adentrará en un nuevo e inesperado misterio; A modo de estreno técnico, en pocas salas, llega Una escapada perfecta (A Perfect Getaway, 2009). Se trata de otro thriller, con algunos elementos de terror y survival, en el que dos parejas se adentran en una isla en busca de aventura, siendo, una vez allí, avisados por un grupo de excursionistas sobre el mal que encierra el lugar. Protagonizan Milla Jovovich, Steve Zahn y Timothy Olyphant, y dirige David Twohy, que desde Pitch Black (2000) anda poco entonado.

jueves, 14 de enero de 2010

El remake de Piraña promete gore a mansalva en tres dimensiones

Uno de los pocos directores actuales que sabe hacer remakes es Alexander Aja. Por eso, aunque su carrera después de la notable Alta tensión (Haute Tension, 2003) se haya quedado estancada en remakear películas de terror, lo cierto es que si salen tan bien como la estupenda Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, 2006) no seré yo quien le discuta su cometido. Con Piraña 3d todo parece indicar que estamos ante un divertimento como pocos, sobretodo para los aficionados al terror más truculento. De muchos es conocido que Aja es fanático de la hemoglobina. Tanto, que incluso en una película poco obligada a mostrarla como es Reflejos (Mirrors, 2007) se marcó varios momentos bastante espectaculares. Con este remake de Piraña (Piranha, 1978) tiene todo en su mano para recrearse a conciencia. Las imágenes que os propongo así lo demuestran. A la espera de un trailer decente y en buena calidad, esto nos sirve para ir abriendo boca.






Infectados (Carriers, 2009)



Los hermanos Pastor, Alex y David, son un caso extraño, aunque creciente, dentro de nuestros cineastas. Al igual que Jaume Collet-Serra, su carrera como directores ha empezado en Estados Unidos, y también dentro del cine de género. Una muestra más de que otros países están dispuestos a fichar jóvenes realizadores españoles con nuevas visiones dentro del fantástico y el terror. En España, aunque hayamos avanzado estos últimos años, la cosa sigue escasa en cuanto a dicho cine. Se dan pocas oportunidades, y menos aún si conllevan riesgo. De ahí que otros prometedores cineastas como Juan Carlos Fresnadillo, J.A. Bayona, Jaume Balagueró y Paco Plaza, ya han dado el salto o están a punto de hacerlo. Aquí nos quedaremos, para variar, con los Almodóvar y Garci de turno y sus respectivas defecaciones. La película que nos toca ha contado también con el guión de los hermanos, un añadido más de cara a la libertad de trabajo que, se nota, han disfrutado. No obstante, Infectados es muy mejorable.



Al igual que sucedía con el citado Collet-Serra en su opera primera, La casa de cera (House of Wax, 2006), los hermanos Pastor demuestran un notable hacer detrás de las cámaras. Ahora bien, ese buen hacer queda algo ensombrecido debido al guión. Y es que el material del que disponen, como premisa, da para mucho más. Pero el problema ya no es ese. Digamos que hay una irregularidad bastante notoria, con momentos de indiscutible calidad e incluso sorpresa, pero otros demasiado fáciles y hasta arriba de diálogos ridículos. No obstante, los buenos momentos pesan lo suficiente para hacer el conjunto llevadero. Destacar también el pesimismo que imprimen a la narración, alejado de los happy end y situaciones heroicas de otras propuestas apocalipticas recientes. Con sus fallos, Infectados supone un correcto lanzamiento para los Pastor, a los que habrá que seguir de cerca en sus próximos proyectos.


domingo, 10 de enero de 2010

Celda 211 arrasa en las nominaciones para los Goya



Bueno, pues ya están aquí las nominaciones a los premios Goya. La única razón por la que hablo de ellos es porque se ha hecho justicia nominando a Celda 211 nada menos que a 16 premios. Entre ellos, mejor película, mejor director, mejor guión adaptado y el obvio a Luis Tosar como mejor actor. Es más, no sé a que esperan para darle el premio por anticipado y así acortar la duración de la normalmente soporífera gala. Otra nota destacable es la nominación de Déjame entrar (Lat den ratte komma in) como mejor película extranjera. Entre mucha morralla, al menos este año han sido consecuentes con el cine de género y la calidad de dos de las mejores obras del año. También se paseará con unas esperables 13 nominaciones Ágora, el bombazo comercial “español” del año, que ha vuelto a demostrar que Alejandro Amenábar, guste o no, lleva al público en masa a los cines haga lo que haga.

sábado, 9 de enero de 2010

Cameron se pone manos a la obra con Battle Angel: Alita



Parece que el blog se ha convertido últimamente en un dominio de James Cameron, pero la ocasión lo merece. Ante el gran éxito de Avatar, es obvio que pronto darán luz verde a las dos secuelas prometidas por su director, que, según dice, siempre quiso hacer una trilogía. Pero, sorprendentemente, Cameron ha dicho que primero tiene otros planes. Estos planes son ni más ni menos que retomar su ansiada adaptación del manga Battle Angel: Alita, creado por Yukito Kishiro. Según sus declaraciones, ya tiene guión terminado, y se rodará siguiendo las mismas técnicas que Avatar. Para los que no conozcan el citado manga en que se basa, éste sigue la historia de una cyborg amnésica rescatada por un científico, que la ayudará para convertirse en una caza recompensas envuelta en su sombría ciudad.

viernes, 8 de enero de 2010

Próximo destino: superar a Titanc



Lo de Avatar ahora si que está superando toda expectativa comercial posible. Hagamos repaso. Antes de estrenarse, los analistas calculaban que podría recaudar en todo el mundo alrededor de 600 millones de dólares. Pues bien, en diez días alcanzó tal cifra (¡!). Ahora, pasado un mes desde su estreno mundial, la cifra ha ascendido a unos impresionantes 1.173 millones, y aún la queda cuerda para rato (sigue en el numero uno de casi todos los paises donde se ha estrenado). Todo esto recuerda sobremanera a lo sucedido con la anterior película de su director, Titanic (1997). Avatar se está valiendo en parte del factor “repetición”. Esto es que mucha gente vuelve a pagar por verla, dos, tres o más veces. Si a eso le añadimos que el precio de las entradas en 3d (alrededor de un 65% del total de entradas vendidas) es algo más caro que el de una entrada normal, la cosa puede seguir ascendiendo hasta pasar sin problemas los 1.500 millones. La cuestión ahora es ¿superará a Titanic? Recordemos que ésta recaudó algo más de 1.800 millones en todo el mundo. Sin ajustar la inflación, sigue siendo la más taquillera de la historia (si la ajustamos estaría en el sexto puesto). Del devenir de Avatar en este mes de enero, ya terminadas las fiestas navideñas, dependerá si es capaz de superar tamaña cantidad.



En España el éxito está siendo realmente abrumador e inesperado. Digo inesperado porque, aunque se pudiera prever un gran éxito, no es un país muy dado a apoyar masivamente películas de ciencia ficción. A estas alturas ya casi ha alcanzado los 38 millones de euros que hizo Titanic. Se mantiene en el primer puesto, con descensos leves, por lo que es fácil pronosticar que su recaudación final podría llegar a los 50 millones. Superando los 38 millones ya estaríamos hablando de la más taquillera de la historia en España, aunque para ser realmente la más vista deberá superar los 10,8 millones de espectadores de Titanic. Con estas cifras, que a nadie le extrañe que Avatar sea trilogía en los próximos años.

Número 9 (9, 2009)



La mayoría de películas de animación occidentales que han tratado de ponerse serias, han terminado en hondos pozos. Ya no en calidad (que a veces también) sino en lo comercial. Lo más cercano a un cine animado adulto y de calidad lo propone cada año Pixar. El resto, moñadas con ínfulas más bien juveniles. Es difícil que un estudio se arriesgue a que su película sea calificada con un PG13 por pringarse un poco más de lo normal. Tim Burton, en asociación en la producción con Timur Bekmambetov, que para quién no le suene su ultima película fue la correcta (aunque descafeinada en comparación con el grandioso cómic en que se basa) Se busca (Wanted, 2007), llegaron al acuerdo de “resucitar” ese cine de animación más adulto. El resultado, éste Numero 9, es, efectivamente, un ejercicio de ciencia ficción sombrío y adulto (con algunas licencias infantiles, obvio), pero lleva consigo un problema. Y es que, ahora que se ha conseguido crear una obra animada de verdad oscura y pesimista, ha contado con un guión bastante vacío. La sensación es que no han querido mojarse más de la cuenta, y para contrarrestar el tono se han metido con calzador numerosas escenas de acción y aventura. Bien resueltas, eso sí.



Tenemos a un grupo de muñecos que malviven en un mundo asolado por la guerra. Dicha guerra, enfrentó a humanos y maquinas, siendo éstas las que se han apoderado de la situación. La llegada de otro muñeco, el número nueve del titulo, y un aparato que porta y utiliza erróneamente, les traerá aún más problemas. A cambio, obtendrán inesperadas respuestas al porqué de su existencia. La base de la trama es algo que ya hemos visto otras veces, y mejor expuesto, en por ejemplo Terminator (1984) o Matrix (1999). La aventura, como apunté, está invadida de continuas escenas de acción, logradas pero en ocasiones intrascendentes. Lo que realmente destacada es el apartado visual. La animación resulta sublime teniendo en cuenta su presupuesto (30 millones de dólares, aunque cueste creerlo). Además, han tenido el acierto de no alargarla más de setenta minutos sin contar los créditos. Es la razón principal por la que Número 9 se salva de resultar aburrida y ya entonces del todo fallida.


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miércoles, 6 de enero de 2010

Avatar (2009)



A lo largo de su carrera, James Cameron ha perfeccionado y revolucionado el campo de los efectos especiales. A diferencia de otros directores, como Roland Emmerich, su cine, aun expuesto de manera continua a la explosión de dicho espectáculo visual, no sólo se contempla como ejercicio de virguerías visuales, sino que éstas siempre se encuentran a merced de una historia y unos personajes interesantes. Por tanto, lejos de hacer simples golosinas visuales, lo que Cameron propone son obras de calado emocional y de lecturas, a veces profundas, sin olvidar el entretenimiento. Es lo que le ha llevado a ser uno de los grandes cineastas modernos. Su megalomanía bien entendida (al contrario que el exceso que termina siendo soporífero y olvidable de otros como los actuales George Lucas Peter Jackson) consigue una extraña sensación de estar viendo algo grande, algo muy meditado, sin resultar nunca pretencioso. A fin de cuentas, es de los pocos grandes directores que quedan capaces de transmitir esa magia del cine-espectáculo (o no) de antaño.



Hace trece años, cuando todavía estaba revolucionando la taquilla mundial con Titanic, ya tenía en mente la realización de Avatar. Pero, como buen cineasta, como trabajador perfeccionista, sabía que tendría que esperar lo suficiente para que dicho proyecto, con una envergadura colosal, llegará a buen puerto en materia de avances tecnológicos. No quería hacer ninguna chapuza, vaya. El guión ya escrito, que constaba en un principio de cerca de cuatrocientas páginas (lo que equivale a más de cinco horas de película), fue presupuestado, en el caso de llevarse a la gran pantalla, en cuatrocientos millones de dólares. Estaba claro que la dimensión de la propuesta a esas alturas se quedaba demasiado grande incluso para alguien como Cameron. La única opción era esperar hasta que el cine evolucionase, y de paso reescribir parte del guión para que fuera posible su traslado a celuloide con una duración adecuada. Ha pasado mucho desde entonces, pero Avatar, con una gran avalancha de expectativas depositadas en ella, se ha convertido en realidad. Y esa realidad, amigos, es la que estábamos esperando.



Lo primero que se pasa por la cabeza cuando llevas una hora contemplando Avatar, a parte del asombro por las imágenes, es que tiene una esencia especial. Esa esencia es, como ya apunté en el primer párrafo, la magia que el cine-espectáculo había olvidado hace años. La experiencia, aumentada considerablemente si la vemos en sus estupendas tres dimensiones, es realmente inmersiva. Uno, aunque ya tenga su edad y piense que esa ingenuidad perdida, esa forma de sentir la aventura, había quedado en la infancia, recobra la esperanza y disfruta entrando en un nuevo universo del que no tiene intención de marcharse hasta pasadas dos horas y media. Quizás por eso, cuando sales de ver Avatar queda una sensación parecida a la que el protagonista, el marine parapléjico Jake Sully, siente cuando debe volver a su realidad y apartarse por unas horas del mágico mundo en el que ha podido vivir de prestado. La realidad siempre es más dura que la ficción, claro. Pero ¿qué pasaría si esa ficción, si esa supuesta irrealidad pensada para una misión (con malos propósitos) pudiese terminar como tu propia realidad? El viaje de Sully no es sólo a otro planeta mediante su avatar alienígena, sino también un viaje interior, extraño y enriquecedor, que le lleva a conocerse a si mismo, sus verdaderos ideales y, finalmente, su destino.



La labor de Cameron tras las cámaras es sublime, y también notoria. Se sabe, desde el primer minuto, que es su película. La fotografía azulada (y luego los personajes digitales, los Navi, el universo de Pandora) sigue, aunque de modo menos sombrío, la que ya vimos en sus dos obras maestras, Aliens, el regreso (Aliens, 1986) y Terminator 2, el juicio final (Terminator 2: Judgment Day, 1991). Así mismo, la auto-influencia de la citada Aliens, el regreso queda demostrada en varios momentos. No obstante, la trama central puede entenderse como un reverso de aquella. Si allí el ejercito acudía como los “buenos”, como los héroes en cierto modo, a una misión de final incierto en una zona llena de alienígenas con perfil agresivo, aquí los que buscan la violencia y no tienen buenos propósitos son precisamente los soldados. Al contrario, los alienígenas del planeta Pandora, llamados Navi, no hacen ningún mal y sólo luchan cuando la situación no permite mantener la paz. Incluso hay una escena hacia el final, la lucha entre Sully, dentro de su avatar, y el malvado coronel Quatrich, en la que éste maneja un robot idéntico, aunque actualizado, al que usara Sigourney Weaver (aquí en un rol secundario) en Aliens para luchar contra la gigantesca reina xenoforma.



El guión de Avatar es sencillo, incluso previsible, pero está tan bien hilado, tan bien adornado por unos personajes cuyas emociones nos llegan, cuyas aventuras se sienten en carne propia, que hace olvidar que estemos ante una película propiamente dicha, pasando a ser una experiencia. Y en las experiencias, el guión no es más importante que las sensaciones. Incluso, mandado un poco sutil mensaje ecologista, Cameron es inteligente para que éste no quede como el típico alegato fácil con aroma “hippie”. Todo tiene su razón, y desgraciadamente lo que sucede con Pandora no es distante de lo que sucede en muestro planeta día si, día también. Pero, por encima del mensaje ecologista, por encima de la apabullante belleza de las imágenes, por encima del punto y a parte que supondrá para el mundo del cine a nivel tecnólogico, Avatar es una historia de amor. Eso si, una historia de amor que es capaz de hacer disfrutar (y emocionar) a todo tipo de espectador. Nunca es “pastelera”, sino épica. Según Cameron, su intención con Avatar es que sea para las generaciones de ahora lo que fué La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) para las anteriores. En ese caso, decirle que, además de conseguirlo, lo ha superado.



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