miércoles, 28 de octubre de 2009

Book of Blood (2009)


Un estudiante, con supuestas dotes de clarividente, es convencido por su profesora, interesada en fenómenos paranormales, para ir a una casa donde cree que hay una fuerza oculta. Su intención es que se manifiesten a trabes de él. Una vez en la casa, los muertos se empiezan a pronunciar en un medio poco convencional, el cuerpo del joven.

La carrera cinematográfica del genio, en la literatura, Clive Barker, es de lo más irregular. Las adaptaciones de sus relatos, también. Puede que sea un escritor muy difícil de adaptar al cine, o puede simplemente que no han dado con cineastas adecuados. Las dos son buenas opciones, a la vez que compatibles. El caso es que, al menos, la mayoría de ellas no han tenido grandes estudios detrás, por lo que la libertad ha podido ser mayor para plasmar algo de su rareza. Así ha sucedido recientemente con la interesante El tren de la carne de medianoche (The Midnight Meat Train, 2008), que ni siquiera ha llegado a nuestras pantallas, o así sucede ahora con sus dos ultimas, y casi simultaneas adaptaciones, Dread (2009) y que la que nos ocupa, Book of Blood. La distribución no las ha acompañado, pero tal vez gracias a ello están más cercanas al material original. No obstante, aún reconociendo el intento, Book of Blood dista bastante de ser redonda, tanto como adaptación como por película “a parte”. Interesante en ocasiones, algo inquietante en otras, agradablemente bruta en momentos dosificados, se resiente de un tono cercano al telefilme, y de una falta de garra, no preocupante, pero si desconcertante.

Es la adaptación de dos relatos de Barker. Se trata de Jerusalem on Street y Book of Blood. Lo más interesante se encuentra en los primeros y últimos minutos. No obstante, en los relatos de Barker, en ocasiones sucede lo mismo. Arrancan con fuerza, se pliegan y mantienen más o menos cautelosos durante el desarrollo para, finalmente, crecer en un clímax de horrores mil y truculencias destructivas. El prologo de la película es intenso y bien construido. Los últimos minutos, aunque parezca que existen tres finales diferentes, son sangrientos, extraños e imprescindiblemente desesperanzadores. El resto, pues un thriller de suspense, ajeno a sobresaltos fáciles, pero solo parcialmente interesante. Lo relación entre los personajes principales, la profesora y su alumno, guarda buenos momentos, aunque otros algo difuminados por lo poco tratado de sus perfiles. Algunos efectos especiales sobran, por digitales y poco creíbles, aunque el maquillaje y el gore, menos de lo esperado, están bien trabajados (el protagonista convertido en libro humano, o la chica arrebatada de su piel).

Valoración: 6,5/10

lunes, 26 de octubre de 2009

Colinas sangrientas (The Hills Run Red, 2009)


Un joven está obsesionado con una película de los ochenta titulada Colinas sangrientas. Nunca se ha podido ver, y lo único que se encuentra son escenas sueltas o un trailer por Internet. Se dice que era demasiado oscura y violenta para llegar a los cines. Su afán por descubrirla le llevará, junto a su novia, un amigo y la pequeña actriz de la película, ya adulta, a adentrarse en los bosques donde fue rodada. Una vez allí, el asesino de aquella función, apodado Babyface, hará acto de presencia.

Desde que se estrenasen La matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, 1973) o Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, 1978), no llevo la cuenta de todas las secuelas y remakes, admitidos y no admitidos, exploits y refritos varios que han surgido. Dada la cantidad, ponerme a dar ejemplos es tontería, y está claro que el ducho en la materia, como el a veces masoca aquí firmante, ha visto de todo y poco le puede sorprender. Por tanto, enfrentarse a una película como Colinas sangrientas no deja de ser un ejercicio de puro completísimo. Poca pretensión más. Esto es algo bueno para la propuesta, pues la concedo unas expectativas bajo mínimos, y es fácil que, al menos, me resulte pasable. Si lo miramos de ese modo, estas colinas no me han defraudado. Y es que, aunque los diálogos sean vergonzosos, y los actores no sepan más que poner cara interesantes y/o intrigantes (ellos) y desnudarse cada dos por tres (sobretodo una de ellas), para el que guste de estos terrenos resultará entretenida, e incluso algo mejor que otros subproductos.


La idea de partida es interesante, y la estética recuerda, un poco, a los slashers de los setenta y ochenta. Hay suficiente gore, y en ocasiones bastante cruento (salvo porque la sangre tiene color rosado), para saciar paladares en busca de alguna que otra emoción fuerte. Hay chicas guapas, villanos sobreactuados (el siempre carismático William Sandler) y un desenlace decente. Todo lo demás, pues lo que ya sabemos y que a groso modo he citado anteriormente. Atención a su director, Dave Parker, un destacado miembro de la caspa y el directo a casa, que está detrás de los guiones de Los muertos odian a los vivos (The Dead Hate the Living, 1990), que también dirigió, o House of the Dead (2003), además de algún episodio de para la serie televisiva Masters of Horror (2005-¿?).

Valoración: 5/10



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La huérfana (Orphan, 2009)

Una pareja pierde a su tercer hijo durante el parto. El dolor por su perdida les lleva a la decisión de adoptar una niña. En su visita al orfanato, se encuentran con Esthter, una joven educada y bastante madura para su edad. Sorprendidos, deciden adoptarla. Aunque al principio parece una niña normal, en unos días su comportamiento cambiará bruscamente.

Lo de Jaume Collet-Serra es algo inusual. Español, nacido en Cataluña, se marchó a Estados Unidos para estudiar cine. Su carrera profesional, sin embargo, no comenzó en el medio cinematográfico, sino en el de los anuncios comerciales y videoclips musicales. Casualidades de la vida, el mismísimo Joel Silver le ofreció dirigir una de sus producciones. Se trataba de La casa de cera (House of Wax, 2006), un remake bastante libre, y en clave slasher, de Los crímenes del museo de cera (House of Wax, 1953). Jaume aceptó el encargo, aún llevando condiciones como tener que trabajar con Paris Hilton. Y bueno, sin ser gran cosa, el director construyó una película más destacable de lo que cabía esperar. De hecho, lo que más llamó la atención de La casa de cera fue su labor tras las cámaras. El propio Silver es el que ha confiado en él para llevar a buen puerto su siguiente película de terror. En este caso, más que terror, un drama paterno-filial, siempre intrigante, que dosifica de forma inteligente los momentos de terror, hasta llevarnos a un clímax final de veras imprevisible y bien ejecutado.



Es el citado clímax final el que eleva La huérfana a una categoría alejada del manido tópico de los niños malvados. Es, por tanto, el guión, y no solo durante esos minutos finales, lo que hace de ésta propuesta una grata sorpresa, poco amiga del emergente Fast Food del terror americano moderno. Se nota tacto, buen hacer, gusto por contar una historia y mimar a los personajes. Los golpes de efecto están convenientemente resumidos por la trama, y las concesiones a la galería, más allá del posible deja vu que implica la premisa del argumento, son mínimas. Jaume va madurando como director, y es lo suficientemente hábil para hacer suyos los encargos. No es un autor, ni lo pretende, como pueden ser otros miembros destacados del nuevo cine de género (Rob Zombie, Neil Marshall, Richard Kelly), pero, desde su honestidad, es capaz de llevar a su terreno, e implicarse más allá del “acción-corten” en sus proyectos. La huérfana esta llena de alma, de talento y de interés por el resultado, no solo por terminar y cobrar el cheque. No es un encargo más, vaya. Claro que, gran parte del poder de la película, lo que hace que te aprietes al asiento durante dos horas, son sus dos protagonistas femeninas. De tratarse de una mala elección de casting, el resultado caería enteros. La elección de la siempre estupenda Vera Farmiga, como madre, y sobretodo la revelación que supone Isabelle Fuhrman, como la huérfana del titulo, son, sin despreciar al resto del entregado reparto, la base sobre la que se sustenta el guión, y la propia dirección, para resultar siempre creíble e interesante.

Valoración: 8/10

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jueves, 22 de octubre de 2009

Saw VI prohibida en España…vuelve el franquismo, pero con socialistas


Así están las cosas. Pensaba que a estas alturas del partido la censura, la prohibición y el fascismo, por moderado que parezca, habían pasado a mejor vida en España. Se ve que no. Y además, los que lo están extendiendo son, ejem, socialistas. Desde que la (enchufada) nueva ministra de (in)cultura (foto) llegó al cargo, se ha ganado el odio de los internautas con sus absurdas (y fascistas) leyes sobre la “piratería” en Internet. Ha llamado ladrones, vamos, criminales, a los que descargan, de forma legal, contenido para compartir sin animo de lucro. Ha apoyado la triste cruzada del rey del pollo frito y compañía, pretendidos artistas, más bien mafiosos de aquella cosa llamada SGAE. Ahora, la tipa en cuestión nos ha hecho regresar, de golpe y sin advertencia, a los tiempos de la dictadura. Al igual que en aquellos años no se estrenaban muchas películas por su contenido violento o sexual, o se las ponía el temido rombo, el anagrama “S”. Lo de ahora es peor, puesto que la clasificación X que ha recibido, sin sentido, Saw VI (foto abajo), la discrimina al lugar del cine pornográfico. Es decir, que solo puede verse en salas X, de las que quedan unas diez en España y que raro sería que, debido a su tecnología, la puedan proyectar. No solo la condena a la prohibición en cines, sino también en DVD. A no ser, claro, que la vayas a comprar a un sex shop. Tiene gracia el asunto. Y más cuando las anteriores cinco entregas se estrenaron sin problemas, o cuando recientemente películas igual de violentas y hasta cierto punto gratuitas como Anticristo (Antichrist, 2009), Malditos bastardos (Inglorious Basterds, 2009) o Rec 2 (2009) las hemos podido ver sin ningún obstáculo. Todo esto no lo digo como defensa “de fan” para Saw VI, puesto que tampoco tenía intención de pagar por verla en un cine (la saga ya me cansó hace unos años), sino porque es una falta de respeto y un acto retrogrado que nunca debe suceder en un país supuestamente desarrollado. Y lo peor es que, si esto se lleva a cabo, no dudéis que en el futuro próximo tendremos otros casos.

Hace gracia, por tanto, que “nuestro” gobierno, tan de “izquierdas” y “liberal”, tan critico con la doble moral de la que hacía gala el gobierno de Bush Jr., pretenda ser ahora más contradictorio y falsamente purista que aquellos. Se criticaba que mandasen soldados a Irak, y ellos los mandaron a Afganistán. Se criticaba la falta de libertades que proporcionaba su falso estado del bienestar, y ahora van y emplean la censura y la prohibición de la libre cultura. ¿En que quedamos? Pero si hablamos de doble moral, de falsedad, atención al trabajo de la propia ministra. Ángeles González-Sinde es la guionista de aquella basura titulada Mentiras y gordas (2009). En ella, se hace apología (obviamente, dirá que no) del consumo de drogas y del sexo sin protección, “a lo loco”, entre adolescentes. Y precisamente fueron los adolescentes los que llenaron las salas donde se proyectaba. Ojo, que mi intención no es censurar tal película, pues, ante todo, creo en la libertad de expresión y que cada uno debe tener el coco suficiente para saber lo que ve (educación de los padres incluida). Pero que la misma “señora” que prohíbe una película por su violencia sea la guionista de aquella película da que pensar en, efectivamente, doble moral. Si nos ponemos así, prohibamos todo el cine violento, todo el que contenga sexo (la mayoría del cine español al garete), todos los programas rancios del corazón que invaden la televisión, eliminemos videojuegos violentos, eliminemos los partidos de futbol (que ahí, en el público, también se ejerce muchas veces la violencia, y además real). Y por supuesto, eliminemos las corridas de toros, los encierros, que también ofrecen violencia a sangre fría, y a modo de fiesta popular. Prohibamos todo. Prohibamos beber alcohol, pues puede llevar a comportamientos agresivos o a caer en malas tentaciones. Prohibamos fumar, que puede matar. Puede que un mundo de algodones de azúcar, o algo parecido a lo que veíamos en Demolition Man (1993) sea lo solución. Así todos contentos, o no, o que más da.

Con todo lo que critican a Estados Unidos, al menos en cuanto al cine es el país, o uno de ellos, donde optan por medidas más coherentes. Según su clasificación por edades, un menor de edad no puede entrar a ver una película R (para mayores de edad) si no es acompañado de un padre o tutor. Saw VI está calificada R, y si los mayores de edad (los mismos que pueden consumir alcohol, fumar o conducir un coche) quieren verla, pueden hacerlo. Los locos, los asesinos, ya existían antes de que se hiciesen películas violentas. No vengan con tonterías. ¿Qué sentido tiene su prohibición total por “proteger” a los menores? ¿No será más lógico que se prohíba la entrada a menores de edad?¿O es que pretenden decirnos tambien a los adultos lo que es bueno para nosotros y lo que no? Como siempre, este gobierno hace cosas, y las hace mal. Al fin y al cabo, cualquiera se la puede bajar de Internet en unos días. ¡Espera! Según Sinde no la puedes ver en el cine, pues está prohibida, pero descargarla tampoco, ya que es ilegal. Pues nada, si esto se toma como moda, terminaremos viendo lo que ellos crean que debemos ver. Y por favor, los que dicen que “hacen bien en prohibir esto”, “es mejor que la gente no lo vea”, que piensen que aquí, más allá de lo se vea en la película, lo que se critica es el que alguien te pueda decir, si eres mayor de edad, lo que puedes y no puedes ver. Es esa coartada a la libertad de escoger. Al que no le guste, que no la vea. Pues a lo mejor una persona que prefiere que esto se prohíba, tendría que atender, por la misma regla de tres, las decisiones de otros que no aprueben cosas que a ellos les gusten. No se puede coatar la libertad de decisión señores y señoras, sería la pesadilla que se muerde la cola, y en lugar de hacernos avanzar, nos hace involucionar como individuos y sociedad.

Ong Bak 2, la leyenda del Rey Elefante (Ong Bak 2, 2008)


La familia de Ten es asesinada ante sus ojos. El niño, es capturado en su huida por un grupo de comerciantes de esclavos. Gracias a su habilidad en la lucha, se salva de la muerte y es “adoptado” por unos bandoleros. El jefe de éstos le instruirá en las artes marciales durante su juventud. Siendo adulo, Ten decide comenzar un peligroso viaje para vengar a sus seres queridos.

Ong Bak (2003) supuso la carta de presentación, al menos en Occidente, de Tony Jaa. El tipo en cuestión es una de las máximas estrellas del cine de acción en su país, Tailandia, y motivos no faltan. Digno heredero de Bruce Lee, supera en impacto y realismo al ya de por sí difícil de superar Jackie Chan. Es, a la vez, un rostro fácilmente exportable a Hollywood, más que Jet Li o el propio Chan, aunque de momento no le ha dado por viajar. La citada Ong Bak, como película, entendiendo los elementos artísticos más clásicos (dirección, interpretaciones, guión) es bastante mediocre. Fueron las intensas e increíbles escenas de artes marciales las que la convirtieron en un éxito. Y claro, las que pusieron a su protagonista en boca de todos los fans del género. Ong Bak 2, cuya historia no tiene absolutamente nada que ver con la anterior, conserva lo bueno de aquella (coreografías de lucha vertiginosas y realistas), aunque cambia de rumbo en lo demás. Da la sensación de que su director, ésta vez el mismo Tony Jaa, ha pretendido camuflar la poca chicha en esos campos, intentando otorgar una mayor profundidad a los personajes y al propio guión. Aunque salta a la vista que algo ha mejorado, los personajes siguen presentados con brocha gorda, así como las situaciones dramáticas, de puro esquema, que solo aguantan para dar paso a un nuevo espectáculo de artes marciales.


No hay de que preocuparse. Igual que me lo pase pipa con Ong Bak, la (presunta) secuela volvió a entretenerme. No es novedad, ni engaña a nadie. Lo que se espera de éste tipo de películas es que haya buenas escenas de acción, si pueden ser sorprendentes mejor. Y es lo que ofrece, además de una factura más cuidada gracias al mayor presupuesto. Se cambia el entorno urbano por los bosques, aldeas y reinos. Se cambia el humor de parvulario por un tono más serio. El caso es que, si uno decide verla, tiene que tener en cuenta que, si el cine de artes marciales no es su fuerte, debería alejarse cuanto antes. Si, al contrario, gusta de él, Ong Bak 2 le ofrecerá momentos espectaculares (Tony Jaa manejando la estampida de elefantes, la larga lucha del clímax final) y en general una golosina visual de agradable sabor.

Lo mejor: Las escenas de artes marciales, coreografiadas al milímetro y de gran realismo.

Lo peor: El intento por dar envergadura épica al conjunto solo es un espejismo.

Valoración (0 a 10): 6,5

Trailer


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martes, 20 de octubre de 2009

La Horde is Coming!

Al menos eso es lo que dicen al final del trailer. Aunque, viendo lo que ha sucedido con las recientes, y potentes, películas de terror francesas, miedo me da la distribución que podemos tener en España. Y es que, propuestas tan polémicas y comentadas, además de buenas, como Frontiere (s) (2007), A L´interieur (2007) o Martyrs (2008), aún siguen inéditas por aquí. Suerte que por la fama que está cosechando no tardaremos en poder descargar un ripeado con sus correspondientes subtítulos. La Horde ya ha sido vista en varios festivales, y las opiniones han sido bastante buenas. Casi todo el mundo coincide en que este mix, a la francesa, entre el cine de zombis moderno y La jungla de cristal (Die Hard, 1988) es un entretenimiento en toda regla, con abundante gore, ritmo frenético y escenas para el recuerdo. No va a dar tanto que hablar como las antes citadas, pues tampoco es su intención, pero seguro que se convierte en otra imprescindible de la nueva generación del terror francés. Aquí podeis ir abriendo boca con el impactante trailer, bastante conciso (un minuto) y directo al grano.

District 9 (2009)


Hace veinte años, una nave espacial se detenía en nuestro espacio aéreo. Sus tripulantes, miles de seres alienígenas, que serán obligados a vivir en una especie de campo de concentración de Johannesburgo. Ahora, las (Multi) Naciones Unidas creen conveniente cambiarles de lugar. Durante el desalojo, Wikus van de Verwe, hombre al mando de la operación, es infectado al entrar en contacto con un líquido alienígena.

Cada cierto tiempo, el cine de ciencia ficción nos regala una obra, ya sea maestra, revolucionaría, o ambas cosas, que provoca el entusiasmo de los fans y, al mismo tiempo, logra hacerse con el aplauso del público en general. No es tarea fácil conseguir una película de tales características. Echando la vista atrás, 2001, una odisea en el espacio (2001: A Space Odyssey, 1968), Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979), Blade Runner (1982), Terminator (1984) y, aunque más discutible, Matrix (1999), son algunas de las que han conseguido convertirse en clásicos, reformulando parte del género. Ahora, en la primera década de siglo XXI, District 9 ha llegado para quedarse en el imaginario colectivo. El éxito comercial ya ha ido de su mano, pero lo verdaderamente importante es la popularidad adquirida como cult movie incluso antes del estreno. Algo que creó numerosas expectativas y que, lejos de decepcionar, ha sido confirmado al llegar a los cines. No obstante, para considerarla una obra maestra hará falta esperar un tiempo, sobretodo para reforzar tal postura con nuevos visionados lejos del boom y/o moda que la persigue.

District 9 comenzó su andadura como proyecto pequeño, casi independiente. Peter Jackson, amigo del director Neil Blomkamp, le ofreció a éste la oportunidad de dirigir la adaptación del videojuego Halo, la cual produciría el propio Jackson. Diversas dificultades y discrepancias hicieron que la adaptación se fuera al garete, al menos por ahora. Abandonar Halo no supuso un bache en la carrera de Jackson y Blomkamp. Poco después, el novato director tuvo la idea de llevar a la gran pantalla District 9, que vendría a ser la puesta en largo de su propio cortometraje, Alive in Joburg. A Jakcson le gustó tanto la idea, y lo que podría salir de todo esto, que decidió poner un “Peter Jackson presenta” bien grande en el cartel de la película. No se equivocaba. Con un presupuesto de tan solo 30 millones de dólares (que en pantalla lucen como si se tratase del doble), y una campaña de publicidad, original e inteligente, que la hizo crecer hasta el día estreno, District 9 ha recaudado 115 millones en Estados Unidos, y algo menos en el resto del mundo. Pero su fama no se debe a los dólares que ha dejado la gente para verla, sino al entusiasmo que ha despertado en muchos de ellos.

El principal acierto de District 9 es el guión, escrito por Blomkamp. A lo largo noventa minutos se estructura una trama cambiante, pero siempre interesante. Pasamos del formato de falso documental de la primera mitad a una película tradicional de sci fi action hasta llegar al final. Pasamos del relato social, algo así como un Apartheid con extraterrestres, a otro de fugitivos, para acto después contemplar un espectáculo sin prejuicios, con aires de buddy movie y momentos de (inesperada) gran violencia. De echo, aquí los cuerpos estallan, al ser disparados, con la misma contundencia que en John Rambo (Rambo, 2007). Ahí es nada. Y todo, toque el tema que toque, la sensibilidad o brutalidad que se pretenda aportar, rodado con la misma eficacia, con el mismo gusto. Algo en lo que también tiene que ver la magnifica labor de su protagonista, el poco conocido por aquí Sharlto Copley, ascendente actor que ya había trabajado en el citado corto Alive in Joburg.

Lo mejor: Prácticamente todo. El guión, la dirección, las interpretaciones, lo bien integrados que se encuentran los efectos especiales. Todo forma un conjunto excepcional, mezclando ciencia ficción, acción, comedia, drama, momentos sensibles y justo después otros cargados de violencia, crítica social sin olvidarse de divertir como espectáculo...

Lo peor: Que tengamos que guardar nuestra impaciencia para conocer el devenir de algunos personajes. La secuela ya está anunciada.

Valoración (0 a 10): 8,5

Trailer

domingo, 18 de octubre de 2009

Troll 2 (1990)


Una familia se muda, mediante un intercambio, a una granja situada en un pequeño pueblo. El hijo pequeño recibe visitas de su abuelo fallecido. En dichas visitas, es avisado del peligro que corren en el pueblo, pues sus habitantes son trolls camuflados bajo apariencia humana.

El fenómeno que acompaña tan casposa película para muchos es inexplicable. Para mí también. Troll 2, orgullosa de ostentar el titulo de “la peor película de la historia”, se ha convertido en Estados Unidos en un “espectáculo” de sesión golfa. Aunque hayan pasado unos cuantos años desde su estreno, es ahora cuando se la está dando tanta presunta importancia. Pero creerme, no hay para tanto, ni para bien ni para mal. Al igual que sucedió con una de las cult movies por excelencia, The Rocky Horror Picture Show (1975), grupos de frikis bastante extremos se unen, a modo de fiesta, para echarse unas risas y sentirse orgullos de su condición. Los acompañantes para la función son líquidos y alimentos verdosos, como los que vemos en la película, y también están los que se disfrazan de troll y tonterías similares. Lo que llevan haciendo los fanáticos de La guerra de las galaxias durante décadas, aunque en plan cutre.

Troll 2 es más mala que hacer tragar excrementos a tu mejor amigo, pero aún así, las hay peores, muchas. El fenómeno no ha surgido porque sea insufrible, sino porque es considerada una buena mala película como pocas. Aquí también discrepo. Precisamente, diversión no hay mucha. No tiene gracia. Incluso me atrevo a decir que, aunque también sea un cagarro, la primera es mejor y más divertida como mala película. No obstante, las cosas como son, Troll 2 tiene una de las escenas más míticas del trash. El momento en el que uno de los personajes grita, al saber que los trolls tienen intenciones de comérselo después de convertirle en planta (¡!). El gritito, largo y falso, es una de las cumbres del bochorno cinematográfico. Y lo es precisamente porque no está preparado, no es malo a posta. No es como las defecaciones para mongoles del también escaso de neuronas Pedro Temboury -el de Karate a muerte en Torremolinos (2003)-. Al menos en este sentido cabe tener cierta simpatía a la película. Bueno, ya puestos, reconozco que la macabra “sorpresa” final (en la que contemplamos otro risible grito sobreactuado) es cojonuda. La inesperada trascendencia de la película ha sido capaz de hacer que alguien dedique su tiempo a hacer un documental sobre ella. Se trata de Best Worst Movie (2009), en la que hacen acto de presencia muchos de los que tuvieron que ver con el engendro. Algunos se habrán dedicado al cine porno, otros recogerán cartones, y otros darán conferencias para esos fans que comen alimentos verdes. La verdad es que no dudo que tal documental sea más interesante, y posiblemente entretenide, que la película en cuestión. De hecho, escribiendo esto me han entrado ganas de verlo. Espero, si es que lo encuentro y me atrevo a verlo, no transformarme en una ladilla verdosa, o peor, en una planta dispuesta para ser devorada por los malvados enanos del bosque.

Mítico y bochornoso grito

viernes, 16 de octubre de 2009

De Anderson, Boll, y sus respectivas cosas


El otro día, leyendo una revista, me encontré con una curiosa publicidad. Una página estaba dedicada al lanzamiento en dvd, por si a alguien le interesa, de la nauseabunda En el nombre del rey (In the Name of the King: A Dungeon Siege Tale, 2007). Pues bien, la publicidad tenía la típica frase haciendo referencia “Del director de…”, y atención lo que me encontré. La frase rezaba, textualmente, “Dirigida por Uwe Boll, un experto en crear originales adaptaciones de videojuegos (“Alone in the Dark”, “Postal”). Y tan panchos. El caso es que eso me recordó a Paul W. Anderson (foto), y me dije, qué estará haciendo este tío ahora. Y esto viene a cuento porque Anderson, según muchos, es algo así como el hermano mayor de Uwe Boll. Es decir, un director trash que va detrás de adaptaciones de videojuego o que, directamente, hace cine-videojuego, aunque con algo más de presupuesto y, no me sean, también talento. El caso es que le tengo aprecio a Anderson. Mortal Kombat (1995) me trae buenos recuerdos de la adolescencia, Horizonte final (Event Horizon, 1997) es una joyita infravalorada, y Resident Evil (2002) (foto abajo) y La carrera de la muerte (Death Race, 2008) son muy entretenidas. Vale, Alien contra depredador (Alien vs Predator, 2004) es un insulto a los fans de ambas sagas, y Soldier (1998) resultó fallida. Pero coño, las demás cuentan.

Al grano. Anderson no se ha ido de la Tierra, aunque muchos lo prefieran, sino que tiene que en su agenda varios proyectos. Como director, regresará a la saga Resident Evil con Resident Evil: Afterlife. Anderson se desligó, en labores de dirección, después de la primera entrega. Ahora, como suele pasar, ha querido volver a hacerse cargo. Milla Jovovich seguirá luchando con los zombis, y tambien repetirá Ali Larter, vista en la tercera. El fichaje más importante es el de Wentworth Miller, el prota de esa magnifica serie que es Prison Break (2005-2009). Además, para no desentonar de la moda, ya se ha anunciado que podremos verla en tres dimensiones; Más allá de Resident Evil, y de la dirección, Anderson estará, como productor, en Pandorum, de próximo estreno en España y que ya ha podido verse en Sitges. También pone pasta para la adaptación del videojuego Castelvania, un proyecto que se ha ido posponiendo desde hace años y que, a estas alturas, aunque anunciado, está en la cuerda floja. Esto le mantendrá ocupado hasta 2011. Despues, ya ha confirmado que le gustaría realizar una secuela de La carrera de la muerte. Los motivos no los tengo claros, puesto que aquella no fue un éxito en taquilla ni ha causado ninguna sensación entre el público. Cosas de Anderson.

The Black Door (2003)


Un estudiante estuvo meses preparando una tesis. En ella, investigaba las imágenes de un antiguo ritual satánico. Dicha investigación le llevó a adentrarse en oscuros lugares que nunca habría imaginado. El estado en que se encuentra en la actualidad dicho estudiante, postrado en la cama de un hospital y con pocos días de vida, es grabado por unos periodistas, hasta el final, conociendo el misterio que rodea el extraño caso.

Los festivales de cine a veces resultan engañosos. El ambiente que procura la sala llena de fans dispuestos a pasarlo bien, puede hacer que sumemos más puntos de lo debido a alguna que otra película. Así mismo, algunos jurados parecen querer premiar propuestas solo por hecho de resultar diferentes o por el efecto “impacto” que puedan tener esos días. Que una película como The Black Door se alzase con el premio a la mejor película en la “semana de terror de Malaga” se adhiere a dichas posibilidades. No fueron pocos los que hablaban de la, supuesta, mejor película de terror satánico desde El exorcista (The Exorcist, 1973). Nada de eso. Aunque también es cierto que, salvo contadas excepciones, no es un subgénero que haya dado demasiadas alegrías. The Black Door está rodada en formato de falso documental, una posible garantía de cara a crear morbo y facilitar la predisposición del espectador en las escenas de terror. Pero solo funciona en algunos momentos. La conseguida estructura del guión se divide entre entrevistas, una antigua filmación en la que se realiza un ritual satánico y otra, moderna, en la que la descubrimos que le sucedió a la victima del relato para llegar al moribundo estado actual. Como apunté, dicha estructura está conseguida, pero solo desde el punto de vista de la premisa, pues el conjunto se resiente de irregularidad.

La parte de las entrevistas se debate entre situaciones mediocres (la sobreactuación del cura) o perturbadoras (el monologo del miembro de la secta); los puntos álgidos, el ritual y la visita del joven, cámara en mano, a la casa maldita, inquietan en determinados momentos. No obstante, queda la sensación de que sus responsables se han quedado a medias, sin querer, o sin saber, explotar con toda su fuerza el buen material que tenían entre manos. Por esta razón, The Black Door, es una película que llega a inquietar, pero no a aterrar. Intenta sorprender, aunque su loable intento no obtiene los resultados esperados. Sus noventa minutos se mueven en un tira y afloja de arranque y freno que, llegados al desenlace pierden su sentido hiperrealista por culpa de un final-parche del todo innecesario y reiterativo. Más allá del primer visionado, puede que se trate de una buena película Fast Foward, es decir, de recuperar sus buenos momentos (que los tiene) pero alejarse del poco aliciente que supone el resto.

Lo mejor: La entrevista al miembro de la secta.

Lo peor: La irregularidad del conjunto.

Valoración (0 a 10): 5,5

Trailer

miércoles, 14 de octubre de 2009

Rec 2 (2009)


La misteriosa pandemia sigue extendiéndose en el edificio. Un grupo de fuerzas especiales acompaña a un científico en busca de un antídoto. Una vez dentro, se dan cuenta de que su acompañante, y jefe en la misión, no tiene nada que ver con la ciencia. Se trata de un sacerdote, y la amenaza que les espera dentro tampoco son simples infectados por una enfermedad, sino victimas de una posesión demoníaca.

Durante 2007 se estrenaron dos películas españolas de terror que causaron sensación. Una, El orfanato, me aburrió y decepcionó a partes iguales. La otra, Rec, me impactó, divirtió y aterrorizó en cada fotograma. De la primera se está rondado el remake en Estados Unidos. La segunda ya lo tuvo, con el titulo Quarantine (2008). El director de la primera, J.A. Bayona, emigró a Estados Unidos para rodar su siguiente proyecto, Hater, que se estrenará el año que viene. Los directores de la segunda, Jaume Balagueró y Paco Plaza, se quedaron en España, concretamente en Barcelona, para volver a su edificio maldito en Rec 2. ¿Decisión fácil? ¿Dar más de lo mismo para seguir ganando pasta? No lo crean.

Rec 2 juega con las mismas cartas que la anterior durante su primera mitad. Pero, cuidado, a partir de ahí los cambios son notorios. No es lo mismo, no se trata de una secuela fácil. De hecho, ya está sucediendo, las opiniones están siendo menos favorables. Hay división entre los que creen que es una digna secuela, más compleja y espectacular que la primera, y los que, por el contrario, piensan que les han tomado el pelo. Era de esperar, por un lado, al tratarse de la continuación de una de las más aplaudidas películas de terror recientes, y por otro, con la dificultad que presenta sorprender una vez más. Aquí ya no tenemos la misma e intensa sensación de inquietud, agobio y terror constante. A cambio nos ofrecen un montaje más vistoso, un maquillaje aún más cuidado y una trama que toca más subgéneros que el ya conocido de los zombis (o infectados, ya se sabe). Es precisamente en la ampliación de miras donde Rec 2 se distancia de su precedente. Lo que antes era un coherente (y genial) experimento, mezcla de El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Prohect, 1997) y 28 días después (28 days later, 2002), ahora es un genuino exploit sin prejuicios (como los que hace, a su modo, Tarantino) de El exorcista (The Exorcist, 1973) y Aliens, el regreso (Aliens, 1986), sin perder de vista sus anteriores referentes. Los zombis ya no son zombis, tampoco infectados. La amenaza sanguinolenta son poseídos. Respuesta a lo que ya apuntaba la primera en su sensacional clímax final.

Balagueró y Plaza no han pretendido esta vez, o al menos no lo parece, que nos creamos el miedo en directo. En la primera todo era más terrenal. Se trataba de un misterioso virus que había creado una pandemia pseudo-zombi en un bloque de vecinos. El cambio de dirección, y riesgo, que ha tomado la secuela la lleva directa al terror sobrenatural, al subgénero demoniaco, de posesiones y exorcismos. En lugar de una frágil comunidad de vecinos, tenemos a un grupo de operaciones especiales armado hasta los dientes. No hay un único punto de vista (el de la reportera y su cámara) sino varios (cada miembro del equipo tiene su propia mini-cámara). El esperable y directo desenlace de la anterior, aquí juega al Final Twist, a la sorpresa ya no hiperrealista, sino puramente cinematográfica. Y la verdad es que todo fluye a la perfección, entreteniendo, provocando suspense, a veces terror, y alternando esas sensaciones con puntos (puntazos) de humor negro que le dan un aire decididamente festivalero al conjunto. Puede no ser tan buena como la primera. Puede no ser, en un primer visionado, lo redonda que muchos esperaban. Pero hacerme caso, esto tiene pinta de Cult Movie y referencia en el cine español más allá de las comparaciones.

Lo mejor: Que sus responsables hayan tenido la valentía de distanciarse de lo esperable. No obstante, diferencias interiores a parte, la forma (factura, imaginario de planos y situaciones) sigue manteniendo un buen nivel, y aunque no resulte tan terrorífica, es igual de entretenida y disfrutable.

Lo peor: La innecesaria aparición de ciertos críos haciendo el tonto a mitad de la trama.

Valoración (0 a 10): 8,5

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sábado, 3 de octubre de 2009

Trick r´ Treat (2008)

En un pequeño pueblo, durante la noche de Halloween, una serie de personas viven terroríficas historias. Tenemos a un psicótico profesor que quiere honrar, a su modo, a los muertos en tan propia fiesta; Al mismo tiempo, unas chicas buscan a toda costa el chico adecuado para su amiga, la cual parece muy tímida y aún no ha encontrado al apropiado para ser el primero; También tenemos a unos niños con ganas de revivir viejas leyendas urbanas relacionadas con un autobús fantasma; Mientras todos ellos buscan aventuras por la calle, un viejo cascarrabias, que odia Halloween, no tendrá que salir de casa para vivir su propia pesadilla.


Me quedo a cuadros al ver ésta película. No penséis mal. El motivo por el que me ha invadido dicha sensación es que no entra en mi cabeza como su distribuidora, Warner Bros, la lanzó directamente en formato domestico. Obtuvo opiniones muy positivas en diversos festivales, en IMDB tiene un ocho de media, y se ha convertido en una pequeña obra de culto. Podríamos pensar que es muy extraña, o poco comercial, como para estrenarla en salas. Nada más lejos de la realidad. Se trata de un ejemplo de buen cine comercial de terror, accesible tanto a fans como a público más casual. A veces suceden estas cosas, y también otras como que, al mismo tiempo, Uwe Bol consiga distribución masiva, o que diversos churros no solo lleguen a las salas sino que además hagan buena taquilla. Así son las cosas. No obstante, el buen aficionado siempre rastrea lo que le interesa, más allá de los errores de los empresarios que mandan en la distribución. Y si eres de esos buenos aficionados, no dudes en rastrear Internet para hacerte con esta joyita y echarle un vistazo, o varios. De echo, hayamos en ella una de las películas que mejor se ha adentrado en el mundillo que rodea la fiesta de Halloween.

Trick r´Treat constituye uno de los mejores ejemplos de cine de terror contado a través de varias historias. Al igual que la también genial Creepshow (1982), aunque narrada a modo de historias cruzadas que convergen en un mismo punto, nos envuelve en una pesadilla no exenta de mucho y acertado humor negro. Y lo mejor de todo es que cada una de las historias tiene su interés, sin bajones ni comparaciones. Influenciada directamente por los míticos cómics de EC, que dieron lugar a la no menos mítica serie Historias de la cripta (Tales from the Crypt, 1989-1996), campa a sus anchas, siempre de forma entretenida y con un punto nostálgico, entre el horror cotidiano y el fantaterror propio de los setenta y ochenta. Podría ponerme a enumerar los subgéneros que toca a lo largo de noventa minutos, pero sacrificaría el (recomendado) visionado virgen de la propuesta. Solo añadir que ésta grata sorpresa, producida, quien lo diría, por Bryan Singer, y escrita y dirigida por el prometedor Michael Dougherty, debe tener, desde ya, un hueco en la agenda de cualquier fan del género.

Lo mejor: Su estética, originalidad y acierto con el que describe, en tono fantástico, el mundo que rodea una fiesta tan absurda y al mismo tiempo mágica como la noche de Halloween. El guión toca muchos subgéneros dentro del terror, sin formar un confuso batiburrillo ni flojear en cada una de sus intenciones. Y, sin destripar nada, los sorprendentes desenlaces de cada historia.

Lo peor: Que películas como ésta tengan que ser descubiertas, y con suerte, buscando por Internet o por medio de extraviadas copias en DVD despachadas en algún video club, sin la oportunidad de ser vistas como se merecen en un cine.

Valoración (0 a 10): 7,5

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jueves, 1 de octubre de 2009

¡Trailer del nuevo Pesadilla en Elm Street!

Bueno, pues ya esta aquí. Algún día llegaría, lo sabíamos. Primero fueron los rumores, después el anuncio de la luz verde al proyecto. Pronto llegaron las noticias sobre quién sería el nuevo Freddy Krueger (papel que, en un acierto de casting, se ha quedado Walter Kovac), primeras fotos y, por fin, el trailer. Y el trailer es el que nos saca (un poco) de dudas sobre lo que será éste peligroso remake. No juzguemos antes de tiempo, pues muchos lo hicieron con Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, 2004) y al final sorprendió a propios y extraños. Por lo pronto, éste avance no huele mal. Tal como prometían, han llevado al personaje, o eso parece, al terreno más serio y terrorífico, ausente de auto parodia, con el que comenzó la saga original. Además, tal como hiciera Rob Zombie con la interesante Halloween, el origen (Halloween, 2007), podremos ver no un remake, tal cual, sino una precuela que, según avance, se adentrará definitivamente en lo que ya vimos en el clásico Pesadilla en Elm Street (Nightmare on Elm Street, 1984). De echo, en el trailer podemos ver “versionadas” algunas de sus escenas más emblemáticas, como la aparición de la garra de Freddy en la bañera, o el sanguinario asesinato de la amiga de la protagonista, elevándola de la cama hasta el techo.