Cada cierto tiempo, el cine de ciencia ficción nos regala una obra, ya sea maestra, revolucionaría, o ambas cosas, que provoca el entusiasmo de los fans y, al mismo tiempo, logra hacerse con el aplauso del público en general. No es tarea fácil conseguir una película de tales características. Echando la vista atrás, 2001, una odisea en el espacio (2001: A Space Odyssey, 1968), Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979), Blade Runner (1982), Terminator (1984) y, aunque más discutible, Matrix (1999), son algunas de las que han conseguido convertirse en clásicos, reformulando parte del género. Ahora, en la primera década de siglo XXI, District 9 ha llegado para quedarse en el imaginario colectivo. El éxito comercial ya ha ido de su mano, pero lo verdaderamente importante es la popularidad adquirida como cult movie incluso antes del estreno. Algo que creó numerosas expectativas y que, lejos de decepcionar, ha sido confirmado al llegar a los cines. No obstante, para considerarla una obra maestra hará falta esperar un tiempo, sobretodo para reforzar tal postura con nuevos visionados lejos del boom y/o moda que la persigue.
El principal acierto de District 9 es el guión, escrito por Blomkamp. A lo largo noventa minutos se estructura una trama cambiante, pero siempre interesante. Pasamos del formato de falso documental de la primera mitad a una película tradicional de sci fi action hasta llegar al final. Pasamos del relato social, algo así como un Apartheid con extraterrestres, a otro de fugitivos, para acto después contemplar un espectáculo sin prejuicios, con aires de buddy movie y momentos de (inesperada) gran violencia. De echo, aquí los cuerpos estallan, al ser disparados, con la misma contundencia que en John Rambo (Rambo, 2007). Ahí es nada. Y todo, toque el tema que toque, la sensibilidad o brutalidad que se pretenda aportar, rodado con la misma eficacia, con el mismo gusto. Algo en lo que también tiene que ver la magnifica labor de su protagonista, el poco conocido por aquí Sharlto Copley, ascendente actor que ya había trabajado en el citado corto Alive in Joburg.
Lo mejor: Prácticamente todo. El guión, la dirección, las interpretaciones, lo bien integrados que se encuentran los efectos especiales. Todo forma un conjunto excepcional, mezclando ciencia ficción, acción, comedia, drama, momentos sensibles y justo después otros cargados de violencia, crítica social sin olvidarse de divertir como espectáculo...
Lo peor: Que tengamos que guardar nuestra impaciencia para conocer el devenir de algunos personajes. La secuela ya está anunciada.
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