miércoles, 17 de marzo de 2010

Alicia, la crisis y las maravillas de la taquilla


Dicen que en tiempos de crisis los ricos se van a sus mansiones vacacionales, y los pobres van al cine. Tal vez esto explique que, a pesar tal crisis, el cine es uno de los pocos medios que, quejas de los de siempre a parte, esta dando más beneficios que años anteriores. Pero cuidado, es un dato engañoso. Esta subida corresponde a un porcentaje de películas de pura evasión que, por lógica, son las que atraen al personal para alejarse por dos horas de su mierda diaria. Así, nos explicamos aún más el grandioso éxito que está teniendo Avatar (2009). Ya no solo es que sea un magnifico espectáculo, sino que se adentra, nos adentra, en otro mundo totalmente distinto del nuestro. Esa es la pura evasión que muchos esperaban, y James Cameron, gafas 3d incluidas, la ha proporcionado. Lo mismo sucede ahora con Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland, 2010), versión Tim Burton, que aunque  recoge opiniones dispares, su éxito comercial lleva camino de ser abrumador. En su fin de semana de estreno en Estados Unidos amasó 116 millones de dólares (alrededor de 40 millones más de los que esperaban sus responsables y analistas varios), y ya en diez días su acumulado ascendió a 208 millones, con vistas a una recaudación total de 320-350 millones sólo en su país. En el resto del mundo, los espectadores están sintiendo el mismo deseo por desaparecer un rato y meterse (de nuevo, en 3d) en universos paralelos. Tanto que a estas alturas todo parece indicar que podría superar los 550 millones al final de su recorrido (y un acumulado, si saben sumar, cercano a los 1.000 millones). Es lo que tiene la crisis, y las tres dimensiones.


Sin embargo, echemos un ojo a las películas de acción centradas en temas menos “alegres” y en nuestro propio mundo. Salvo alguna excepción, como Un ciudadano ejemplar (Law Abiding Citizen, 2009), todas se han estrellado estrepitosamente en la taquilla. Ahí van dos ejemplos: Al límite (Edge of Darkness, 2010) y Distrito protegido (Green Zone, 2010). Por no hablar del dramón sobre enfermedades degenerativas protagonizado por Harrison Ford y Brendan Fraser, Medidas extraordinarias (Extraordinary Measures, 2009), que han ido a ver los vecinos del director y algún que otro despistado que pensaba que era la sala donde proyectaban Avatar. Queda claro que, salvo excepciones, lo que manda ahora son las películas de evasión pura y dura, enmarcadas en otros parajes y si es con 3d mejor. Películas como las tres citadas hace, no sé, cinco años, hubiesen sido éxitos comerciales (seguro al 80%), pero ahora es otro tema. Y también puede que en esos años Avatar y Alicia en el país de las maravillas, pese a ser rotundos éxitos, no hubiesen alcanzado tales proporciones. O puede que yo sea un jodido listillo y crea que tengo razón y nada de esto tenga que ver. Pero que narices, esto es mi blog y me apetecía escribirlo.

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