jueves, 2 de diciembre de 2010

Skyline (2010)


Caen del cielo luces azules. Aparecen decenas de naves alienígenas. La gente no puede evitar mirar al cielo, y miles de personas empiezan a ser absorbidas. Entre tanto, los pocos supervivientes que quedan en un edificio de lujo inmerso en la pesadilla, tienen que arreglárselas para escapar con vida, lo que no les será fácil puesto que de las naves han ido saliendo unos ocupantes bastante agresivos y de gran tamaño.

Cuando ofrecieron el primer trailer de Skyline, muchos pensaron que se trataría de un bombazo para los próximos meses. El siguiente trailer, más largo y explicito, rebajó un poco esas expectativas. No obstante, incluso antes de dichos avances, se comentaba que podríamos estar ante el District 9 (2009) de este año. Es decir, que una nueva película de ciencia ficción con alienígenas y presupuesto reducido iba a dar la sorpresa. Al final, la cosa ha quedado en bien poco. Por un lado, las cifras en taquilla están siendo mediocres, aunque en ningún caso se puede considerar un fiasco, pues el presupuesto, aunque parezca mentira, ha sido de sólo diez millones de dólares. Por otro lado, y a fin de cuentas el más importante para nosotros, las críticas y opiniones del público están siendo terribles. Los hay que la adjudican el titulo de la peor película de 2010. ¿Y qué piensa el aquí firmante de todo este lío? Pues que Skyline es mala, pero no llega a ser terrible, y tampoco lo peor de este año.

Los hermanos Strause, unos expertos en efectos especiales que incluso tienen su propia empresa al respecto, se iniciaron en esto de la dirección con Alien vs. Predator 2 (2007). Sobra decir que aquella no fue una buena carta de presentación para los aficionados en general, y mucho menos para los fans de las sagas que tocaba. Para su siguiente película querían contar una historia de invasiones alienígenas teniendo el mando de absolutamente todo lo que rodease al proyecto. La única forma de conseguir esa libertad “creativa” fue rascándose los bolsillos, llevando el rodaje casi literalmente a su propia casa y encargándose ellos mismos de los efectos especiales. Así hicieron. Tanto que, como apuntaba en el anterior párrafo, con diez millones de dólares, una cantidad irrisoria para este tipo de producciones, contrataron a unos cuantos actores y actrices de esos que “suenan” pero cuyo caché es poco elevado, se los llevaron al propio edificio donde viven y tienen su estudio de efectos especiales, escribieron un guión de tres folios y dieron comienzo al rodaje.

Hay dos cosas que chocan cuando uno ve Skyline. Lo primero, su penosa fotografía. A no ser que el proyector del cine al que fui estuviese en mal estado, la fotografía es, en ocasiones, demasiado oscura incluso en las escenas diurnas. La segunda cosa es buena; los efectos especiales. Hay momentos en los que cuesta creer que su presupuesto sea tan reducido. No quiero decir con esto que aparente ser una superproducción (en ocasiones las maquetas se notan demasiado, como en el caso de los aviones de combate), pero sí resulta más espectacular y creíble que muchos directos a video club con un presupuesto similar.

El problema es que se queda en eso. El único logro que se la puede adjudicar es la eficacia de los Strause a la hora de crear los trucajes visuales y ponerlos en convivencia con los personajes y escenarios reales. El guión es un monótono alud de plagios demasiado evidentes y sin gracia de éxitos modernos; desde La guerra de los mundos (War of the Worlds, 2005) hasta Independence Day (1996), pasando por Monstruoso (Cloverfield, 2008) y unas cuantas más. Los personajes son planos hasta la extenuación, por lo que en ningún momento uno siente inquietud por su devenir. Tanto te da si mueren aplastados, poseídos por las luces alienígenas o se van a tomar una copa mientras ven la televisión.

Tampoco puedo decir que me haya aburrido a lo largo de sus escuetos noventa minutos. Efectivamente, es monótona, simple, y carente de garra en sus situaciones dramáticas; pero vista sin expectativas (la expectación creada ha sido su principal lastre), más allá de pasar el rato con un intrascendente sci-fi de rebajas con buenos efectos especiales y alguna escena de acción bastante decente, puede ser tomada a broma y resultar, incluso, entretenida. Tal vez, si la viésemos con quince años, alucinaríamos con escenas como la muy publicitada absorción de humanos, los ataques de gigantescos aliens o la mini batalla aérea, olvidándonos del resto. Lastima que a estas alturas no sea suficiente para aplaudir algo que, sin duda, podría haber llegado a más (mucho más) en mejores manos que las de los hermanos de marras.

1 comentario:

Javi Gómez dijo...

La verdad es que el trailer se veia espectacular, pero ya son varias las personas que han salido decepcionadas del cine tras verla.
Lo que es capaz una buena campaña de marqueting, y barata!!!
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Un saludo, y de nuevo enhorabuena