sábado, 27 de noviembre de 2010

Vampire Girl vs. Frankenstein Girl (Kyuketsu Shojo tai Shojo Furanken, 2009)


Una vampiresa llamada Noami está enamorada de Mizushima, el chico popular de su clase. Sus intenciones de enamorarlo y quedarse con él para siempre se ven truncadas con la aparición de Keiko, hija del malvado doctor del instituto y que también desea a Mizushima. Se prepara una sangrienta batalla entre ambas.

Lo he dicho más de una vez, pero lo repetiré para los despistados: A los japos se les va mucho la pinza. Ojo, en lo personal me alegro de que así sea, al menos en lo que se refiere al cine. Si bien los franceses están demostrando en los últimos años que son los mejores a la hora de impactar y crear mal rollo mediante propuestas de terror serias y trascendentales, los japoneses hacen lo propio (cambiando el mal, por el buen rollo) con sus nuevos splatters bizarros.

El responsable de Vampire Girl vs. Frankenstein Girl es el gurú de esta “nueva” tendencia. Su nombre, Yoshihiro Nishimura. Un freak de tomo y lomo que recientemente acudió al festival de Sitges en pañales haciendo una surrealista performance con un monstruoso feto de plástico atado a un largo cordón umbilical (¡!). De entre sus joyitas hardcore destaca por derecho propio la potente Tokyo Gore Police (Tokyo zankoku keisatsu, 2008). La que nos ocupa, si bien en una línea parecida, se encuentra un escalón por debajo en su conjunto.

Nishimura es un hombre para todo. Dirige, escribe, actúa, produce y crea excelentes efectos especiales y de maquillaje. Haciendo buena la teoría de que los japoneses no paran, en su filmografía aparecen nuevas propuestas a cada rato, por lo que, al igual que sucede con, por ejemplo, Takashi Miike, es difícil seguirle la pista por completo. Es un tipo que, se nota, lo pasa en grande haciendo sus películas, algo que suele impregnar el resultado y se contagia al espectador cómplice de sus desvaríos.

Antes dije que Vampire Girl vs. Frankenstein Girl estaba un escalón por debajo de sus mejores trabajos. No quiere decir esto que sea decepcionante en lo que propone, sino que, con tanto trabajo, es normal que haya irregularidades. Aún así, se trata de un producto delirante, bruto, desquiciado y bastante original.

La formula es conocida; rodearse de jóvenes y espectaculares japonesitas, algún que otro joven con aspecto de estrella del pop, muchos freaks en estado de embriaguez y alargar una historia simple mediante set pieces ultragore donde todo tiene cabida. Así, en esta propuesta no faltan desmembramientos, pechos que disparan todo tipo de artilugios, interminables chorros de sangre e incluso penes en propulsión. Todo ello dentro de un argumento que, sobre el papel, podría recordar a romances adolescentes crepúsculocos. Obviamente, pasado por el filtro Nishimura.

El problema de esta misma, o de otras de la nueva ola del splatter japo, es su duración. A veces, ni siquiera una duración estándar resulta convincente para lo que se cuenta. El cúmulo de salvajadas funciona para mantener al espectador entretenido, pero puede terminar cansando. Hay en Vampire Girl vs. Frankenstein Girl algunos momentos que dejan de funcionar por acumulación, puesto que ya no sorprenden. Tal vez, aunque hay excepciones como la antes citada Tokyo Gore Police u alguna otra también con Nishimura en los créditos como Machine Girl (Kataude mashin garu, 2008), son un tipo de película que funcionarían mejor como mediometraje.

Nos quedan, entre frenéticas explosiones de gore, algunos personajes bastante divertidos como el club de chicas que quieren ser negras o, dentro de un humor realmente negro, otro club, el de las chicas con afición por cortarse las venas (ya se sabe que por allá es un método suicida muy utilizado). Por lo demás, no deja de ser una película curiosa de ver la primera vez y que, en posteriores visionados, puede ser utilizada para probar la selección escenas del Dvd.

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