miércoles, 24 de noviembre de 2010

The Possesion of David O´Reilly (2010)


David acaba de dejarlo con su novia, Sarah. Se siente muy dolido, por lo que acude a casa de sus amigos, Kate y Alex. Una vez allí empezará a tener terroríficas visiones. Unos demonios pretenden hacerse con él, y según parece, es algo que le viene ocurriendo desde hace varios días.

El gran éxito de Paranormal Activity (2007, aunque estrenada comercialmente en 2009) ha traído las evidentes consecuencias. Además, es el tipo de película que cualquiera con mínimas nociones de usar una cámara y algunos ahorros puede llevar a cabo sin que el resultado tenga mucho que envidiar a lo visto anteriormente. De ahí que, en el terreno del subproducto para video club o con intención de ser distribuido en algunos festivales especializados, estén apareciendo varias propuestas con ganas de seguir el buen camino emprendido por aquella. No obstante, un camino que ya emprendieron en 1999 los jóvenes responsables de El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project) o una década antes el inefable Ruggero Deodato con Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980).

Aunque en la introducción hablo de películas realizadas mediante el falso documental, la que nos ocupa, sin manejar el subgénero propiamente dicho, tiene muchos paralelismos y motivaciones similares con aquellas, sobretodo con Paranormal Activity. Lo primero que choca al comienzo de The Possesion of David O´Reilly es el uso de la cámara. Durante los primeros minutos no sabemos si se trata de un personaje grabando, siguiendo a los protagonistas y grabando zonas de la casa, o de un uso caprichoso del propio director. Pronto nos damos cuenta que se trata de lo segundo. Supongo que la intención, como se irá viendo en el desarrollo, es que la propia cámara sea un personaje más, dar la sensación de que somos nosotros los que rodamos los acontecimientos; o incluso, esto es apreciación personal, dar la sensación de que la fuerza maléfica que más tarde hará estragos se encuentra vigilando en todo momento a los personajes.

La historia tampoco es la típica, como a priori sí parece, de casa encantada con espíritu agresivo jodiendo la marrana y cámaras grabandolo. En realidad, es algo que juega un poco en su contra allá por la mitad del metraje, pues el guión peca de querer convertir en complejo lo que, de por si, es muy sencillo. Algunos personajes, como la mujer embarazada, al estar tan poco desarrollados parecen existir a modo de parche. Luego ya entraríamos en lo previsible que resulta lo que le sucede al amigo de la pareja y su historia con ex novia.

The Possesion of David O´Reilly acierta de pleno en sus primeros cuarenta minutos. La presentación de los personajes es justita y directa al grano; lo suficiente para ofrecernos, después, dos o tres momentos muy sorprendentes en cuanto a tensión e incluso miedo. Cuando aún no conocemos el misterio y todo resulta extraño y desconocido, el miedo se mueve a sus anchas. La colocación de la cámara, pese a ser tramposa, y los trucos que se usan, igual de tramposos, consiguen inquietar y provocar sobresaltos. El problema viene en la segunda mitad. No es que los cuarenta minutos restantes sean, por entero, decepcionantes; pero se evidencia en ellos que sus directores, los novatos Andrew Cull y Steve Isles, no saben mantener los aciertos ya expuestos. Se les va la pinza, vaya.

Se juega con la confusión, con saber si el afectado por los demonios simplemente está loco y sus visiones son eso, visiones, y está sugestionando a la pareja, o por el contrario todo es cierto y tienen un serio problema sobrenatural entre las paredes.

Hay algo curioso en las interpretaciones de los tres personajes principales. Sobretodo en el caso del David O´ Reilly del titulo. Algo como si sus capacidades interpretativas fuesen en igual decadencia que el propio guión. Al principio se les ve frescos y creíbles, consiguen meterte en situación. Poco a poco da la sensación de que se aburren, no se toman en serio el proyecto o les dejaron de pagar los bocadillos para la merienda. Los grititos del tipo que interpreta a David en la escena cumbre de la embarazada son dignos de las caspas más surrealistas de la Troma.

En conjunto, The Possesion of David O´Reilly queda como un producto irregular. Tal vez demasiado. Hay buenas ideas, y en ocasiones da la sensación de estar ante una agradable sorpresa. Lastima que le cueste mantener el buen nivel y cada dos por tres caiga en estupideces y errores demasiado amateur.

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