martes, 21 de septiembre de 2010

A Serbian Film (Srpski film, 2010)


Agobiado por no poder tener con su familia el nivel económico que poseía antes, una estrella porno retirada, Milos, accede a trabajar por una gran cantidad de dinero junto a un misterioso director del cual no sabe nada. Una vez dentro del proyecto, Milos descubre que no es una película porno común, sino que las intenciones de sus responsables son mucho más siniestras.

Como cada año, los festivales especializados en cine de género traen una película llamada a ser “la polémica”. Para ponernos en situación reciente: 2007 fue el año de A l ´ interieur; 2008 el de Martyrs; en 2009 Anticristo (Antichrist); y ahora, en 2010, la encargada de liarla en sus sesiones, hacer que la mitad de la sala se esfume durante la proyección y provocar ríos de tinta (y publicidad gratuita) es A Serbian Film. Con más razón si cable.  De echo, su andadura ya comenzó hace unos meses, llegando, sus responsables, a ser denunciados por asociaciones de esas que verán la guerra en los telediarios a la hora de comer. No solo denunciados, sino que se les intentó agredir físicamente. En el festival de Cannes causó aplausos por parte de los aficionados más valientes, pero también muchas (esperables) malas caras por aquellos que ya en su día escupían a Tarantino por su de cine de “violencia gratuita”. Y luego, pues las típicas historias que se repiten con cada nueva propuesta polémica por su crueldad: desmayos, vómitos, ambulancias situadas en las puertas de los cines, etc. No obstante, para el espectador curtido, aunque en éste caso más que las otras tres citadas, debe estar bastante curtido, A Serbian Film puede verse sin causar nauseas, ni creer que uno es un enfermo despojo de la sociedad por no abandonar la proyección. Más que nada, porque la propuesta si por algo crea tanto impacto es por meter menores de por medio. Pero si lo que pretenden es hablar (entre otras cosas) sobre la pedofilia, es necesario que haya niños que muestren el horror de esa practica y crueldad por parte de los que la llevan a cabo, así como para hablar de la crucifixión y torturas en La pasión de Cristo (The Passion of the Christ, 2004), su director, Mel Gibson, no escatimó en litros de sangre, latigazos, gritos y agonías varias. Y el resultado fueron cerca de 700 millones de dólares de recaudación mundial. Aunque también hay que aceptar que la película que nos ocupa llega a alcanzar ciertos limites de lo extremo en celuloide.


Pero, mientras que el sufrimiento de las últimas horas (literarias) de Cristo, o el sufrimiento de los judíos durante el Holocausto, expuesto de forma bastante cruda y necesaria en películas y documentales, por poner dos ejemplos, son casos de violencia y sadismo extremos universales, aceptados, la pedofilia sigue siendo un tema tabú que el cine o la literatura deben tocar con pies de plomo. Ahí es donde, tal vez intencionadamente, el director y guionista de A Serbian Film, Srdjam Spasojevic, acompañado en los créditos del libreto por Aleksandar Radivojevic, ha llegado al punto necesario para que su película se haga notar. Porque no nos engañemos: está muy bien dirigida, su guión tiene ritmo y variados aciertos, la fotografía es esplendida, la banda sonora simple pero efectiva, las interpretaciones, en general, más que correctas. ¿Pero el verdadero propósito para Spasojevic era hacer una buena película o ésta le ha salido de chiripa mientras intentaba provocar el mayor impacto posible? En eso aún tengo dudas. Sea como sea, gracias a ese buen trabajo en todos los apartados, el devenir de la trama se siente realista, los personajes te provocan emociones, para bien o para mal, y la sensación de estar inmerso en una pesadilla va creciendo hasta estallar en un largo clímax final (con una previsible “sorpresa” argumental) que da rienda suelta a lo peor del ser humano. Y lo triste, lo realmente perturbador, es que el ser humano fuera de las películas puede llegar a ser mucho peor.


Una de las escenas que ha causado más revuelo, y aquí va un SPOILER, es la violación del recién nacido. Para mí, escena innecesaria, pues en éste caso si se nota, o eso creo, que la única intención es provocar por provocar. Y ojo, me gusta que me provoquen, pero dentro de un contexto narrativo, no por el simple hecho de meter la escena con calzador previo monologo político que para nada sirve de excusa FIN DE SPOILER. En las entrevistas, el director no ha parado de repetir que su intención con A Serbian Film era retratar la opresión del pequeño pueblo serbio y las injusticias de su gobierno durante muchos años. Si es este el cometido de su trabajo, dudo que sea algo que vean la mayoría de los espectadores. Aunque, en caso de haber querido retratar la oscuridad latente del ser humano mediante sexo macabro, mutilaciones varias y otras depravaciones, lo ha conseguido. La sensación que te queda después de sus noventa minutos es de agotamiento, suciedad y desazón.
El mes que viene podrá verse en el festival de Sitges, y al estar seleccionada para competición, supongo que tendrá pases en la enorme pantalla del Auditori. Los que vayan es muy probable que en los últimos treinta minutos sean testigos de huidas en masa de la sala. Objetivo cumplido.




2 comentarios:

davicine dijo...

Coincido contigo, como habrás visto en el blog de Almasoscuras. Allí firmo como elniniodecristal...

MIssterror dijo...

Acertadísima Reseña amigo!