Tengo que admitir que guardo a Leprechaun (1993) como uno de esos placeres culpables que todos tenemos. Aquella roñosa comedia de terror con un duende malvado persiguiendo a una adolescente Jennifer Aniston tiene, para mí, algo extraño, algo especial. Su director, Mark Jones, poco se ha prodigado después tras las cámaras. Volvió a esto de los duendes asesinos con otra carroña llamada Rupeltinskin (1995) y poca cosa más. Como guionista es otro asunto, pues ha participado en varias series de éxito y, bueno, también en secuelas de la citada Leprechaun. Pero vayamos al grano. El subgénero de muñecos asesinos siempre ha sido uno de mis predilectos, pese a que la cantidad de películas realmente decentes sea escasa. Por tanto, lo que uno intenta buscar en este tipo de, normalmente, subproductos, es algo que por lo menos salga de la media en cuanto a originalidad. Cuando empezó este Triloquist, que significa el regreso al cine, aunque sea directo a video club, de Mark Jones, pensé que podría sonar la campana. Tenía ganas de ver si me ofrecía otra basurilla tan simpática como su primera película. Lo cierto es que en los primeros minutos la cosa promete. Original parece.
Tenemos a dos hermanos que han quedado huérfanos tras el suicido de su madre, una famosa ventrílocua venida a menos. Lo único que llevan con ellos es el muñeco con el que trabajaba su madre. Un muñeco del que, ya desde el principio, conocemos que tiene vida e instinto criminal. Narrado con la voz en off del propio muñeco, vemos como los niños van a vivir con su tío, el cual abusa de la niña…hasta que el muñeco se lo carga. Despues de un fundido en negro, en el que se supone que han pasado los niños su vida en un orfanato o algo hasta ser mayores de edad, los vemos de nuevo acompañados, como no, de su muñeco. La niña ahora es una jovencita buenorra de pocos escrúpulos, y su hermano un tipo raro que, al parecer, no puede hablar. Y bueno, de lo que trata la historia es como, a modo a de road movie, matan gente, escapan de la policía y secuestran a una chica para que el hermanito tenga un hijo con ella y prosiga con el negocio familiar de ventriloquia. Hombre, como dije, algo original es. No la trama en sí, sino la forma de exponerla, la mezcla de géneros y lo ambiguo de las pretensiones.
Pero, ¿esto hace de Triloquist una película más remarcable que la media? Pues no. Al final, sigue siendo una tontería, y por la muestra indiscriminada de carnaza joven, me da que Mark Jones, que ya es un viejecito, quería grabar a chicas sin la parte de arriba más que centrarse en seguir con ritmo una historia, por cutre que sea. Las interpretaciones, pues no están mal para el producto que es, incluso el chaval está gracioso con sus andares y demás. Tampoco hay que buscar mucho gore. En ese sentido es una propuesta bastante soft (por mucho que produzca Dimension Extreme). Se tratan varios géneros pero ninguno queda claro. Como película de terror es ridícula, como comedia descafeinada, como road movie tonta, y como drama (si, a veces parece que Jones quería hacer un drama, o eso creo) aburrido. Así que, nada más, un intento perdido de haber hecho algo interesante en un subgénero tan devaluado como, mal que me pese, adictivo.
Valoración (0 a 5): 1,5
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