lunes, 9 de agosto de 2010

Origen (Inception, 2010)


Lleva meses siendo vendida como una de las mejores películas del año. Antes incluso de que alguien pudiese verla para valorar tal afirmación. Su director, Christopher Nolan, afirmó en las entrevistas que se trata de su película más grande y ambiciosa. Su proyecto más épico y, a la vez, más personal. En el Hollywood actual tales afirmaciones suelen caer en agua de borrajas. Más aún cuando se quiere mezclar un universo intimo, personal y complejo, con cine de acción y necesidad de llegar a las masas. Llegado su estreno, las palabras se han convertido en hechos. Origen lleva amasados en todo el mundo cerca de 500 millones de dólares, con mucha cuerda por delante, y lejos de quedarse en fenómeno del primer fin de semana, ha tenido uno de los mejores boca a boca de los últimos años. En la mayoría de webs más visitadas está recibiendo calificaciones desorbitadas, tanto por público como por crítica. Muchos aseguran que se trata de la mejor película del director, de un nuevo clásico del cine y de una nueva cumbre de la ciencia ficción. ¿Será realmente para tanto o el llamado hype ha sido creador de exagerado entusiasmo? En realidad, ni una cosa ni la otra. En tiempos en los que es tan fácil dejarse llevar por los extremos (aquello de “es una obra maestra o es una basura”), y también en tiempos en los que las verdaderas grandes obras escasean, la llegada de Origen encuentra un lugar de honor. Es original en la forma de estar contada. No es una secuela, ni un remake, ni una precuela, ni una adaptación. Además, está dirigida con mano de maestro, interpretada con solvencia y cuenta con una banda sonora que eriza los pelos. Pero, como dije, ni tanto ni tan poco.

Christopher Nolan que estás en los cielos


Christopher Nolan es uno de los pocos directores del Hollywood actual capaz de ser autor a la vez que artesano. De impregnar sus películas de un toque adulto y personal, y a la vez llenar las salas de espectadores. De hecho, su labor ha sido casi siempre endiosada por un abultado número de cinéfilos. Algo así como si fuese, junto a algunos más, un salvador del séptimo arte en tiempos de mediocridad dentro del cine comercial. Vamos a ver, tampoco exageremos. Por lo que respecta al que esto escribe, Memento (2000) fue un notable thriller con un gran guión y magnifico montaje. Pero, después, me topé con el bodrio de Insomnia (2002) en el que la frialdad del director se pasaba de rosca hasta concretar un thriller “con asesino” de buena factura, visualmente intocable, pero tedioso, muy tedioso. El truco final (The Prestige, 2006), aunque mejor que aquella, tampoco me ayudó a volver a creer en él. Tenía parte de los aciertos de Memento, aunque también parte de los errores de Imsomnia, y un gran reparto bastante desaprovechado. Pero Nolan poco antes se había metido de lleno en el universo del hombre murciélago con intención de resucitarlo. Con haber hecho algo mejor que la funesta Batman y Robin (1997) hubiese servido para volver a sonreír. En cambio, no sólo mejoró la saga precedente, sino que nos proporcionó la mejor, más inteligente, compleja, reflexiva y adulta adaptación del justiciero de Gotham. No obstante, Batman Begins (2005) era el aviso de lo que estaba por llegar: El caballero oscuro (The Dark Knight, 2008. A parte de seguir siendo un respetado autor, consiguió el titulo de “revienta taquillas”. Pero había que esperar dos años más para saber si su nuevo proyecto podía mantener ese estatus sin bajar su calidad artística ni prescindir al regocijo del publico masivo.

Buscando cumbres muy elevadas

Ante todo, hay que ser coherentes a la hora de valorar Origen. Tanto para bien como para mal. Se trata de una película que necesita de más un visionado, ya sea para captar su grandeza o para desenmascarar sus debilidades. En mi caso, creo, más bien para lo primero. Aún así, haré la valoración intentando ser lo más objetivo posible y no dejarme llevar por el entusiasmo “post visionado” ni nada similar. Que Origen es una buena película es indudable. Su experiencia en la gran pantalla se siente hipnótica por momentos. Esto se consigue gracias a un guión que trata al espectador de tú a tú, sin menospreciarle, exigiéndole entrar en la experiencia y formar parte de ella. Y, sorpresa, todo su entramado argumental, todas sus capas y subtramas, llegados al final quedan bastante bien explicados. Valor añadido, por tanto, que hayan sido capaces de liarnos la cabeza durante dos horas y media pero, a la vez, no dejen de ser profesionales para simplificarlo como algo digerible sin dejar de ser inteligente. Que dicho guión no es del todo original es obvio. No hay a penas algo original hoy en día. Sin pensar mucho, me vienen a la cabeza películas como Desafío total (Total Recall, 1990), Abre los ojos (1997) o Matrix (1997), pese a que esta ultima, a su vez, ya tomaba prestado de otras tantas. Pero lo importante no es tanto el que cuenta y de donde lo saque, sino como lo cuenta. Si nos guiamos por lo ultimo, desde luego es una de las más originales propuestas en...¿los últimos veinte años?


Ahora bien, si ya he citado que Origen contiene cuarenta y cinco minutos finales de impresión, al igual que un arranque (presentación de los personajes y puesta en movimiento de la premisa) impecable, tenemos una hora entre medias un tanto desmedida. Para nada floja. Tan solo que, conocida ya la trama y a la espera de acontecimientos mayores, el guión divaga en los planteamientos de forma demasiado densa. Los personajes secundarios no terminan de ser explotados en todo su potencial (que es mucho) y parece que el nivel de calidad exhibido con anterioridad es difícil que vuelva a ser correspondido. Nada que luego no solucione lo que nos tiene preparado. Se podría tachar de innecesariamente larga, un poco como le sucedía a El caballero oscuro. Pero, en realidad, puestos a usar la lógica, resulta difícil imaginar la resolución certera de todo lo que aquí se plantea con tan solo dos horas. Todo ello dentro de un conjunto que se siente contundente y difícil de olvidar tras el visionado. De esas películas que les das vueltas después de varios días, y sigues recordando escenas, temas de la banda sonora o la sensación que deja a la conclusión. Sea como sea, tal como apunté con anterioridad, lo mejor es dejarla posar tiempo, volver a verla y sacar nuevas conclusiones. Solo entonces sabremos si terminará siendo un nuevo clásico de la ciencia ficción o fue motivo de furor desmedido (Matrix) por la novedad y las expectativas. Por mi parte, me quedo en un setenta por cien con la opción más optimista.

Valoración (0 a 5): 4

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