jueves, 15 de julio de 2010

Noche y día (Knight and Day, 2010)


Que cosas tiene la vida. Al menos, la vida de Hollywood. Tom Cruise dijo “no” a protagonizar Salt, que se estrenará este verano, porque el personaje principal tenía mucho que ver su Ethan Hunt de la saga Misión: Imposible. Como dije, cosas de la vida, pues el personaje que optó por interpretar, el de la película que nos ocupa, se trata ni más ni menos que de un remedo, en todo cachondo y desenfadado, de aquel (súper) agente secreto. Todo lo que hace Cruise aquí es lo que haría Hunt en cualquier entrega de M:I si le pusiese más sentido del humor y, entre medias, viviese una subtrama romántica. Su compañera de fatigas es Cameron Díaz, actriz que normalmente me cae mal, o fatal, según la propuesta, y algunas pocas veces consigue sorprenderme levemente. Afortunadamente, en Noche y día no está repelente, o no tanto. Y eso que el papel daba para mucho de ello. La razón principal por la que la trama funciona, es decir, que cumple su único propósito, entretener, es porque hay química entre Cruise y Díaz, que ya coincidieron en aquel remake menor de Abre los ojos, de titulo Vanilla Sky. La cámara les sigue desde el primer minuto hasta el ultimo, por lo que deben caer bien, resultar graciosos y ser convincentes en el tonteo entre escena y escena de acción. Sin necesidad de levantarse para aplaudir, cumplen su trabajo. También funciona el echo de que el guión nunca se toma en serio, ni se siente empalagoso (en lo romántico) ni ridículo (en los diálogos). Es un libreto tan intrascendente como divertido, vaya.


Otro acierto en Noche y día son las escenas de acción. Los primeros 45 minutos muestran una set piece tras otra, y el ultimo tercio nos depara algunas más. No son la panacea ninguna de ellas, algo en lo que un poco tendrá que ver su director, James Mangold, un tipo bastante plano y artesanal, pero son lo suficientemente alocadas y espectaculares para cumplir. Más aún dentro del contexto de lo que es, a priori, una comedia romántica. En lugar de eso, nos encontramos ante un digno espectáculo de acción desfasada, en el que es mejor entrar sin hacerse preguntas. Todo lo que sucede es imposible, exagerado, climático. Y claro, muy previsible. La dirección, como dije, es tan artesanal como plana, al igual que la fotografía, la banda sonora y demás. Todo realizado con corrección y oficio, lo que no quiere decir que se ponga mucho empeño para que salga mejor. Ya he usado otras veces la definición de “golosina visual” para hablar de esas películas entretenidas y funcionales de las que poco puedes criticar a nivel “serio”. Noche y día es una de ellas. Por cierto, una de las set pieces de acción sucede aquí en España, en Sevilla, y al igual que en Misión: Imposible 2, en la que mezclaban las fallas valencianas con una procesión en Sevilla, aquí mezclan los San Fermines con…otra procesión. El tema es que la gente en el cine parecía molesta con eso, y mostraban sus conocimientos históricos españoles en voz alta, cuando dudo que la mayoría sepa siquiera cuando se promulgó la Constitución. No creo que ni la citada M:I2 ni Noche y día intenten ser lecciones de historia popular contemporánea, así que, disfrutemos más del cine, aunque salga Jordi Mollá de villano de usar y tirar.

Valoración (0 a 5): 2,5



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