viernes, 25 de junio de 2010

Rampage (2009)


Todavía estoy asimilándolo. Cuando encontré de casualidad esta película circulando por la red, leí su sinopsis y pensé que podría estar curiosa. Ahora bien, leyendo su ficha artística comprobé que su productor, guionista y director era nada menos que Uwe Boll. Después de eso, mis ganas de verla fueron a parar bajo tierra. Aún así, en uno de esos ratos en los que no sabes que hacer y te apetece ver algo cutre, por instinto masoquista o lo que sea, decidí darla una oportunidad. Y vaya sorpresa. Nunca creí que aplaudiria algo perpetrado por el responsable de House of the Dead (2003), Alone in the Dark (2005), BloodRayne (2005) o En el nombre del rey (In the Name of the King: A Dungeon Siege Tale, 2007). Nunca pensé que el hombre que se pelea con críticos de cine y bloggers frikis en un ring de boxeo podría hacer algo más que destruir el nombre de reputados videojuegos con sus adaptaciones salchicheras. Pero, mira por donde, Boll se puso serio con este Rampage, y aunque sea por una vez ha hecho que yo, y a buen seguro muchos más, nos traguemos los prejuicios y nos rindamos ante lo que se siendo objetivos se debe calificar como una buena película, incluso notable, y realizada con un par de pelotas.


Esta vez no ha adaptado ningún videojuego, aunque el guión guarda influencias de varios. Sin ir más lejos, parece una vuelta de tuerca a cualquier GTA o Saints Row en los momentos en los que, en lugar de realizar misiones, te puedes dedicar libremente a masacrar ciudadanos por las calles. De todos modos, Boll lo ha adornado con una carga crítica que la asocia con aquel maravilloso Un día de furia (Falling Down, 1993), salvando las distancias. Digo salvando las distancias, puesto que en Rampage la acción y dicha crítica se lleva hasta sus últimas consecuencias, a parte de variar en mucho los modos de actuar del protagonista. En aquella, Michael Douglas no terminaba de estar bien del coco, pero su particular guerra contra la poca lógica de nuestra sociedad no se centraba en masacrar inocentes. Boll prefiere pasar del drama o del dialogo, y se centra en una guerra urbana tan gratuita como malsana. Su pretendido justiciero es un completo desequilibrado, que decide actuar en lugar de hablar. Decide salir a la calle, armado hasta los dientes y protegido por una armadura, y rebajar el número de una población que aumenta cada día pese a que la pobreza y el hambre crecen de forma vertiginosa.


Debe ser que Boll ha ido adquiriendo práctica haciendo memeces durante estos años, y una vez adquirida, ha cogido un poco de dinero, unos actores desconocidos pero muy eficaces (atención al protagonista, Brendan Fletcher), se ha currado un guión impactante y con más mensaje racional e inteligente del que se pueda ver a simple vista, y lo ha clavado. De hecho, hace poco hablaba de la también recomendable Kick-Ass (2010), y de cómo algunos críticos clamaban al cielo por su inmoralidad y poca responsabilidad para con los espectadores. Esos mismos críticos clamarían más allá del cielo si vieran Rampage. Y también los que tildaban de fascista, sin razón, aquella obra maestra titulada Irreversible (2002), o los que vieron ultra reaccionaria, sin ir más lejos, la citada Un día de furia. Para todos ellos, Rampage será una ofensa a su moral barata. Para los demás, sólo nos queda agachar la cabeza y, aunque puede que sea sólo por esta vez, reconocer lo evidente: Uwe Boll ha hecho una buena película.

Valoración (0 a 5): 3,5



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1 comentario:

Sir Laguna dijo...

Dificil de creer pero cierto,a mi tambien me gusto.