Una vez más, el cine de género francés se muestra como una de las más interesantes opciones de esta década a punto de terminar. Después del trío de ases estrenado (no en España) entre 2007 y 2008, Frontiere (s), A L´ Interieour y Martyrs, y otra de este 2009 como La horde, le toca el turno a esta interesante mezcla de géneros. Cuando se estrenó la genial Máximo riesgo (Cliffhanger, 1993) se mostraron escenas de escalada y tensión nunca vistas anteriormente en un cine. Pocas han sido las películas posteriores que, dentro de ese tema, han logrado acercarse a su nivel. La aburrida Limite vertical (Vertical Limit, 2000), por ejemplo, lo intentó en vano. Han tenido que pasar unos cuantos años para que llegue otra propuesta cumbre en cuanto a escenas de escalada de un realismo y una angustia abrumadoras, pero al final ha sido el turno de la francesa Vertige. Con pocos medios, aunque bien aprovechados, consiguen sacar partido del entorno natural, de los miedos más comunes relacionados con el vértigo (si sufres de él se disfruta bastante más). Aunque, tal vez de forma desafortunada, se produce un cambio de rumbo en la historia.
Su director, el novato Abel Ferry, lleva el asunto con pulso firme durante su primera mitad, en la cual el típico grupo de amigos jóvenes se embarca en una aventura que da sentido al titulo. Son cuarenta minutos en los que aprietas tanto el culo que te salen agujetas. Después, de la acción y la intensidad, pasamos a una segunda mitad que se convierte de golpe y porrazo en un survival horror más bien del montón. De este modo, lo que apunta a peliculón desde el principio, queda al final como una buena película, con algún que otro bache por el camino, pero lo suficientemente entretenida y, sobretodo en esa primera mitad, tensa, para que valga la pena el visionado. El villano de la función, demasiado falto de carisma, es una especie de cazador incivilizado que vive en los bosques. Se supone que su interes, más allá de la caza, es el canibalismo, aunque no quede claro en ningún momento. Hay gore, aunque no mucho. Hay peleas salvajes a lo Las colinas tienen ojos (The Hills Have Eyes, 1977 ó 2006), pero sin la contundencia necesaria en conjunto para hacernos olvidar el bajón respecto al trepidante inicio.
En resumidas cuentas: Buena
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