Cuando se estrenó Scream (1996) el slasher teen volvió a imponerse en el género de terror, como ya lo había hecho décadas atrás. Lo malo es que casi todo lo que surgió fue bastante apestoso. Entre tanta mugre, hubo una película que destacó por meritos propios. Destino final (Final Destination, 2000), añadía a la típica formula del asesino que va reduciendo al grupo adolescente de marras, un elemento sobrenatural, si bien no original, al menos más interesante y espectacular de lo que se venia haciendo durante los noventa en éste tipo de películas. El éxito que obtuvo dio para hacer dos secuelas, algo inferiores aunque igualmente entretenidas y con momentos sorprendentes. Ante el temor de que la formula estuviese agotada, sus responsables han tirado de lo obvio para la cuarta entrega: el 3d. Y lo cierto es que en una película de terror de estas características, la formula puede salir muy bien. El trailer propone más de lo mismo, pero multiplicado por dos, tres o más. Todo luce más espectacular y aparatoso. No se si en 2d tendría muchos alicientes, pero ver esas retorcidas muertes con las gafitas tridimensionales es motivo de expectación.
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