Michael Haneke es uno de esos directores que, toque el género que toque, sabes que no ofrecerá algo convencional. Hace un tipo de películas de esas que se aman o se odian. Todo consiste en conectar desde el principio con lo que propone, o directamente desconectar. Cuando dirigió Juegos divertidos (Funny Games, 1997), hizo desconectar a muchos espectadores, pero también ganó numerosos incondicionales. Y es que aquella película, aparentemente una más de terror y torturas, lograba transmitir mediante una crueldad sugestiva (la violencia casi siempre es intuida, no mostrada), así como macabros e inteligentes guiños al espectador, una realidad cotidiana. Una realidad camuflada en celuloide, en arte u ocio. Sin embargo, antes, durante y después del visionado de la película, es algo que ocurre a diario a lo largo y ancho del planeta. La violencia gratuita, la violencia y el crimen por puro aburrimiento. Nosotros elegimos durante las dos horas que dura Funny Games si somos cómplices de dicha locura. Lo curioso es que, aunque cualquiera pueda detestar los actos de los asesinos que juegan con la familia, vemos una y otra vez películas que manejan cartas similares. Sean más o menos realistas que ésta. Se supone, por tanto, y lo afirma el propio director, que Funny Games utiliza la cruel situación que acontece para comprobar hasta que punto es falso el ser humano. ¿No es cierto que, como sucedía en la introducción de Tesis (1997), la mayoría de la gente se para, por puro morbo, para intentar ver al muerto de un accidente?
Ahora bien, el Funny Games que nos ocupa es difícil de evaluar. Haneke viaja a Hollywood para hacer un remake, plano por plano, de su propia película. Lo único que cambia son los intérpretes. Sin menospreciar las magnificas actuaciones de los anteriores protagonistas, hay que admitir que Naomi Watts (también productora ejecutiva), Tim Roth, Michael Pitt y Brady Corbet están inmensos. Tanto, que consiguen crear interés y angustiar del mismo modo que lo hacia la original, con la diferencia de que, los que la vimos, sabemos lo que va a suceder. Y hasta aquí los cambios. El resto, incluso la agresiva canción que abre y cierra los créditos, es lo mismo. Si estoy a favor de éste remake es por lo siguiente. Todos sabemos que tal como están las cosas terminarían haciéndolo, ya sea con Haneke o con cualquier otro. Él acepó el proyecto, por interés económico u otros motivos. Pero, al fin y al cabo, si la idea del remake es hacer llegar al publico americano (que no lee subtítulos) dicha obra, mejor que se la den calcada al original a que hagan un estropicio descafeinado y accesible a los adolescentes. De este modo, la obra queda intacta. Aún así, ya que Haneke está al mando, hubiera preferido que intentase mejorar ciertos aspectos (la media hora, excesivamente lenta, previa al clímax final), o que hubiese añadido algún que otro elemento novedoso que no afectase a lo ya conocido.
Lo mejor: Todos y cada uno de los protagonistas.
Lo peor: Según como se mire, que es lo mismo, plano por plano, de lo que ya conocemos.
Valoración (0 a 10): 8
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1 comentario:
Hola John Trent, la verdad es que tiene buena pinta esta película, a ver si tengo la oportunidad de verla, decirte que lo haces fenomenal las reseñas de las pelis, tienes un estilo muy pro, bueno espero verte pronto por el curro!
Pd: Te he enviado un mail...
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