sábado, 31 de enero de 2009

House. Una casa alucinante (House, 1986)


Un famoso escritor de novelas de terror se muda a una antigua mansión, propiedad de su tía, que he recientemente se ha suicidado en una de las habitaciones. Buscando un lugar que le ayude a escribir su última novela, lo que encontrará en esa casa son una serie de fenómenos paranormales que, en algunos casos, tendrán mucho que ver con su pasado.

Cuando allá por mediados de los noventa era solo un niño, ver películas de terror se convertía en una autentica experiencia. Todos hemos visto películas que nos hicieron mearnos en los calzoncillos de Barrio Sésamo, pero que vistas años más tarde reconocíamos como simpáticas, entretenidas, pero nunca terroríficas. Una de las que más simboliza todo esto en mi infancia es House: una casa alucinante. Ya sabemos hoy día que se trata de una comedia de terror que en ningún momento pretende asustar, sino más bien divertir y contagiar su cachondeo. Pero cuando la visioné a edad temprana, y fueron más de veinte veces, me cagaba en los pantalones. Revisada, por enésima vez, House parece más bien una especie de (simpático) episodio de series fantásticas familiares rollito Cuentos asombrosos (Amazing Histories, 1985-1987), con mucho de comedia, de fantasía, pero solo retazos de terror (siempre tendré grabada en la memoria la escena en la que el protagonista sale a un vacío oscuro a trabes de un espejo y se encuentra con un monstruo volador).


Dirigida eficazmente por ese artesano del género que es Steve Miner, House rezuma aires ochenteros en cada fotograma, lo que la da un valor añadido. Su éxito propicio tres secuelas, a cual más indigesta, que recientemente han editado (a excepción de la cuarta) en un único pack de dvd (mi consejo, para el que no las haya visto y tenga curiosidad, es que consiga la primera y pase totalmente del pack). Aunque hoy en día se vea más como una simpática cinta nostálgica, lo cierto es que House fue una de las imprescindibles de las sesiones de video club de barrio. De esos en los que en sus estanterias podíamos encontrar entre tantas otras piezas, previo rastreo y limpieza de polvo, vhs´s de películas de terror, muchas de ellas hoy desconocidas, que llamaban la atención por sus originales carátulas. La de House (cartel arriba) siempre la recordare.

Lo mejor: Es muy entretenida, que es lo único que se la puede (y debe) pedir. Además, ese toque de sano humor ochentero dentro de una película de terror nos trae tantos recuerdos a muchos de nosotros que es imposible no sentir simpatía por ella.

Lo peor: Que, obviamente, vista hoy es la mitad de buena de lo que creíamos hace años.

Valoración (0 a 10): 6,5

Trailer

2 comentarios:

Igor Von Slaughterstein dijo...

Voy a comprar el DVD en cuanto lo vea, pero tienes razón. Seguro que su revisionado decepciona en algunos momentos, porque pensábamos de niñatos que era una maravilla y dudo que conserve ese opinión una vez vuelta a ver.

Sim embargo, un clásico ochentero no-perfecto sigue dándole de ostias a cualquier película decente moderna. Y más si hablamos de estas "comedias terroríficas", género casi difunto hoy en día y que tanto nos hizo disfrutar en aquellos maravillosos años.

Saludos!!

Hombre Lobo dijo...

Pues fíjate por donde, a mí me sigue pareciendo igual de buena. Además, el momento en el que el protagonista descubre el misterioso paradero de su hijo desaparecido, nunca, pero NUNCA se me ha borrado de la cabeza.

Un gran saludo.