viernes, 19 de diciembre de 2008

Crows Zero (Korozu zero, 2007)


Kenji, un adolescente, quiere demostrar a su padre, jefe de la mafia, que es capaz de hacerse cargo del negocio familiar. Para ello intentará conquistar el Instituto Suzuran, el centro estudiantil más conflictivo y peligroso del país.

Takeshi Miike es uno de esos directores que levanta tantas pasiones como odios. Ser fan absoluto de su filmografía es una tarea harto difícil, pues un tipo que hace cinco películas por año es propenso a caer en la irregularidad. A decir verdad, de una decena de películas que habré visto de Miike la única que me había encandilado, sin peros, hasta el momento, es Adutition (Odishon, 1999). Del resto, Ichi the Killer (Korshiya, 2001) es bastante pasable, sobretodo en sus momentos más bizarros, y otras como Izo (ídem, 2004) tienen un arranque estupendo, momentos gloriosos, pero se ven afectadas por una reiteración desmedida, provocada en gran parte por la manía de Miike de alargar sin sentido la duración de sus propuestas. No obstante, ya había perdido la esperanza en que volviese a ver una película de este director tan (relativamente) redonda como lo fue la citada Audition. Hasta ahora. Y es que Crows Zero es toda una sorpresa.

Lanzada recientemente en formato domestico en España, tras pasar por el último festival de Sitges, nos ofrece una divertida, y a ratos hilarante, visión de Miike del cine juvenil, enmarcado en el mundo de las bandas. Siguiendo la estela de títulos míticos como Los guerreros de la noche (The Warriors, 1979) o Los guerreros del Bronx (l Guerrieri del Bronx, 1990), adaptados al desconcertante estilo del autor, lo que Miike fabrica es un cóctel con pretensiones mainstream (en Japón fue numero en uno en taquilla), más comercial que la mayoría de sus propuestas, en el que, en pocos momentos, se vislumbra su nervio más arrollador (y a ratos pretencioso) pero que, sin embargo, se confirma como un divertimento de calidad, compacto e interesante. Sin lastrar los problemas de guión tan frecuentes en su cine, Crows Zero nos regala una honestidad mucho mejor aplicada que en otros trabajos de su director dentro de la línea más comercial (recordar la mediocre Llamada perdida (Chakusin ari, 2003)). Puede que los más puristas del Miike excéntrico y bizarro se sientan decepcionados, pero para el resto, Crows Zero supondrá un soplo de aire fresco.

Lo mejor: El concepto de película de bandas pasado por el filtro Anime, en carne y hueso, nos deja varios momentos para el recuerdo (atención a los últimos treinta minutos).

Lo peor: Que, como suele pasar en el cine de Miike, aunque esta vez no sea tan notorio, su duración se podría haber recortado un poco, y así el ritmo hubiese ganado enteros.

Valoración (0 a 10): 8

Trailer

1 comentario:

Penny dijo...

La verdad es que la pelicula ha salido bastante mejor de lo que yo pensaba que iba a salir. No la vi una pelicula tan beat-em up como otras, si no, que como bien dices, tiene un regustillo a las películas de este tipo de los años ochenta, incluyendo los bailes orquestados de golpes sucios, alejandose mucho de la acción de cuerpo a cuerpo que estamos acostumbrados a ver en estos últimos tiempos.

Para crows zero por mi parte, un aprobado alto..