Martyrs impacta en Sitges

Quien iba a decir que el director de esa tontuna llamada El internado (Saint Ange, 2004) iba a estar dando tanto de que hablar cuatro años después con su siguiente película, Martyrs. El francés Pascal Laugier está revolviendo estómagos en la presente edición del festival de Sitges (al cual no he podido ir este año) con su nueva propuesta, una de terror y torturas que ya se anuncia, a riesgo de caer en el mal de las expectativas desmesuradas, como la película más brutal e impactante en muchos años. Sobretodo lo que la gente comenta es su largo y demoledor clímax final, en el que asistimos a una tortura non-stop de media hora en la que muchos espectadores no tardan en abandonar la sala, e incluso algunos, como se ha comentado desde Sitges, llegan a vomitar. Para unos, violencia gratuita sin mucho sentido, para otros una maravilla que nos sobrecoge y nos provoca mientras exhibe nuestra resistencia a la violencia cotidiana. Lo que es seguro es que, gracias a toda esta polémica quizás podamos ver Martyrs en cines por España, algo que hace unos pocos días tenía por imposible.