viernes, 29 de agosto de 2008

Rogue (El territorio de la bestia) (2007)


“Una excursión turística por las aguas de Australia en la presencia de cocodrilos se convierte en una pesadilla cuando se adentran en el terreno de un cocodrilo de grandes dimensiones. Al perder el barco por un ataque, los viajeros se quedan en una pequeña isla, de la que tendrán que escapar antes de que se la coma la marea al caer la noche, y antes de que el cocodrilo se los coma a ellos”.

Cuando el australiano Greg McLean estrenó la interesante Wolf Creek hace dos años, pocos se imaginaban que una película de ínfimo presupuesto rodada en su país pudiera tener una distribución a gran escala en Estados Unidos, y aunque en menor medida, también en el resto del mundo. Pero así fue. Hay que tener en cuenta que Wolf Creek era un survival horror que seguía paso a paso los esquemas de los mismos éxitos americanos, por lo que, salvo por un énfasis especial en mostrar paisajes deslumbrantes y en no imprimir un ritmo incesante desde el primer minuto, la susodicha película podía competir directamente con el terror mainstream de Hollywood. Lo que no era nada esperable es que McLean, después de esa propuesta, se adentrara en los terrenos de la amenaza animal, recuperando por enésima vez el tema del cocodrilo gigante que se quiere zampar a todo el que se cruce en su camino. Más aun cuando las últimas películas de este estilo que se han estrenado no han cosechado los resultados comerciales esperados, o directamente han sido carne de video club.

Pero McLean decidió ir a por todas con El territorio de la bestia, película que, aun teniendo muchos de los tics propios del sub género de bestias acuáticas (resoluciones finales heroicas, personajes secundarios insulsos que solo sirven de carnaza) se decide al menos a resultar inquietante en gran parte del metraje, sin ofrecer acción o ruido atronador, ni efectos visuales cansinos, sino componiendo a lo largo de los ajustados ochenta minutos para los que da el guión tres largas set pieces que hacen al espectador estar siempre pendiente de lo que ocurre (el paso por la cuerda, el momento de pesca, y el clímax final en la cueva del animalito). Pero al igual que en Wolf Creek, lo que concede a El territorio de la bestia una especie de aire autoral no es otra cosa que la insistencia del director por filmar como si se tratase de un documental, mostrando de vez en cuando impactantes planos del paisaje australiano, de animales exóticos. Al menos esta vez la trama coge ritmo a los veinte minutos, y no a los cuarenta y cinco, que era el único error de su anterior trabajo.

Lo mejor: Las tres set pieces inquietantes, que realmente consiguen atraparte. Además, es una película bastante entretenida, que al fin y al cabo es que lo pretende.

Lo peor: No hay mucho que decir. Es más o menos lo que uno puede esperar. Eso si, da la sensación de que, aun estando dentro de lo correcto y de lo esperable, McLean es un director con más talento del que ofrece aquí.

Valoración (0 a 10): 6,5

Trailer


3 comentarios:

Oscar dijo...

Aunque no soy muy fanatico de ese sub genero, Rogue si me llamo la atención y me gustó mucho, es mucho mejor que muchas peliculas que andan por alli.

Saludos!!

Anónimo dijo...

Y lo mejor también el humor. No está nada mal la peli, mejor de lo que aparenta a primera vista.

Juani dijo...

Esta cinta suple alguno de los fallos, inconmensurables de su anterior proyecto. Cuando estamos hablando de ciertos géneros y temáticas, no se puede tardar tanto en poner en acción el tema o pilar principal de la película, es que no arrancaba la susodicha película. Muchos pensaran que es para poner en situación a los espectadores y presentar a los personajes correctamente... no estoy de acuerdo con eso. Siguió teniendo los tópicos esos de que el coche no arrancaba, un personaje histérico, etc, pero nos presentó un malo muy creíble, bastante diría yo, acomplejado y cerrado en muchos temas, y eso lo reflejó muy bien McLean.

Esta peli no trata o culmina igual de bien el asunto, no hace una toma de contacto de tal magnitud y eso se quiera o no, repercute en el regusto final de la proyección. De todas maneras, es un film recomendable para todo aficionado a este subgénero.