miércoles, 19 de enero de 2011

La otra hija (The New Daughter, 2010)


Un padre divorciado al cargo de sus hijos, un niño, y una niña a las puertas de la pubertad, compra una casa en un pueblo alejado de la ciudad. La hija pre-adolescente, como suele pasar en esas edades, se la tiene jurada al padre por aquello de apartarla de sus amigos y de las discotecas light. Un problema menor, pues la verdadera pesadilla comenzará cuando ésta descubre un montículo cercano a la casa. Se dice, que en la zona habitaba una especie de seres malignos que, antes de enfrentarse a su extinción, hicieron unos cuantos rezos no precisamente cristianos.

Cuando se anunció que La otra hija no vería las salas comerciales de Estados Unidos, algo empezó a oler mal. No obstante, que una película que previamente ha creado cierta expectación, cuenta con presupuesto decente y una estrella en su reparto, quede relegada al mercado domestico no tiene que hacernos pensar en lo peor. Pudiera ser que, aún tratándose de un buen producto, genial incluso, no sea fácil de vender por su temática, su fondo, su forma o por todo a la vez. Nunca se sabe. Pero, fueron las primeras impresiones que vinieron de allá, y posteriormente de algunos festivales especializados, como el de Sitges, las que bajaron definitivamente las expectativas.

La otra hija sí consiguió llegar a los cines españoles, aunque su paso fue tan invisible y deprimente como la ausencia de los políticos en las colas del paro. Si antes hablaba de expectativas no era porque tengamos a Kevin Costner de protagonista, pues bastante acabado está el hombre, ni porque le acompañase la niña de El laberinto del Fauno (2006), Ivana Baquero. Las expectativas, al menos las mías, se debían a que Luis Berdejo, co-guionista de la magnifica Rec (2007) y director de algunos cortos bastante curiosos, se iniciaba en esto del largo.

El principal problema se empieza a notar a la media hora, y no es otra cosa que el guión. La puesta en escena no está mal (Berdejo compone algunos planos muy inteligentes, y se muestra sobrio casi siempre), la banda sonora tampoco, y las interpretaciones cumplen más o menos; pero el libreto, firmado por John Travis (adaptando, a su modo, una novela de John Connolly) por momentos deja de ser fumable. Más que un guión propiamente dicho, lo que tenemos es un cúmulo de ideas, convertidas en historias que, de algún modo, forman un nexo de unión en las casi dos horas de metraje. Aunque la historia en sí es la misma, la del padre que llega con sus dos hijos a una nueva casa de esas que “ocultan algo”, poco a poco el batiburrillo nos lleva por sitios variados; tenemos un thriller con hija psicópata, rollo La huérfana (Orphan, 2009); o también un típico filme de casas malditas; o también una de terror con bichejos; y todo con un poco de drama por allí, un poco de brujería por allá, o un poco de “¡parar esto ya…coño!”, en los que nosotros nos concierne. No es que el aquí firmante no sea capaz de aguantar variedad de géneros y temas insertados en la misma película (nada más lejos de la realidad), sino que le jode que un guión escrito de forma descuidada le ponga dolor de cabeza.

Berdejo pone en imágenes dicha trama, o tramas, con un acertado gusto por la narración clásica del género de terror. No se olvida de algún susto fácil, pero, en general, el suspense creado, sea más o menos efectivo, lo basa en el movimiento de cámara y los elementos de los que dispone en pantalla; el ataque a la niñera por parte de los “seres malignos” se resuelve dejando la acción al otro lado de una puerta, con el ruido y el movimiento del pomo como indicadores de la gravedad de la situación; y sobretodo magnifico, planificación heredada del mejor Shyamalan, es el plano que cierra la película.

Lastima que, como ya comenté, La otra hija se resienta de un guión flojo y mucho más confuso que complejo, más aburrido que intrigante. Tampoco faltan elementos inconclusos (el presunto romance de Costner con la profesora que interpreta Samantha Mathis) y otros no se desarrollan lo suficiente (el personaje del científico y su visita al pueblo). No sabe a decepción, pues a estas alturas poco se esperaba de ella, pero nos quedamos con ganas de ver el verdadero talento que, a priori, puede plasmar en pantalla su director.

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