lunes, 8 de noviembre de 2010

The Tortured (2010)


Una joven pareja se encuentra, de la noche a la mañana, con el secuestro y cruel asesinato de su pequeño hijo. Pese a que la policía da con el asesino, no le dan más de veinticinco años de prisión, que podrían ser reducibles por buena conducta. Ante la injusticia de no verle para siempre en prisión, o directamente no  verle muerto igual que su hijo, los padres deciden llevar a cabo un plan para secuestrarlo y hacerlo sufrir hasta la muerte.

Películas que giran sobre el mismo eje que The Tortured hay unas cuantas. Luego, dentro de dicho eje, a veces se sacan de la manga alguna variante para hacerla distinta, o al menos, no tan obvia. No obstante, ni resultar obvia y lineal tiene porque ser malo (algunas de las mejores películas de justicieros están desarrolladas y resueltas de ese modo), así como tampoco el querer, el intentar, ser más original, es excusa para que todo salga bien. La propuesta que nos ocupa, en parte, hace honor a lo último.

Estamos ante un nuevo torture porn que se vende bajo la frase “De los productores de Saw”. De ellos también salió, e injustamente pasó desapercibida, la notable The Collector (2009). En aquel caso, pese a no escatimar en torturas varias y gore, hacía hincapié en un excelente suspense y una eficaz tensión sostenida. The Tortured es otra cosa. De primeras, pese a que se promocione como tal, no se trata de una película de terror; es, ni más ni menos, un filme de venganza justiciera de toda la vida, con los métodos truculentos actuales, todo aderezado con momentos de lagrimeo familiar y un poco de thriller.

El trío protagonista se ve algo descompensado por el lado del marido, un sobreactuado Jesse Metcalfe. Sin embargo, su mujer, una muy correcta Erika Christensen, y el psicópata, después victima de ellos, un genial Bill Moseley, le suben algunos puntos en cuanto a credibilidad a la historia. Una historia que, por otro lado, se va desmoronando sin remedio en el tercio final, cambiándonos (para mal) la percepción que teníamos hasta el momento de la brutal (y merecida) venganza.

The Tortured sólo dura setenta y cinco minutos sin contar los créditos finales. Con sus primeros sesenta minutos y un final mejor pensado o, aún siendo el que es, resuelto de forma menos chapucera, podría haber sido un muy interesante producto dentro de la temática. Desde el principio va al grano, no se anda con demasiadas moralidades baratas y refleja bien, en sus personajes, el dolor y el odio que les lleva a convertirse en torturadores.

Recientemente hemos visto propuestas similares, con sus variaciones, pero superiores a ésta; La última casa a la izquierda (The Last House of the Left, 2009), correcto remake de la cult movie de Wes Craven, y sobretodo la sorprendente 7 Days (Les 7 jours du tailon, 2010). The Tortured, por su efecticismo, es más parecida al estilo de la primera, pese a que, como ya apunté, termina andando por caminos diferentes y no precisamente, al menos para el que esto firma, satisfactorios en su forma de estar resueltos.

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