Hubo un tiempo en el que el cine de terror americano era el máximo exponente. En los noventa, salvo notables excepciones, se fue agotando a pasos agigantados. Fue entonces cuando muchos vieron, o quisieron ver, el relevo de ideas y talentos con el cine oriental. Ese cine, aunque nos haya ofrecido algunas joyitas del género, ha terminado por adentrarse en los caminos de la sobrevaloración y la repetición. Ya en el siglo XXI los que han marcado el camino, no solo en sus países sino emigrando a la meca del cine, son los europeos. Dentro de ese amplio mercado, los franceses se están llevando los mayores elogios. Más concretamente, la nueva marca de la casa que les ha diferenciado dentro del terror más hardcore. Algo que comenzó, o al menos se dio más a conocer, con la magnifica Alta tensión (Haute Tension, 2003). Más recientemente llegaron (aunque en España, de no ser por la red, no las hubiésemos olido) las no menos geniales, y muy polemicas, A L Interieour (2007) y Martyrs (2008) o aquel torture porn tópico pero muy disfrutable titulado Frontiere (s) (2007). Lo que se había visto poco en está nueva ola de terror francés era el subgénero de zombis o, como marca la moda, infectados.
La Horde llegó creando altas expectativas en los festivales especializados. De nuevo unos directores novatos, Yannick Dahan y Benjamin Rocher, ponían en pantalla una carta de presentación, a priori, salvaje y estimulante. Una vez vista, queda claro que sus responsables serán carne de Hollywood como lo fue, aunque con buenos resultados, Alexander Aja, u otros como Xavier Gens y próximamente Pascal Laugier y los compis Alexander Bustillo y Julien Maury. Ahora bien ¿está La Horde, en líneas generales, a la altura de sus respectivos trabajos?, desde luego que no. Lo que no quiere decir que se trate de una mala película, de una decepción o de un proyecto fallido. Tan solo quiere decir que la película de Dahan y Rocher va por otros derroteros. Pese a la seriedad y brutalidad que se apodera del relato en varios momentos, siempre hay un aura de producto desenfadado, de entretenimiento de sesión golfa confeccionado cien por cien para los amantes del gore, los desvaríos y la violencia por la violencia (en ficción, claro). No hay mensajes, ni planos filosóficos (aunque si alguno que otro muy currado), ni interpretaciones desgarradoras. Es lo que es: diversión de serie B con zombis locos luchando contra humanos aún más locos. Algo así como una zombie movie comercial de Hollywood pasada por un filtro bizarro que exagera todo sin miedo de caer en el ridículo.
No hay mucha explicación sobre lo que pasa y porqué pasa. Una historia de venganza, la de unos policías que se meten en un bloque de pisos buscando a unos delincuentes, en cosa de quince minutos se transforma en una carrera de tiros, detalles apocalípticos y desmembramientos variados contra unos zombis híper vitaminados. No hay personajes buenos. El que no es un asesino, es un corrupto, el que no un tarao con bajos instintos. Pese a la aparente complicidad que se establece entre ambos bandos, al principio enfrentados por la venganza, para superar el embrollo, siempre está la sensación de que ninguno es de fiar. La Horde no es una película nada optimista, ni contiene happy ends metidos con calzador, y los actos heroicos son puramente efectistas y no emocionantes. Al final queda la sensación de que podría haber sido mejor, pero tampoco creo que sus responsables lo pretendieran. Como dije, una serie B entretenida, bien rodada, en la que no se puede, ni se debe, buscar demasiada trascendencia.
Valoración (0 a 5): 3
Leer critica La horde en Muchocine.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario