lunes, 1 de marzo de 2010

El misterio de los payasos (Clownhose, 1989)


Los payasos dan miedo. El caso es que sigo sin entender el porqué de las risas, puesto que habrá más de un niño (y de miles) cuyos rostros inquietantes y gestos grotescos les lleve a sufrir alguna que otra pesadilla. De eso habla El misterio de los payasos. Se centra en la fobia de un niño hacia estos tipos supuestamente divertidos, una fobia que le causa problemas en su entorno, pues llega la feria ambulante, con el circo como máximo espectáculo y no es capaz de controlar sus miedos. Pero, como es de esperar, esos miedos, al menos esta vez, no serán únicamente imaginarios. Con esta premisa, el director Victor Salva realizaba su primera y muy interesante película. Dentro del terror volvió a sorprender mucho tiempo después con la no menos interesante Jeepers Creepers (2001), aunque no tanto con su secuela, Jeepers Creepers 2 (2003). A parte de esto, su escasa filmografía se ha ausentado del género. Una lastima, pues queda claro que Salva sabe manejar el suspense, crear atmósferas inquietantes, y conducir con pulso sus personajes. Precisamente en lo segundo, en la creación de atmósferas, es donde se encuentran los verdaderos puntos fuertes de las películas citadas, sobretodo de la que nos ocupa.


Hay en El misterio de los payasos una sensación constante de pesadilla en imágenes. Una pesadilla, a través de los miedos infantiles, que también expuso la más conocida Eso (It, 1990), aunque, al menos desde mi punto de vista, el tiempo la ha pasado peor factura. No obstante, aquella adaptación de la novela de Stephen King trataba el tema de los payasos desde un punto de vista puramente fantástico, tirando en el ultimo tercio hacia otros derroteros. Si hablamos de película con payasos maléficos desde un punto de vista más terrenal, El misterio de los payasos no tiene a penas competencia. Se la pueden achacar ciertas prisas por resolver la trama. Algo que queda olvidado gracias a sus variados aciertos, no sólo en la citada atmosfera, sino también en unos personajes infantiles / adolescentes que, sorpresa, no resultan odiosos (atención a Sam Rockwell en uno de sus primeros papeles), en unos villanos perturbadores y una banda sonora siempre acertada.

Valoración (0 a 5): 3,5

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