sábado, 30 de mayo de 2009

¿Quién puede matar a un niño? (1976)


Una pareja americana, de vacaciones en España, acude a una pequeña isla para pasar un día tranquilo. Una vez allí, comprueban que en la isla no hay presencia de adultos. Los únicos que se encuentran a sus anchas por las calles son niños. El misterio aumenta cuando son testigos de un terrible crimen perpetrado por dichos niños.

La carrera en el cine de Chicho Ibáñez Serrador fue corta, pero impactante. Con tan solo dos películas, consiguió un hueco de oro dentro del género de terror. Algo que también fue confirmado, en el medio televisivo, con la mítica serie Historias para no dormir (1965-1982). Con La residencia (1969) se marcó un taquillazo. Llevó hasta el cine a tres millones de espectadores, en un éxito proporcional al que más actualmente ha tenido el cine español del género con Los otros (2001) y El orfanato (2007). Pero esta historia, más de suspense que de terror, no siempre efectiva aunque dirigida e interpretada con solvencia, no mostraría todo el potencial que tenia Chicho entre manos. Su verdadera obra maestra la consiguió unos años después con la película que nos ocupa. Y esto, sin olvidarnos de su magnifico episodio, a modo de telefilme, para la citada Historias para no dormir, titulado El televisor (1974). ¿Quién puede matar a un niño? también obtuvo un éxito importante, aunque menor al de La residencia. Lo que no impidió que se convirtiese en una de las películas de culto por antonomasia de nuestra cinematografía. Se trata de una propuesta más difícil, mucho más cruda.

En cierto modo, Chicho es un director similar al George A. Romero del cine zombi. De hecho, ¿Quién puede matar a un niño? es una gran película de zombis, sin necesidad de que la amenaza haya vuelto de la muerte. No solo se centra en el terror, la sangre o el impacto, sino que además hace hincapié en la crítica social poco sutil. Esos niños locos, alienados, de la isla a la que viajan los protagonistas, son la respuesta a la devastación que los adultos provocan en ellos. Las guerras, los maltratos, los abusos. Los niños, en muchas situaciones, son los que pagan la peor parte en los conflictos “de los mayores”. De ahí que, a través de la metáfora, los pequeños comienzan su particular invasión, lenta pero aterradora, para adueñarse del mundo que los adultos no saben mantener. Nos quedan momentos como el de la piñata, o ese brutal clímax final que más de uno se sorprendería al ver en un cine treinta años después.
Chicho era un visionario del género. Lastima que lo abandonase en favor de telebasura varia. Recientemente volvió a hacer acto de presencia con el fallido experimento Películas para no dormir, del cual surgieron algunas cosas interesantes, como Para entrar a vivir, dirigida por Jaume Balagueró, pero también decepciones, como la horrible La habitación del niño, de Alex de la Iglesia, o la propia propuesta de Chicho, titulada La culpa.

Lo mejor: Impresionante de principio a final. El ritmo in crescendo de la trama, la brutalidad cada vez mayor de las escenas de terror, provoca una sensación de mal rollo difícil de igualar. Los últimos minutos son para ver una y otra vez.

Lo peor: Que el cine de terror español no vuelva a sorprender con producciones de esta calidad (salvo alguna grata excepción como Rec (2007).

Valoración (0 a 10): 10

Uno de los mejores momentos

1 comentario:

Sir Laguna dijo...

Maravillosa pelicula, realmente. Que triste que siempre se le tenga que comparar a la infinitamente inferior "Children of The Corn"

Mi reseña: http://cinedehorror2.blogspot.com/2008/04/quien-puede-matar-un-nio.html