Un fotógrafo con crisis de ideas decide salir a la calle por las noches en busca de imágenes que le hagan encontrar nuevas formas de ver de la ciudad. En uno de sus trabajos, se encuentra con un misterioso y robusto tipo que sale del metro siempre a la misma hora. Siguiéndole la pista, entrará en un submundo urbano que nunca hubiese imaginado.
Para dirigir un relato tan sombrío y poco dado a las concesiones (adictos al happy end vayan a ver otra cosa) la elección de un director igualmente complejo y alejado de los estandartes más comerciales de Hollywood era esencial. Ryuei Kitamura, dinámico director conocido sobretodo por las divertidas y delirantes Azumi y Versus, es una elección adecuada en algunos aspectos como los antes mencionados, aunque el cine de terror más serio no es un paraje que haya recorrido demasiado. A parte que el relato corto de Barker no da para los noventa minutos de guión, y a veces se nota. Y es que todo funciona perfectamente cuando la acción se centra en el metro, con un Vinnie Jones magnifico creando un matarife que puede recordar a un Leatherface meets Terminator. Pero cuando la trama se centra en las relaciones personales, pierde fuelle. Esto hace que, inclusive con unos últimos veinte minutos geniales (en los que Kitamura utiliza algunos de sus trucos visuales por excelencia, como aquel espectacular traveling en el tren durante el clímax final), podría haber sido mejor (o quizás no) pero lo cierto es que El tren de la carne de medianoche es un ejercicio de terror y gore bastante eficaz.
Lo mejor: Vinnie Jones, la cámara de Kitamura y todas las escenas dentro del tren.
Lo peor: Qué en el desarrollo haya cierta irregularidad, siempre que la trama no se centra en el mundo subterráneo.
Valoración (0 a 10): 7
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