Communion (1989)

Un hombre comienza a recibir extrañas visitas de lo que se suponen alienígenas. Aunque él afirma que sus experiencias han sido reales, nadie a su alrededor le cree, hasta que deciden llevarle a un psiquiatra para que, a través de la hipnosis, le cuente lo que le ha sucedido.

Aunque en este siglo XXI los alienígenas y las abducciones hayan quedado un poco olvidados, en décadas pasadas, sin ir más lejos durante los noventa, estuvo entre los temas más debatidos. Aún recuerdo el revuelo que se montó con aquel falso video de la autopsia a un monigote alienígena. A mi me pilló pequeño, y claro, me acojone un poco. Pero no solo fueron los niños, sino que durante unos días se lo tragaron unos cuantos adultos. En los ochenta, uno de los protagonistas del mundillo de las abduciones fue Withley Strieber. El tipo, llegó a escribir un libro sobre sus supuestas experiencias (que causalidad que el tal Strieber ya se dedicaba a escribir libros), y lo fue promocionando por todos los Estados Unidos consiguiendo un gran éxito de ventas. En dicho libro se han basado los responsables de Communion, y lo cierto es que, si lo que vemos en pantalla es lo que Strieber asegura en su libro, lo más probable es que el compi haya tenido una juventud a tope de sustancias poco saludables. En las escenas oníricas en las que el protagonista (un Christopher Walken pasado de rosca que llega a irritar en algunas escenas) se encuentra con los alienígenas en su nave, son para recordar, ya sea para bien o para mal. Se trata de algo así como una orgia entre muñecos de peluche salidos de algún Star Wars Especial Navidad y los alienígenas larguiruchos, con los enorme ojos de toda la vida, movidos por cables (a veces incluso visibles).

Pero es precisamente ese toque cutre, unido a lo surrealista de las imágenes, lo que hace que Communion tenga algo especial. Uno nunca sabe si lo que esta viendo es una gran mierda o si estan jugando en la delgada línea entre lo ridículo y lo genial (atención a la violación anal a la que es sometido Christopher Walken por los bichejos del espacio, o aquella en la que el propio Walken se pone a bailar con ellos sin venir a cuento). No sé que tiene, pero hay algo en este montón de sin sentidos que me hace sentir cierta admiración por Communion. Algo que hace que, a pesar de pasar por una mala película, consigue permanezcan en mi retina algunas escenas. Tampoco tengo muy claro si tuvo una distribución en salas o simplemente fue un telefilme, pero en su día estaba siempre alquilada en el videoclub de mi barrio. A todo ésto, si hay algo realmente destacable en la función, es el tema central de la banda sonora compuesto por Eric Clapton.

Lo mejor: Las escenas oníricas con los alienígenas, tan grotescas y surrealistas que no dejan indiferente, y por supuesto el tema de la banda sonora compuesto por Eric Clapton.

Lo peor: A parte que con veinte minutos menos la trama estaría sobrada, será una de las pocas veces que leáis por aquí que un actor del talento de Christopher Walken hace el ridículo.

Valoración (0 a 10): 5,5

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