Black Sheep (Ovejas asesinas) (2006)

“Un joven con pánico a las ovejas vuelve tras varios años a su pueblo natal. En ese tiempo, su hermano, ahora un importante empresario de la zona, ha estado alterando ovejas genéticamente para sacar más partido a su venta. Después de un incidente con unos ecologistas, una pequeña oveja con instintos asesinos queda en libertad, contagiando a las demás y creando posteriormente un caos, en el cual los humanos serán los más perjudicados”.

Las monster movies han dominado por mucho tiempo gran parte del temario de la serie B y la serie Z, o incluso en los últimos tiempos, han habido propuestos de reciclaje con estética totalmente estilizada y acceso no solo al aficionado devorador de video club, sino también al espectador no interesado en la materia. Es por ello que, en la actualidad, cualquier cinéfago bien curtido en el sub género no puede esperar sorpresa alguna de la mayoría de las propuestas que llegan, solo buscar el entretenimiento y en algunos casos el completismo. Ovejas asesinas no proporciona nada, estructuralmente hablando, que no hayamos visto. Pero únicamente el hecho de haber dado a conocer a un nivel mismamente comercial a las ovejas como animal asesino del que huir y al que finalmente intentar derrotar, merece ser añadido como una delirante virtud. Y es que si uno se empezaba a cansar de arañas gigantes afectadas por radioactividad, ratas cabreadas, perros rabiosos, monstruos infernales o peces de gran tamaño, tiene la oportunidad con ésta película de tomar un soplo de aire fresco…pero sin pasarnos.

La idea de la película la tuvo Jonathan King, un neocelandés con ganas de seguir la estela de las primeras propuestas de Peter Jackson (que aun hoy siguen siendo sus mejores películas, pues hay más talento en joyas como Bad Taste y sobretodo Braindead que en las aburridas entregas de El señor de los anillos o el innecesario remake de King Kong). Con pocos medios, algunos amiguetes y un poco de tiempo libre, King realizó con Ovejas asesinas su particular homenaje a la serie z, las monster movies y el gore artesanal. El problema es que King, reconociéndole sus buenas intenciones, no tiene el talento de aquel Peter Jackson, o de otro genio del gore macarra como lo fue Sam Raimi. En Ovejas asesinas queda la sensación de que falta algo, de que el material, por insulso que le parezca a unos cuantos, daba para crear una cult movie en todo su esplendor. Quizás para muchos lo haya conseguido, pero su película, salvo momentos puntuales (la masacre en la conferencia), no deja de ser en conjunto un producto entretenido, funcional, pero de rápido olvido.

Pero, aunque Ovejas asesinas sea una serie B del montón, hay que destacar los estupendos efectos visuales y animatronics creados por Weta Worshop, que no por casualidad es la empresa de efectos especiales que ha trabajado en superproducciones más ambiciosas como la citada trilogía del anillo de Peter Jackson. Las ovejas, pequeñas, grandes, así como alguna que otra transformación que recuerda al delirio licántropo de la genial Dog Soldiers (película con pretensiones similares a Ovejas asesinas, pero mucho más conseguida en conjunto) son lo más destacado de la función. No obstante, también se agradecen los muchos toques de humor negro a lo largo de la trama (esperable, pues tomarse en serio el guión hubiese sido una ruina total) y, aunque menos de lo esperado, los ocasionales puntazos truculentos.

Lo mejor: Los efectos especiales, sobretodo los animatronics de las ovejas, así como alguna escena donde se desata el gore.

Lo peor: Hay menos hemoglobina de la que uno puede esperar, y aunque no se espere ni mucho menos una película redonda, hay una sensación de irregularidad en algunas partes del guión que no consiguen que Ovejas asesinas sea un puro divertimento.

Valoración (0 a 10): 6

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