Luc Besson, aunque sea en tareas de productor, creador de la historia o ayudante poniendo el nombre en el cartel, ha creado un nuevo subgénero dentro del cine de acción. No se como denominarlo, pero sus ingredientes son la acción por la acción, desvergüenza, curiosas set pieces aunque haya pocos medios y, si es posible, rodar con alguna estrella americana que esté dispuesta a soltarse la melena. Además, su aliado para la ocasión es el director Pierre Morel, que de la nada consiguió colar su anterior trabajo con Besson, la interesante Venganza (Taken, 2009), como una de las películas más taquilleras del pasado año en Estados Unidos. Esta vez la estrella no es Liam Nesson, sino John Travolta, al que acompaña Jonathan Rhys Meyers, o más bien le presta atención con cara de susto mientras despecha a tiros a media ciudad. Lo divertido de la propuesta está en no tomársela en serio y disfrutar de un desatado John Travolta, con aspecto a lo Luis Tosar en Celda 211 (2009) haciéndose auto parodia.
Desde Paris con amor es una de esas películas que parten de tan poca pretensión que engendran simpatía. Aunque haya momentos que pequen de innecesaria trascendencia, en conjunto es una simple, pero muy eficaz, golosina visual de noventa minutos. Los malos malísimos son asiáticos y árabes, los buenos buenísimos y heroicos son americanos. Hay violencia descarada tal como la había en las gloriosas pelis de acción de los ochenta y principio de los noventa. Nada de tiros limpios. Aquí la sangre rebota en la pared o en la cara de los protagonistas. Para que no todo sea acción sin sentido (pero igual de divertida), los guionistas se las han arreglado para meter dos o tres giros argumentales que mantengan el interés más allá del artificio. Todo está perfectamente pensado, hilado y montado para ser degustado sin exigencias, con una larga sonrisa y preocupándote únicamente del precio de las palomitas.
Valoración (0 a 5): 3
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