domingo, 29 de noviembre de 2009

Ninja (2009)


Para el que ande despistado, aviso que en diciembre tendremos en cines Ninja Assasin. Se trata de la película que, dicen, está llamada a ser de lo mejorcito del cine de acción de este año (lo cual tampoco es difícil). Como aperitivo a este resurgir del cine mainstream con ninjas, tenemos, valga la redundancia, Ninja. Lo de aperitivo le viene al pelo, pues se trata de un directo a video de pocas pretensiones, aunque eficientes resultados. Es más, se encuentra por encima de la media de los subproductos que suelen salir en este mercado. El argumento ya se sabe sin necesidad de estrujarse las neuronas. Un ninja malo traiciona a los buenos. Los buenos deben esconder algo valioso según sus tradiciones, y el malo lo quiere a toda costa. El bueno más bueno (que además es el único que no es asiático) lo defenderá mientras reparte hostias como panes. Y obviamente, tenemos al sensei que imparte disciplina, a la chica que enamora al protagonista, y muchas, muchas muertes sanguinolentas a base de katanazos.


La curiosa estética es algo así como un intento de mezclar el típico de cine de artes marciales oriental con…GI Joe (2009). El protagonista está interpretado por Scott Adkins, una especie de Van Damme con menos proyección, que ha aparecido, dentro de pequeños roles, en éxitos como El ultimátum de Bourne (The Bourne Ultimatum, 2007) o X Men origenes: Lobezno (X Men Origins: Wolverine, 2009), y el villano no es otro que Tsuyoshi Ihara, que pudimos ver en Cartas desde Iwo Jima (Letters from Iwo Jima, 2006). Si echamos un vistazo a su director, Isaac Florentine, entendemos el porqué del cierto parecido de Ninja con cosas como la citada GI Joe, pues se trata de un realizador experimentado en la serie…Power Rangers. No obstante, las escenas de acción están lo suficientemente bien coreografiadas y no exentas de sangre para que el conjunto, sin ser gran cosa, resulte entretenido para los aficionados al género.

En resumidas cuentas: Pasable

viernes, 27 de noviembre de 2009

Exorcismo en Connecticut (The Haunting in Connecticut, 2009)


En el estado norteamericano de Connecticut, en 1986, la familia formada por Carmen, Allen, sus tres hijos y su sobrina, alquilaron una casa para estar cerca del hospital en el que uno de sus hijos, Philip, estaba recibiendo tratamiento contra el cáncer. Al poco de empezar a vivir allí, fueron testigos de extraños acontecimientos. De fenómenos poltergeist característicos como misteriosos ruidos, movimiento de objetos o apariciones fantasmales, e incluso aseguran que algunos fueron acosados sexualmente. La familia investigó el pasado de la casa, y resultó ser una antigua funeraria. A partir de estos datos verídicos (que, obviamente, serán más creíbles para unos que para otros), la maquinaria cinematográfica ha visto un nuevo filón al terror “basado en hechos reales”, como lo fueran, dentro de la temática de casas encantadas, éxitos del tipo Terror en Amityville (The Amityville Horror, 1979) o la menos exitosa El ente (The Entity, 1981). Tal historia es llevada a la pantalla sin tomarse demasiadas licencias, directa al grano, con meticulosa intención de asustar con la ayuda del conocimiento de la historia real.


Si echamos la vista atrás, hasta los ochenta, pocas han sido las películas de casas encantadas posteriores que han valido la pena. Sin embargo, las primeras noticias y avances sobre Exorcismo en Connecticut hacían prever un pequeño resurgir del buen cine de poltergeist. Contra todo pronostico, la película creció lo suficiente hasta llegar a ser un éxito comercial, aunque, por el lado artístico, la cosa fue a menos. De resurgimiento poco. Pese al intento, algo loable, de imprimir una puesta en escena y un ritmo clásicos al conjunto, la trama se ve afectada en todo momento del mal de la reiteración. No pasan diez minutos sin que nos intenten asustar con las típicas subidas de volumen, o con apariciones fantasmales de dos segundos. Se salva, eso si, el flashback referente a una antigua sesión de guija que se practicó en la casa. Las imágenes de tal ceremonia nos asaltan de vez en cuando para ir atando cabos, y tiene como punto cumbre la expulsión bucal de ectoplasma de uno de los miembros. No obstante, tal momento fue tan difundido en los avances, e incluso en el cartel de la película, que no tiene la capacidad de impactar al cien por cien.

En resumidas cuentas: Mala

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La saga Crepúsculo: Luna nueva (The Twilight Saga: New Moon, 2009)




No sé si cuando hicieron Crepúsculo (Twilight, 2008) tenían idea de que iba a tratarse de tal fenómeno de masas. Y eso que los libros en los que se basa son auténticas maquinas de hacer dinero. El caso es que aquella película costó unos míseros 35 millones de dólares, algo que, en pantalla, se notó para mal. Aunque ojo, pese a ello, después de tragarme mis prejuicios, me resultó más entretenida y resultona de lo esperado. Es por ello que, dado el mayor fenómeno en el que se ha convertido la segunda entrega, lo mejor es ver para opinar con criterio sobre lo que empuja a tanta gente a seguir apasionadamente tanto los libros como las películas. La conclusión es obvia, pues, al igual que Titanic (1997) se convirtió en la película más taquillera de la historia (sin ajustar la inflación) gracias a su historia de amor imposible llevada a un entorno épico, ésta saga cumple, dentro del género fantástico, las mismas normas. Incluso si vamos más atrás, comprobaremos que la película que es realmente la más vista en cines de la historia, Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, 1939), nos muestra otro amor de final incierto dentro de una situación extraordinaria. Extrapolando todo al contexto adolescente, con vampiros y licántropos de por medio, tenemos la enésima reencarnación de todos esos romances, convenientemente actualizada y con los suficientes añadidos para hacerla una obra “nueva”.

Luna nueva es igual de eficaz y, no buena sino, repito, resultona, que su antecesora. Se nota que hay un mayor trabajo en la fotografía, en la labor de algunos intérpretes, y sobretodo en los efectos especiales. Estos siguen sin ser nada del otro jueves, pero la recreación de los licántropos, la novedad de la secuela, al menos no daña a la vista. No obstante, el presupuesto sigue sin ser holgado (55 millones), por lo que, parece, sus responsables tienen claro que lo que los fans quieren ver, prioritariamente, es la relación entre los personajes principales, sus amores y desamores, y por ello dejan en un segundo plano los aspectos más técnicos. Los diálogos siguen siendo de novela rosa magnificada, pero hay una aproximación certera al “terror” de desamor en la adolescencia, a la locura que puede despertar, en algunos casos, perder ese amor que, por aquel entonces, se piensa eterno. La problemática directora de la primera, Catherine Hardwicke, ha sido sustituida por el más tranquilo Chris Weitz, uno de esos “artesanos” que te hace Un niño grande (About a Boy, 2002) como La brújula dorada (The Golden Compass, 2007). Como era de esperar, el toque indie de Hardwicke se pierde aquí en pro de una dirección más “clasica”. Todo puesto en escena de forma correcta, sin excesos pero de forma competente, sabiendo desde la concepción del proyecto de que está destinado a arrasar hagan lo que hagan.

En resumidas cuentas: Pasable

lunes, 23 de noviembre de 2009

2012 (2009)


Los mayas, hace siglos, pronosticaron que el fin del mundo llegaría en el 2012. En el año actual, un científico de la Casa Blanca es alertado, durante un viaje a la India, de que el interior de la Tierra está cambiando bruscamente, y solo nos quedan tres años para esperar lo inevitable.

El amigo Roland Emmerich no puede sorprender ni decepcionar a nadie a fecha de hoy. Desde que hiciera su primer blockbuster, Independence Day (1996), ha sido coherente con lo que ésta predicaba. Su cine-espectáculo antepone los efectos especiales a los personajes, la destrucción al guión. Es el cine de palomitas en su máximo esplendor, para bien o para mal. Podemos pensar que simplemente con desconectar las neuronas es fácil disfrutar de sus películas. No tanto. El problema de Emmerich, y lo arrastra en toda su filmografía central, es que no sabe distribuir las dosis de espectáculo y las dosis de “calma”. De este modo, cuando la palabrería hace acto de presencia, los personajes son tan planos y las situaciones tan ridículas, que no hacemos más que pensar en una nueva secuencia de destrucción. Sucedió, por ejemplo, con El día de mañana (The Day After Tomorrow, 2004), que nos impactaba con una primera mitad sublime, en cuanto a espectáculo, para luego dormir al más despierto con las relaciones de los personajes. Por esa razón, 2012, sin ser gran cosa, es lo mejor que ha hecho su director desde…Stargate (1994).


Aunque, a priori, la citada El día de mañana y 2012 puedan parecer similares, una vez sentados en el cine encontramos una gran ventaja. A diferencia de aquel bodrio, aquí no se andan con demasiadas pretensiones filosóficas sobre el planeta. Alguna hay, pero poca cosa. Desde que empieza hasta que acaba demuestra una mayor honestidad en cuanto a lo que Emmerich sabe hacer. Es obvio que no sabe dirigir actores, por lo que deja a John Cusack, Amanda Peet, Oliver Platt o un divertido Woody Harrelson, entre otros, que se lo pasen bien hasta que cobren sus respectivos cheques. Lo suyo no es meditar a cerca de los comportamientos humanos, por lo que aquí todo se reduce al esperable muestrario rápido de clichés. Lo que este tipo sabe hacer, y a veces bastante bien, es (junto a la segunda unidad, claro) regalarnos set pieces impresionantes. La honestidad de 2012 es que, si quieres destrucción mundial, monumentos cayendo, protagonistas escapando de la muerte en el último segundo, o sonido y efectos especiales de última generación, es lo que te va a ofrecer por el precio de la entrada. Ni más ni menos. Yo creo que viendo los traileres y la orgullosa frase promocional “Del director de Independence Day y El día de mañana”, nadie se pueda llevar a engaños.


Fabricada para ser “la madre de todas las películas de catástrofes”, podemos ver en 2012 un cúmulo de momentos de puro clímax. Lo que en otras películas, como por ejemplo en la terrible Deep Impact (1998), tienes que esperar cien minutos hasta que, al final, el espectáculo de verdad haga entrada, lo tienes aquí desde el minuto veinte y casi sin pausa. No pasan otros diez minutos hasta que se destruye algún monumento famoso o se desintegra una gran ciudad. Llegados al desenlace, la trama se torna en un remedo de La aventura del Poseidón (The Poseidon Adventure, 1972), que sería más intenso de no ser porque ya suponemos (y probablemente acertaremos) quien va a sobrevivir y quien no.

En resumidas cuentas: Pasable

viernes, 13 de noviembre de 2009

Paranormal Activity (2007)


Una pareja sufre fenómenos extraños en su nueva casa. Para comprobar lo que está sucediendo deciden grabarlo todo, incluso colocando la cámara en su cuarto mientras duermen. Los fenómenos irán ganando en dramática importancia, no solo asustándoles, sino poniendo en peligro su propia relación.

Aunque la que inició todo esto del falso documental (al menos a nivel masivo) fue la insufrible Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980) no fue hasta la más interesante El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project, 1999) cuando el, llamémosle subgénero, intensificó la producción a cierta gran escala. En España hemos podido disfrutar de la sensacional Rec (2007) o la más discutida Rec 2 (2009), de Inglaterra nos llegó la fallida La cámara secreta (My Little Eye, 2002), Nueva Zelanda ha sorprendido a propios y extraños con District 9 (2009) y de Estados Unidos decepcionaron The Black Door (2001) o El diario de los muertos (Diary of the Dead), aunque también nos trajeron la excelente Monstruoso (Cloverfield, 2008). Hay para todos los gustos. Paranormal Activity se ha sumado a la moda, y lo ha hecho convirtiéndose en un ¿inesperado? fenómeno social. En ese sentido, y en otros muchos, su antecedente directo es la citada El proyecto de la bruja de Blair. Y es que Paranormal Activity es básicamente lo mismo que aquella, pero cambiando el lugar donde acontece la acción. La estructura, la progresión dramática de los personajes, la grabación cien por cien amateur, el miedo dosificado a modo de efectivos “salpicones”, lo minimalista de la concepción del proyecto y, por ultimo, la inteligente campaña de promoción que, al fin y al cabo, es la que ha conseguido crear el fenómeno, son casi identicos.


El resultado de tamaña expectación ya está dando sus frutos en la taquilla (pasando los cien millones en Estados Unidos con un presupuesto de, atención, quince mil dólares) aunque es probable que termine superando al producto. De hecho, Paranormal Activity es una película absorbida por su propio fenómeno de masas. Es interesante, tiene buenos momentos y no está mal interpretada, pero hasta aquí su grandeza. Darle más bombo es tarea consumista, e incluso, como sucedió con aquella bruja de Blair, la envuelve en un estado prematuro de cult movie para muchos, aunque de decepción absoluta (tomadura de pelo dirán) para otros tantos. Si se sabe contemplar desde una posición objetiva, sin entregarse al boom creado, la valoración será más certera. Lo más gratificante es la elección de sus responsables por no caer en efectismos baratos, o situaciones demasiado inverosímiles que nos hagan desconectar de la pretendida realidad del (falso) documental. La intención desde un primer momento (con ese mensaje de agradecimiento a la policía por ceder las grabaciones) es que nos metamos en lo que sucede, que lo creamos como verídico. En gran parte lo consiguen. No obstante, hay momentos en los que parece que la historia no nos lleva a ninguna parte, y que el montaje que nos muestran tiene más “imágenes de relleno” que elementos verdaderamente interesantes. Es cuando llega la noche, y la pareja duerme, cuando la historia se revela inquietante con recursos mínimos. En esas escenas (digamos que se cuentan 21 noches, aunque no se visualicen todas) cada sonido, por leve que sea, cada movimiento de uno de los protagonistas, se convierte en algo terrorífico.
Por cierto, el 2007 de la cabecera no anda equivocado. La película data de aquel año, aunque finalmente ha sido en 2009 cuando se ha estrenado a nivel masivo.

En resumidas cuentas: Buena


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lunes, 9 de noviembre de 2009

Celda 211 (2009)

Un joven funcionario de prisiones afronta su primer día de pruebas en la cárcel. Durante su visita al modulo de los presos más peligrosos se ve inmerso en un motín. Sus compañeros le dejan a su suerte, inconsciente, dentro de la celda 211. Al despertar, se da cuenta de que la única opción que tiene para sobrevivir es hacerse pasar por uno de ellos. Para conseguirlo, primero tendrá que ganarse la confianza de su líder, un preso apodado Mala madre.

Esto del cine español es lo que tiene. Pueden estrenarse cien películas a lo largo del año, y la mayoría no interesarte o, de hacerlo, terminar decepcionándote. Pero, de vez en cuando, hay dos o tres películas que no solo no decepcionan, sino que se convierten en lo mejor del año. Celda 211 es una de esas sorpresas. Lo cierto es que ya se esperaban cosas buenas de ella. Su paso por varios festivales había despertado opiniones muy positivas, y el interés de Estados Unidos por realizar un remake, incluso antes de que ésta se estrenase, apuntaba que algo potente estaba por llegar a las salas. Su director, Daniel Monzón, antiguo critico de cine, ya había dado muestras de saber como hacer un cine “de industria” en nuestro país. Ahí están El corazón del guerrero o El robo más grande jamás contado. No obstante, dichos intentos loables y no faltos de entretenimiento estaban lejos de ser películas redondas dentro de sus amplias pretensiones. Son esas mismas pretensiones con las que ha encarado Celda 211, con la diferencia de que, esta vez, las ha cubierto al máximo. Ha conseguido otro ejemplo, como El orfanato o Rec, de lo que necesita el cine español para salir de la mediocridad victimista frente a Estados Unidos. Cine de calidad, sobrado de talento y a la vez comercial e incluso, me atrevo a decir, generacional. En esto ultimo tiene mucho que ver la interpretación de un grandísimo Luis Tosar, que engulle el personaje de Mala madre hasta hacerlo icónico.


La notable dirección de Monzón se apoya en un guión magnifico, en el que no falta de nada. Inquieta, hace descargar adrenalina, emociona, hace reír, estremece. Durante dos horas, que pasan volando, nos presenta un dinámico ejercicio de recopilación de datos carcelarios, realista sin prescindir de necesarios elementos cinematográficos. Las interpretaciones, todas, van de lo más que correcto a lo sobresaliente. Vale que Luis Tosar llena la pantalla cada vez que aparece, pero no hay que quitar merito al entregado trabajo del novel Alberto Ammann, Antonio Resines o Carlos Bardem, entre muchos otros. Uno de los principales aciertos es lo directa al grano que va la historia, sin prescindir de acercarnos a los personajes. A los pocos minutos nos envuelven en el ambiente carcelario, y poco después estalla el motín. No hay salida, pero tampoco la buscamos. Pese a que el ambiente de tragedia se va mascando hacia el final, durante el desarrollo consiguen crear personajes Tarantinianos (carismáticos, que consiguen nuestra complicidad, aunque no dejen de ser criminales), situaciones y diálogos divertidos, casi una buddy movie perfecta. Todo bien ejecutado en un thriller llamado a ser referente del nuevo cine español.

En resumidas cuentas: Peliculón


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jueves, 5 de noviembre de 2009

Destino final 3d (The Final Destination, 2009)


Un joven tiene una visión mientras visita, con su pareja y amigos, una carrera automovilística. En dicha visión contempla como un accidente hará que se produzca una catástrofe en el estadio, cuyo resultado será la muerte de todos ellos. Asustado, entra en pánico advirtiendo de lo que va a suceder, pero pocos le hacen caso. Solo saldrán con él su novia y amigos, además de un puñado de personas sentadas alrededor. Aunque parece que han engañado a la muerte, pronto volverá a por ellos uno por uno.

Tres sagas. Scream (1996-¿?), Saw (2004-¿?) y Destino final (2000-¿?). Estas son las franquicias más rentables del cine de terror de los noventa hasta la actualidad. De echo, centrándonos en Destino final, ésta surgió del éxito del nuevo slasher teen propiciado por Scream, y se ha ido convirtiendo, sin vergüenza alguna, en un torture porn según manda la moda Saw. Al igual que aquellas dos, la estructura de cada película es la misma, con pequeñas variantes o novedades. Tenemos un comienzo arrollador, que depara, sin excepción, lo mejor del espectáculo. Tenemos, claro, un clímax final que, con o sin giro final, intenta impactar al espectador. Y tenemos, en el desarrollo, un cúmulo de escenas, a veces sin necesidad de poseer hilo argumental, que dan al público lo que quiere ver. Esto son elaboradas (o no) muertes de los personajes que pululan por la trama. El golpe de efecto es una constante, el gore mainstream in crescendo, y los personajes, cada vez más idiotas. Todo esto es lo que propone Destino final 3d, con el añadido, tal como reza el titulo, de las tres dimensiones. Y es precisamente ese formato el que hace recomendable su visionado en una sala de cine. Tal como sucedió recientemente con San Valentín sangriento 3d (My Bloody Valentine 3d, 2009), la intención de sus responsables es asombrar y divertir con los perversos juegos tridimensionales. Sabiendo que la mayoría de sus posibles espectadores no va a exigir más que pasarlo bien recibiendo más dosis de lo mismo, aunque algo más truculento, no hay razón para perder tiempo ni dinero en escribir un guión, o en buscar buenos actores. Lo que aquí importa es que esos repelentes “adolescentes” sean despedazados con eficacia de formas rebuscadas. Eso, ni más ni menos, es lo que podemos ver en Destino final 3d.


Claro que éste Destino final no es mejor, en su conjunto, que las tres anteriores entregas. Tampoco es más jodido en su comienzo (me sigo quedando con la montaña rusa de la tercera), ni en su clímax final (volvemos a la tercera, con su escena en el metro), pero se las arregla para, gracias a las citadas 3d, crear una curiosa experiencia cómplice. Aquí, el mínimo guión que todavía quedaba en la saga, ha sido eliminado sin necesidad de sonrojos. De ahí su honestidad. Igual que en el cine pornográfico, uno no necesita en una cuarta entrega de tan manoseado tema buscar directrices artísticas complejas, ni elaboradas frases. Para eso ya están otras películas. Me gusta, aunque sin excesos, el saber hacer poco pudoroso de David R. Ellis, que ya dirigió la segunda. ¿Qué tengo que meter muertes sangrientas en 3d? De acuerdo, firma el cheque y en dos meses tienes la película. No engaña a nadie. El mecanismo es sencillo, tontorrón si se quiere, pero joder, entretiene hasta la medula.
Para el que piense que esta saga ya se ha agotado, que lo piense dos veces. Destino final 3d ha sido la más taquillera, con más de 150 millones de dólares alrededor del mundo, y obviamente la quinta está en camino.
En resumidas cuentas: Pasable


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domingo, 1 de noviembre de 2009

Especial Halloween: Futuro terrorífico


Espíritus, psicópatas, zombis, muñecos que cobran vida, niños malvados, magia negra, demonios, monstruos, alienígenas, vampiros, hombres lobo. El género de terror se ha servido de éstos, y aún quedarían más, para crear pánico, divertir o ambas cosas, desde que el cine comenzó su andadura. Las cosas no cambian. Puede cambiar la forma de contar las historias, los efectos especiales, los maquillajes, pero los propósitos son los mismos, y los fans, los de verdad, seguimos al pie del cañón desgustando todo tipo de propuestas. Buenas, malas, lujosas, cutres, comerciales, minoritarias. Y no solo los fans acérrimos tienen la palabra, pues el terror, como género popular por excelencia, sobretodo entre la juventud, sea cual sea la generación que toque, gana adeptos cada década, cada año, pero pocas veces los pierde. Cada vez somos más. Esto queda demostrado en la cada vez mayor cosecha de títulos de género que llegan a las salas o las estanterías de las tiendas y video clubes. En esto ultimo, ganan sin problema a cualquier otro género. Sin olvidar los cada vez más destacados festivales especializados, cuna de muchas películas de instantáneo culto, de polémicas aseguradas, de encuentro con futuros clásicos que, aunque en muchos casos no lleguen al gran publico, terminan siendo obras de cabecera para los que gustan de investigar. Hoy en día el terror ya no es patrimonio (casi) exclusivo de Estados Unidos. Es más, gran parte de la producción estadounidense de cine de terror está dirigida por cineastas extranjeros. Franceses, alemanes, japoneses, chinos, rusos y, por fin, españoles. Y es que es del cine de terror europeo, y a veces del oriental, de donde están surgiendo, en los últimos años, los verdaderos talentos.

España tuvo una época “de oro” en lo referente al cine de terror. Allá por los setenta y ochenta, directores como Paul Nachy, Chicho Ibañez Serrador, Juan Piquer Simón, Jesús Franco o Jorge Grau, mejores o peores, mucho o poco valorados, consiguieron crear una industria de género, en ocasiones millonaria, dentro de nuestra tierra. Pero, pasados esos años, no ha sido hasta el comienzo de este siglo XXI cuando se han alzado nuevos talentos jóvenes con ganas de demostrar que, aquí, el buen cine de terror también es posible. No siempre ha acompañado la suerte comercial, ni tampoco los resultados artísticos, pero al menos se nota un loable intento por salir de la tónica general de la producción española. La excepción tiene varios nombres. Calidad y éxito comercial se han unido para Jaumé Balagueró, director que ha ido mejorando y creando autoria hasta revolucionar el terror español con la esplendida Rec (2007) (foto) y su digna secuela, Rec 2 (2009), filmadas junto a otro valor en alza, Paco Plaza. Alejandro Amenábar y J.A. Bayona se apuntaron al carro del terror psicológico, y arrasaron, con Los otros (2001) y El orfanato (2007), y otros como Nacho Cerdá y Paco Cabezas, han hecho sus pinitos con Los abandonados (2006) o Aparecidos (2007), respectivamente, y José Luis Alemán estrenará, a principios del año que viene, la ambiciosa La herencia Valdemar. No nos olvidemos de los que han cruzado el charco, como Juan Carlos Fresnadillo con 28 semanas después (28 Weeks Later, 2007), los hermanos Pastor con Infectados (Carriers, 2009), Jaumé Collet Serra, afincado en Estados Unidos desde hace años y director de La casa de cera (House of Wax, 2005) o La huérfana (Orphan, 2009) o el citado J.A Bayona, que está manos a la obra con Hater, de estreno el año que viene.

Llegarán tarde o temprano...



Vampiros y hombres lobo

A nivel masivo, no hay discusión en que Luna nueva (New Moon), secuela del gran éxito Crepúsculo (Twilight, 2008), será la película de vampiros (y hombres lobo) por excelencia este año. Pero, si nos ceñimos al cine de vampiros más centrado en el terror, o al menos en terrenos oscuros, un puñado de propuestas nos proporcionará, o eso pretende, emociones más fuertes y/o visitas al subgénero más trascendentales. Empecemos hablando de Daybreakers, dirigida por los hermanos Spiering, responsables de aquella grata sorpresa que fue Los no muertos (Undead, 2003). Está protagonizada por Ethan Hawke, Willem Dafoe y Sam Neill, lo que garantiza, al menos, un buen gusto en el casting; Blood: The Last Vampire (co producida con Japón) nos traerá la adaptación del popular anime homónimo; En un ambito más “familiar” tendremos El circo de los extraños, adaptación de la primera de las tres novelas escritas por Darren Shan, con un reparto secundario de lujo, entre los que destacan John C. Relly, Salma Hayek o Willem Dafoe (que le ha dado por los vampiros, parece ser); Will Smith volverá a ser “el ultimo hombre vivo en una Tierra llena de vampiros” en Soy leyenda 2 (I Am Legend 2), titulo provisional para la precuela de tan exitosa (y libre) adaptación de Richard Matheson; La magnifica Déjame entrar tendrá remake americano, dirigido por Matt Reeves, coleguita de J.J Abrams, que ya dirigió para él Monstruoso (Cloverfield, 2008); Otro remake que se avecina, aunque está en la cuerda floja, es el de Los viajeros de la noche (Near Dark, 1997), que pensaba producir Michael Bay; Paco Plaza demostrará que hay vida después de Rec, y para ello prepara Maldito viernes, basada en una idea de un fake trailer que él mismo realizó; El popular videojuego Castelvania, dueño de una longeva saga, será por fin adaptado a la gran pantalla, con James Wan tras las camaras; Más independiente y "provocativa" es Lesbian Vampire Killers, que, aunque dudo que se estrené por aquí en cines, ya se puede encontrar por otros medios. Su titulo lo dice todo, y en algunos festivales ya se lo han pasado bastante bien con ella; De Corea nos llega Thirst, una nueva poesía en movimiento (teñida de rojo) del director Chan-wook Park, que ya ha recogido varios premios en festivales como Sitges o Cannes; Los hombres lobo no están tan en boga como el nuevo cine de vampiros, pero ahí estará la esperada El hombre lobo (The Wolfman), con Benicio del Toro y Anthony Hopkins, para dar un poco de espectáculo mainstream al mito; Parece confirmado que habrá una cuarta entrega de la saga Underworld, aunque hay poca información de momento. Lo que no dudamos que es habrá vampiros y hombres lobo arreándose guantazos, es obvio, y dicen que podría verse en tres dimensiones; El hombre lobo, además de Dracula y otros monstruos miticos, podrian volver en el remake de Una pandilla alucinante (Monster Squad) cuyo guión ha escrito Rob Cohen.


Espíritus, casas encantadas y otros seres sobrenaturales

No creo que haya recordar que la película “estrella” de éste subgénero está siendo Paranormal Activity (foto). Es complicado que el año que viene surja un fenómeno similar en torno a la misma temática. De momento, atención a los datos, 15 mil dólares de presupuesto y, hasta el momento, 74 millones recaudados solo en Estados Unidos; El clasico Poltergeist, fenómenos extraños (Poltergeist, 1982) tendrá su remake, dirigido por Vadim Pedelman, el de Casa de arena y niebla (The House of Sand and Fog, 2003); The House of the Devil, dirigida por Ti West, también responsable de la aún por estrenar Cabin Fever 2: Spring Fever, está llamando la atención estos días en Estados Unidos; la citada La herencia Valdemar, del español José Luis Alemán, y con el regreso de Paul Nachy como actor a proyectos de mayor envergadura, será la respuesta española en el subgénero, adaptando la obra de Lovecraft; Los arcángeles lucharan contra unas fuerzas del mal bastante monstruosas en la, a priori, muy interesante Legion, con Paul Bettany y Dennis Quaid; El propio Quaid tendrá personaje importante en Pandorum, no de una casa, sino de una nave espacial plagada de monstruosas criaturas y fenómenos paranormales deseosos de sangre; Los infernales cenobitas comandados por el amo del “dolor placentero”, Pinhead, volverán del infierno para hacer de las suyas en el remake de Hellraiser, que, se supone, iba a dirigir Pascal Laugier, pero aún no se ha confirmado; Freddy Krueger tambien nos volverá a llevar a sus pesadillas mortales en el remake de Pesadilla en Elm Street, que, todo sea dicho, no pinta nada mal de momento; Chucky, o el asesino que depositó su alma en el “frágil” cuerpo del muñeco, será revisitado por su propio creador, Don Mancini, y aseguran que las bromas y auto parodias de las ultimas entregas de la saga han terminado; Wes Craven volverá a sus asesinos sobrenaturales tras Pesadilla en Elm Street, o al menos eso es lo que se intuye en la premisa de 25/8.


Alienígenas y/o monstruos varios

Milla Jovovich investiga casos de presuntas abducciones en The Foruth Kind, a medio camino entre el formato tradicional y el falso documental; El equipo de Iron Man, es decir, Jon Favreau en la dirección y Robert Downey Jr de protagonista, se verá las caras de nuevo en Cowboy & Aliens; El ruso Timur Bekbambetov aportará su particular estilo tras las camaras a Moby Dick, remake, o reformulación, del clásico de la ballena “asesina”; District 9 tendrá secuela, o precuela, aún sin titulo, que volverá a dirigir Neil Blomkamp, con producción de Peter Jackson; Sin confirmar aún se encuentra la secuela de Monstruoso (Cloverfield, 2008), que en todo caso volvería a producir J.J. Abrams; Los coreanos regresan a una de sus monsters movies más exitosas con The Host 2, que, por desgracia, no dirigirá Joon-ho Bong; Otro remake que se prepara es el del clásico La cosa (The Thing), aunque aún hay poca información; Stephanie Meyer, la escritora cuyas novelas dieron pie a la saga Crepusculo, ya ha vendido los derechos de su nuevo libro, The Host (no, no tiene nada que ver con la coreana), a cerca de unas “almas invasoras”; Se dice, se rumorea, se asegura, se desmiente, que Independence Day (1996) tendrá secuela (¡!), pero solo si vuelve Will Smith al reparto; Lo propio sucede con Men in Black 3, a la espera de que Smith y Tommy Lee Jones firmen definitivamente sus contratos.



Psicópatas (terrenales)

Michael Myers nunca muere, así que Rob Zombie estrena nueva secuela, esta vez de su propio remake; Otro que no muere ni aunque le bañen el lava es Jason, y el éxito de su remake, como era de esperar, ha dado luz verde a la secuela; Los miembros caníbales de La matanza de Texas tampoco tienen vacaciones, y regresarán una vez más, pero esta vez en tres dimensiones; Los sicóticos dispuestos a jugar con felices parejas de Los extraños tendrán su correspondiente secuela; Unas jovencitas lo pasarán muy mal por jugar con quien no debían en Hermandad de sangre (Sorority Row), remake de The House on Sorority Row (1983); Wes Craven dirigirá, por fin, Scream 4, después de cancelarse el proyecto debido a los problemas económicos de sus productores, los hermanos Wenstein; Saw VI volverá a ensangrentar las pantallas el próximo Halloween, y esta vez en tres dimensiones; Algún día quizás podamos ver Dread, adaptación de un relato de Clive Barker con jóvenes estudiantes obsesionados por ciertos videos caseros.

Zombis e infectados

Como parece habitual en los últimos años, George A. Romero volverá a lo mejor sabe hacer con su ultima película, Survival of the Dead. Esperemos que tenga más suerte, en cuanto a distribución, que El diario de muertos (Diary of the Dead), la cual hemos tenido que ver directamente en formato domestico; Bienvenidos a Zombieland (Zombieland) añadirá un toque (o varios) de humor negro y festivalero a los zombis modernos, en lo que muchos ya han definido como la digna respuesta estadounidense a la genial Zombies party (Shaun of the Dead, 2004); 28 months later concluirá, o eso dicen, la trilogía iniciada por Danny Boyle con 28 días después (28 days later, 2001) y que continuó la citada secuela dirigida por Fresnadillo; Los rumores afirman que Rec 3 ya está en marcha, aunque vista la segunda nos quedan demasiadas dudas sobre si podrá considerarse como “una de zombis”. Además, ni Balagueró ni Plaza están interesados en dirigirla; De Francia llegará La horde, aplaudidísima mezcla del cine de zombis y el de acción rollo Jungla de cristal (Die Hard, 1988) y “nombrada” revelación del terror francés de este año, como en el pasado lo fue la polémica Martyrs; Resident Evil tendrá una nueva continuación, la cuerta, con Afterlife, en la que Paul Anderon volverá a tomar las riendas de la dirección y, como no, Milla Jovovich repartirá palos a los muertos; Un proyecto muy rumoreado, pero aún no confirmado del todo, es Army of the Dead, que debería ser el regreso de Zack Snyder a la temática, tras la genial Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, 2004). El caso es que el director parece desligado del proyecto, al menos en dichas labores, pero la propuesta pinta fenomenal de llevarse a cabo. Una de zombis de ambiente épico y formato rollo 300 (2006); La población enloquecida de The Crazies, volverá en un remake, en clave pseudo zombi (o infectados).