G.I Joe: The Rise of Cobra, aquí conocida como G.I Joe a secas, es uno de esos extraños casos en los que, pese a que no vaya a ser ningún éxito, sus responsables están más o menos contentos. Me explico. Cuando se inicio el rodaje, la película se perfilaba como uno de los platos fuertes para este año. A medida que el proyecto avanzaba, y sobretodo a pocas semanas del estreno, tales previsiones fueron menguando, pasando de ser uno de los blockbusters del año a una más en la cartelera veraniega. Las malas impresiones, sin aún ser vista, que despertaba por Internet fueron el primer aviso. Después, la negativa de sus creadores a ofrecer pases previos, tanto a público como a crítica, disparó del todo la alarma. Todo esto llevó a que los analistas pronosticaran un estreno alrededor de los 40 millones de dólares en Estados Unidos. Esta cifra, que no esta nada mal, sin embargo es pobre si consideremos que su presupuesto, sin incluir publicidad, ha ascendido hasta llegar a los 175 millones. No obstante, pese a las malas previsiones, G.I Joe se ha hecho en sus tres primeros días con unos correctos 54 millones. Ahora bien, si la película, como es de esperar, cae rápidamente en las próximas semanas (más de un 50%), su taquilla final oscilará entre los 120 y 130 millones. En el resto del mundo es dudoso que sea un megahit, por lo que seguirá siendo una cantidad insuficiente. Pero, como dije, ante tan malos augurios, no deja de ser una medio alegría.
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