En el nombre del rey (In the Name of the King: A Dungeon Siege Tale, 2007)

Tras la muerte de su hijo y el secuestro de esposa, por parte de unos extraños soldados que obedecen órdenes por telekinesia de un miembro corrupto del reino, un hombre llamado “granjero” terminará por unirse a las tropas del rey para derrotar los planes conspiradores.

Alguno se preguntará qué hay peor que una película de Uwe Boll. La respuesta es una película de Uwe Boll de más de dos horas. Eso mismo es En el nombre del rey. Puro Boll, con algo más de presupuesto, las estrellas b de siempre (aquí tenemos a Burt Reynolds, Ray Liotta, Ron Perlman, Leele Sobieski y, por supuesto, Jason Statham) y decorados, dirección, montaje y banda sonora del cutre característico. Para no variar, se trata de la adaptación de un videojuego. En este caso, Boll ha puesto sus sucias manos sobre Dungeon Siege, un popular juego de rol de PC, que más tarde dio el salto a consolas. No contento con destrozar las ilusiones de los fans de House of the Dead, Alone in the Dark y BloodRayne, el director alemán, afincado, se desconoce como, en Hollywood, hace muestra de sus habilidades una vez más.

Sinceramente, no soy conocedor del juego en que se basa. Por tanto, hablar de ésta película como adaptación se me presenta difícil. Como pretendida película de fantasía heroica y batallas épicas, En el nombre del rey es un desastre en toda regla. Una especie de versión trash y telefilmesca de la trilogía El señor de los anillos (Lord of the Rings, 2001-2003), con batallas de andar por casa, épica de cartón piedra y pretensiones inversas a los resultados. Muchos de los actores están sobreactuados, y las criaturas a enfrentarse causan menor impacto que ver a Burt Reynolds sin poder gesticular debido al botox. Cualquiera puede pensar que esta cosa ha costado menos de diez millones de dólares. Pero no. Según algunas fuentes, En el nombre del rey ha costado sesenta millones (¡!). No se quien será el amigo que da dinero a Boll para sus fechorías, pero sin duda es un buen amigo.

Lo mejor: No es tan terrible como Alone in the Dark (2005)

Lo peor: Que Boll siga teniendo facilidad para adaptar videojuegos. Temblad consoleros.

Valoración (0 a 10): 2

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